Capítulo 30

  —¿Qué haces aquí? —Odiel cuestionó con reclamo. Él estaba sobre un gran árbol observando los campos de Nim.

 —¿No fue exagerado venir a otra región? —Leela se sentó a su lado.

 —Necesito pensar.

 —¿Y para pensar tienes que venir tan lejos?

 —¡Déjame en paz, chiflada!

 —Para ser un maestro guía te comportas como un inmaduro infantil. —Ella bufó y él sonrió.

 —Es tu efecto en mí. Sabes que siempre me has gustado, mi vida era fácil de esa manera...

 —Pero ahora todo se complicó. —Leela sonrió—. Ella no está casada y siente lo mismo por ti.

 —Para ser una loquilla eres muy observadora.

  —Así es. Ella está esperando a que des el

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