—¡Báñate bien! —La voz de odio de la jefa de los sirvientes retumbó en sus oídos mientras agua fría caía sobre su piel. Estaba desconcertada y confundida. Había anochecido y ella se encontraba limpiando el piso de la cocina cuando dos guardias la tomaron por los brazos y la llevaron a aquel baño donde Dinora empezó a echarle agua helada encima con furia. Le pasó un jabón aromático con el que ella limpió todo su cuerpo.
Todo su ser temblaba por aquel frío insoportable hasta que una manta fue tirada encima de ella, se refugió en su calidez y se envolvió en la tela. Casi grita cuando la jefa la jaló por los cabellos y la llevó a rastras a una habitación. Le tiró un vestido transparente y largo, con un escote en forme de V que terminaba en su clavícula, mostrando parte de su prominente busto. Una muca
—¡La maldita escapó! —Kia gritó airada—. ¿Cómo lo hizo? Estaba moribunda. —¡Alguien debió ayudarla! ¡No tiene sentido! —Aurora profirió con preocupación, si sus sospechas eran ciertas, su plan de manipular a Lían se había ido a la borda—. No te preocupes, buscaré la forma de atraparla —aseguró.***—¿Cuál es el plan? —Lían le preguntó a Darina expectante.—Bueno, debemos buscar la forma de romper la ilusión, por lo menos ya ustedes tienen sus recuerdos. Estoy tratando de contactar a Leyda y Aaron, ellos pueden utilizar el cetro para romperla.—Creí que se habían regresado a su mundo. —Lían comentó.—Sí. Están de luto por la muerte de Ocus. Al
Sueños es un corto especial sobre la vida de Diana y Lían, después de que se les borrara sus recuerdos del año en que fueron transportados a la tierra.Aunque pertenece a la saga Mundos, no es Mundo Paralelo y es una pequeña historia romántica.La pareja se reencuentra y entre ellos surge una amistad acompañada de una intensa atracción y la sensación de haberse conocido antes. Diana tiende a soñar con un joven a quien no puede ver su rostro y su preocupación no es solo la sensación de tristeza y nostalgia al otro día, muchas veces es la excitación de algunos sueños donde ella tiene relaciones sexuales con aquel extraño. A medida en que la pareja se va relacionando, el rostro del joven se hace más claro y la preocupación y tensión de nuestra protagonista empeora al descubrir qu
Sus besos dulces la enloquecían, sus dedos traviesos jugueteaban sobre su ombligo y sus labios acariciaban su cuello. Un gemido de parte de ella provocó un gruñido en él.—¿Mi leoncito está gruñendo? —dijo divertida y él soltó una carcajada.—Te amo —susurró sobre sus labios.—Yo también te amo. —Ella respondió antes de devorar su boca.Diana despertó llorando otra vez. No entendía la razón de sus sueños, tampoco la nostalgia en su pecho. Respiró varias veces y se adentró al baño, abrió la ducha y entonces se percató de que tenía el pijama puesto. Se quitó la ropa mojada decidida a tirarla sobre el piso, pero algo la detuvo. Por alguna extraña razón, sentía que alguien aparte de sus padre
—Ah... —Un gemido sonoro salió de sus labios, su cuerpo temblaba y gotas de sudor emanaban de su piel. La cabeza cubierta de ondas sedosas que se convertían en bellos rizos en la punta, descansó sobre su busto inundando su piel con su cálida y acelerada respiración. Le encantaba estar así con él después de una buena sesión de sexo. Disfrutaba enredar sus dedos entre sus ondas y que él le acariciara el hombro con su dedo índice.—¿Me hornearás un pastel, hoy? —Su voz suave y varonil era música para sus oídos. Lo amaba y le encantaba cuando le pedía que cocinara para él, pues le hacía sentir la mejor cocinera del mundo.—Sí, hornearé lo que desees, tú solo pídeme lo que quieras —respondió con una gran sonrisa y él pegó sus frentes
—¡¡Lían!!—¡¡Diana!!El rizado se despertó alterado y con la respiración entrecortada. Pasó sus manos por su cabello varias veces. El dolor en el pecho y la sensación de pérdida eran insoportables. La tristeza de que algo o alguien le faltaba lo consumía en secreto, entonces recordó esos ojos grises que se quedaron impregnados en su mente. Y aunque había pasado un año, ese hermoso rostro no salía de su cabeza.***—Hola, preciosa. —El pelirrojo besó sus labios con pasión y la sostuvo y de la espalda baja.—¿A dónde me llevas? —Ella preguntó intrigada, pues él empezó a dirigirla por un túnel oscuro.—A la gloria, preciosa. A la gloria.***
—Me encanta bañarme en este río, no es hondo y la arena se siente acolchada, es agradable el contacto con los pies. —Diana informó mientras se deshacía de su vestido, luego se quitó su ropa interior, quedando completamente desnuda delante de él. El chico tragó pesado y su corazón latió con agitación. —¿Qué haces? —inquirió con voz temblorosa.—Voy a refrescarme. ¿Quieres acompañarme? —invitó con una sonrisa coqueta y se metió al agua. Él se desvistió con rapidez y la siguió con la respiración agitada. Jugaron con el líquido cristalino un rato, hasta que el rizado la atrajo a su cuerpo y empezó a devorar su boca.Diana se despertó con lágrimas en los ojos. Tenía varios días que n
Diana lo miraba incrédula, en cambio él estaba fascinado frente a ella.—¿Q-Qué haces aquí? —Ella tartamudeó.—Creo que soy yo quien debe preguntarlo. —La miró con tal intensidad que su escrutinio le provocó temblores.—Me dirijo a mi pieza...—¿Te mudaste en esta ciudad? —Lían la interrumpió impresionado.—Sí... Tengo un par de semanas aquí...—Eres la hija de Pavlosky, ¿cierto? —Jinag la abordó.—Sí...—Me imagino que debes ser muy buena en la batalla. Esos tipos son asaltadores espaciales, viajaron con una piedra que robaron. Se equivocaron de mundo y cayeron aquí. —Jinag dejó salir una risita—. Los vamos a llevar de regreso para que sean encarcelados. Gracias por atrapar
Diana estaba preparando algunas mermeladas que le habían asignado. Se sentía feliz de poder colaborar en la cocina y se esmeraba en su trabajo. Estaba pensando hornear un pastel y llevarles muestras para que la dejen hornear, también.—Diana, hay una clienta preguntando por ti. —Xiang, la amiga que le había recomendado la tienda donde se suplió, le avisó.—¿A mí? —preguntó sorprendida.—Sí, ella me dijo que quería hablar contigo. —Su amiga se encogió de hombros.Diana fue a recibirla y sonrió al ver a la rubia frente al mostrador, quien la escaneó con la mirada de una forma que la hizo sentir incómoda.—Hola, ¿cómo te puedo ayudar? —Diana preguntó en tono profesional y cortés y la rubia se le acercó.—Necesito una recomen