No deberían de asustarlo a uno, de esta manera, un doctor se acercó a mi mujer a verificar sus signos vitales mientras veía cómo la doctora sacaba a un nuevo integrante a nuestra familia, al momento que se lo entregan a la enfermera a mí me sacaban del quirófano y en el pasillo me muestran a mi cuarto hijo, a mi colado.—Bienvenido Liam Sandoval.Tocó ponerle un nombre, lo besé en la frente, me lo quitaron muy rápido, no me dejaron verlo bien. Vi cuando ingresó corriendo el oncólogo que llevaba el caso de Verónica, esta bendita zozobra me iba a dejar con una arritmia cardiaca. La enfermera me condujo hasta donde todos estaban esperando noticias.—De gracias que es una clínica pequeña y son los pacientes consentidos de la dueña, hay muchas personas para una misma paciente. —comentó malgeniada la enfermera—. Le avisaremos cuando pueda pasar a ver a sus hijos en neonatos.—Roland, ¿cómo fue todo?, ¿cómo está mi hija? Tienes sangre en la ropa.Miré a don Fausto, luego me miré y tenía la b
La carcajada de la doctora fue contagiosa, se tapó la boca para no despertar a los bebés que dormían, se habían quedado calladitos desde que los unimos, los ubicamos como creo que estaban en el vientre de Verónica,—Quiero ver a mi esposa.—Ya salió de recuperación, esta dormida, mañana te prometo que podrás verla.—Solo déjeme verla y darle un beso. Déjeme estar a su lado, los Sandoval no molestarán sino hasta las cinco de la mañana.—Con ustedes he quebrantado todas mis reglas. Veré que puedo hacer.—Doctora, me gustaría invertir en su clínica, hacerla una de las mejores en Texas con la mejor infraestructura y tecnología. —cerró los ojos y respiró profundo.—Necesitaba un inversionista. —Se tapó la boca.—Pues ya lo tiene. Y no solo uno, hasta el momento la asociación es de cuatro.—Gracias, luego hablamos de esto, ahora déjeme ver qué puedo hacer futuro socio.—Solo quiero dormir al lado de mi mujer.—Desde mañana Verónica podrá amamantar a sus hijos por quince días, lo podrá hacer
—Tranquilos, apenas salga de mis dos horas me relevará alguno.—El señor Gustavo solicitó una cita conmigo. —Se me acercó la doctora.—Es nuestro gerente financiero. —dije.—Ya acordamos ahora a las ocho.—¿Podemos utilizar el celular?Preguntó Simón, las enfermeras afirmaron, Verónica le sacó los gases a Victoria, al rato una enfermera me quitó a Dante.—Ellos pasan la mayor parte del día durmiendo, deben tener las horas de alimentación que no pasen de dos horas cada uno. Ya le traigo a su princesa mientras la madre alimenta a este galán. Son preciosos sus hijos, en verdad son unos niños de portada.—Gracias.Dije, no sé qué ha pasado con ese Roland tenebroso, mírenme ahora, la doctora Jones solicitó un suplemento vitamínico para Verónica, pidió que le instalaran una cama y pudiera estar más cómoda, la ubicarían a un lado de la habitación, por su herida era mejor mantenerla semi acostada, y no sentada.—En dos horas vendrá Gustavo y Miguel, luego Arnold y Guadalupe, para el medio día
—Perdone la imprudencia, apenas lo estoy conociendo, me atreví de pedirle que habláramos de tú, porque con Roland ya tengo esa confianza, yo puedo ser tu mamá, ¡por el amor de Dios! —La señora me miró fijamente, era como estar viendo a la vieja Josefina escaneándome.» No me está pidiendo el consejo, pero déjeme decirle que a mis cincuenta y cinco años y con algo de experiencia te digo que no pierdas el tiempo con una mujer que no sabe valorarte. No te conozco, no sé tus pecados, así fueras un asesino, ladrón, mujeriego el que le hablaras con claridad, y le hayas demostrado lo importante que es ella para ti, y, aun así, sigue empecinada a no aceptarte.» No vale la pena, no pierdas el tiempo. ¡Mírate!, eres un hombre atractivo. Perdón por este comentario, es evidente, ella no te quiere de la misma manera que tú a ella. Por muchos traumas no puedes desperdiciar tu valioso tiempo en una persona carente de pantalones para dejar su pasado y soltar lo que la amarga.» Espero haber sido cla
—¡Revieja!Estar en casa del patrón siempre me ha gustado, era la única versión que conozco de una familia, no quiero recordar mi niñez. Inés, mi bella negra era la imagen de madre que quiero conservar. Era cierto que la vida no le dio hijos, pero con nosotros desde pequeños le hemos dado ese papel.—¡Revieja tu abuela!Me pellizco y me sentó en el taburete de la isla en la cocina del rancho. Era abstracta la escena, una mujer tan bajita sometiendo a un hombre de mi estatura, de un metro con cincuenta y siete versus un metro con noventa y ocho de estatura, pero así era, siempre ha sido la única mujer que me da coscorrones, pellizcones y manotazos cuando la voy cagando.No soy un hombre que expresa los sentimientos, aunque todos saben cómo soy y me comprenden, demuestro con hechos mi lealtad para con ellos, pero siempre he hecho una excepción con mi negra bella.» Tú y yo tenemos varias conversaciones pendientes. Les acepto que me digan vieja cuando lo dicen con cariñito, ¿qué es eso
—Buenos días.A la cocina ingresó el padre mirando el celular. Todos les respondimos el saludo.» Simón, analizando lo que pasa con la situación de Verónica, voy a aplazar mis vacaciones para dentro unos dos meses, ella en veinte días ingresa a la quimio y a eso que le harán. —movió las manos.» Son otros veinte días las que debe estar aislada de todos. Eso hace casi mes y medio. ¡Quiero ser el padre que los case a ustedes y bautice a los cuatrillizos! ¿Te parece?—Rata cuadra todo, recuerda que en un mes tendríamos la convención. Deberá aplazarse.—Sí, tienen razón, cuadraremos y dejemos todo para dentro de dos meses y medio.—Bueno, ya es hora de irme.Tomé la nevera portátil, me acerqué a Inés, siempre me da la bendición, era sagrada para mí, aun estando en Colombia la llamo en la mañana y en la noche para que me dé la bendición. Vi que la señora Consuelo miraba la escena con ternura.—En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo. Que Dios, la Virgen y los ángeles te custo
Han pasado quince días desde la llegada de nuestros hijos. Quince días con el trajín más grande del mundo, pero nunca había sido tan gratificante. Mañana ingresa mi mujer a la yodoterapia, no la veré por ocho días y a la casa vendrá en quince días, la doctora nos dijo que era lo mejor, debemos erradicar cualquier radiación por los niños.A todas las personas que nos han ayudado solo tengo gratitud hacia ellos, mientras el Padre, Gustavo y Arnold regresaron a Colombia, llegó Raúl, Santiago y Luz Marina y los relevaron. Gladis también vino por unos días y se sumó a la maratón de darle calor a mis hijos.Para la doctora fue sorprendente ver a personas tan dispuestas a ayudarnos, eso solo le decía que éramos seres con calidad humana, algo que le agradaba demasiado. Dante y Enrique alcanzaron en una semana el peso faltante.A ellos los sacaron de la incubadora, podíamos llevárnoslos a casa y eso hicimos, aunque debíamos de seguir dándoles calor, dormían en nuestro pecho, cambiamos cada vez
Esperé a que mi mujer se arreglara, el vestido evidenció lo delgada que estaba, tomé el monitor para escucharlos, también le había puesto una cámara a la cuna, enlacé la IP al celular de Verónica, los primeros ocho días no tendrá celular, después si y podrá ver a los niños, yo también tengo la misma imagen. Estaremos desayunando y ellos se quedan durmiendo. Verónica se quedó mirándolos. —Roland cuídalos, por favor. —Hermosa, ¿por qué crees que me quedo? —acuné su rostro y la besé—. Vamos a que desayunes. Al bajar en el inmenso comedor estaban todos mis amigos, Raúl y Santiago. Teníamos el tiempo contado, Carmela había hecho un desayuno delicioso. A cada momento mi mujer miraba el celular viendo a nuestros hijos, le tomé la mano. Miguel se levantó de la mesa. —Vero, debes llegar al aeropuerto, anda vamos, es hora de comenzar a despedirte. Con nostalgia mi mujer se despidió de Luisa, Diana, mi madre, Inés, Guadalupe, cuando llegó a Gustavo le dijo algo, lo mismo hizo con Arnold, Dan