—Me encanta bañarme en este río, no es hondo y la arena se siente acolchada, es agradable el contacto con los pies. —Diana informó mientras se deshacía de su vestido, luego se quitó su ropa interior, quedando completamente desnuda delante de él. El chico tragó pesado y su corazón latió con agitación.
—¿Qué haces? —inquirió con voz temblorosa.
—Voy a refrescarme. ¿Quieres acompañarme? —invitó con una sonrisa coqueta y se metió al agua. Él se desvistió con rapidez y la siguió con la respiración agitada. Jugaron con el líquido cristalino un rato, hasta que el rizado la atrajo a su cuerpo y empezó a devorar su boca.
Diana se despertó con lágrimas en los ojos. Tenía varios días que nDiana lo miraba incrédula, en cambio él estaba fascinado frente a ella.—¿Q-Qué haces aquí? —Ella tartamudeó.—Creo que soy yo quien debe preguntarlo. —La miró con tal intensidad que su escrutinio le provocó temblores.—Me dirijo a mi pieza...—¿Te mudaste en esta ciudad? —Lían la interrumpió impresionado.—Sí... Tengo un par de semanas aquí...—Eres la hija de Pavlosky, ¿cierto? —Jinag la abordó.—Sí...—Me imagino que debes ser muy buena en la batalla. Esos tipos son asaltadores espaciales, viajaron con una piedra que robaron. Se equivocaron de mundo y cayeron aquí. —Jinag dejó salir una risita—. Los vamos a llevar de regreso para que sean encarcelados. Gracias por atrapar
Diana estaba preparando algunas mermeladas que le habían asignado. Se sentía feliz de poder colaborar en la cocina y se esmeraba en su trabajo. Estaba pensando hornear un pastel y llevarles muestras para que la dejen hornear, también.—Diana, hay una clienta preguntando por ti. —Xiang, la amiga que le había recomendado la tienda donde se suplió, le avisó.—¿A mí? —preguntó sorprendida.—Sí, ella me dijo que quería hablar contigo. —Su amiga se encogió de hombros.Diana fue a recibirla y sonrió al ver a la rubia frente al mostrador, quien la escaneó con la mirada de una forma que la hizo sentir incómoda.—Hola, ¿cómo te puedo ayudar? —Diana preguntó en tono profesional y cortés y la rubia se le acercó.—Necesito una recomen
Diana había terminado su turno de la mañana por lo que se dispuso a salir de la repostería. Estaba agradecida de que terminara su día, pues su mente divagaba en los últimos acontecimientos; el beso de Lían, su nueva amiga y posible novia del rizado y lo que la traía nerviosa y distraída: los sueños eróticos con Lían. Sus mejillas se sonrojaron y su cuerpo ardía, el simple hecho de imaginar al rizado haciéndole todas esas cosas le provocaba sensaciones que creyó no existían. Esos sueños eran muy reales, como si fueran recuerdos. Por lo menos no se sentía tan depravada cuando soñaba con él haciendo otras cosas que no implicara aquello.—Diana. —Su corazón latió con agitación al escuchar a Lían nombrarla.—Hola. —Trató de sonar lo más natural posible y poder disimu
—¡No debiste hacer eso, Otelo! —La rubia lo confrontó furiosa—. Si te lo conté fue para desahogarme, no para que fueras a reclamar nada a Lían. ¡Qué humillante!—Lo siento, es que me dio mucha rabia que sufrieras por él —se excusó cabizbajo.—No entiendo tu comportamiento, Otelo. Lían es tu amigo también y no está obligado a sentir lo mismo que yo.—Es un idiota, eres perfecta. No entiendo cómo pudo rechazarte —dijo con ojos brillosos y sostuvo sus manos. Estaba decidido, dejaría su cobardía y le confesaría sus sentimientos.***Un mes después...Diana se acercó a Xiang en el almuerzo que por suerte le tocó a la misma hora.—Bien, me dirás qué sucedió. No soporto verte tan triste, t&uacu
Lían y Diana se sentaron bajo un gran árbol en un parque cercano a la tienda, las flores que él le compró yacían al lado de ella, junto a la cajita donde estaban las muestras.—Ni siquiera las probaron —dijo cabizbaja y con ojos cristalizados—. Me dijeron que solo soy una empleada que está allí para asistir a los clientes y limpiar mesas, que no me crea tanto. —Las lágrimas mojaron sus mejillas. Lían puso su mano sobre la de ella y la miró con ternura.—¡Son unos idiotas! ¿Que se creen ellos? Tus postres son mucho mejor, eres profesional y te preparaste para ello. Solo son unos inflados que no aprecian algo diferente ni que están dispuestos a renovar, además de ser unos clasistas superficiales.—Son muy buenos y por algo tienen su fama. —Diana hipó—. Yo... fui muy presuntuosa al creer que pod&ia
—¡Lo sabía! ¡Ese tipo no era de fiar! —Nikaus caminaba de un lado a otro con nerviosismo.—¿Qué tipo? —Lars indagó alarmado. Todos se habían reunido en el Dojo de Jing, puesto que sospechaban del asesino que siempre se les escabullía.—Nancy empezó a salir con un hombre, nunca me quiso decir de quién se trataba; bueno, ella y yo nos dejamos de hablar por eso... —Nikaus respondió nervioso.—¡No! Mi dulce niña no puede estar en manos de un asesino, ella no sabe defenderse. ¡Debí enseñarla! Pero claro, la tonta de su madre siempre se negó, ahora ella está en peligro y no sabemos dónde ni con quién. —Lars se lamentó con los ojos llorosos.—La encontraremos, Lars. —Jing aseguró.—Eso es
DianaRespiro varias veces, pues mi nivel de estrés ha subido últimamente con tanta demanda. A nuestro segundo año de poner el restaurante de comidas dulces en Zafiro, ya tenemos sucursal en Met. Inspecciono por última vez el lugar y suspiro satisfecha. Ha sido un arduo trabajo, pérdida de sueño, días sin tener tiempo ni para comer, mucho estrés y viajes inesperados; hemos tenido que sacrificar muchas cosas, pero ha valido la pena. Cierro la puerta, saludo a los guardias y miro por todos lados. Creí que Lían ya estaba aquí; hago una mueca y frunzo el ceño.—¡Para qué me dice que ya llegó si no es cierto! —espeto con enojo, tal vez exagero, pero recuerden que tengo mucho estrés. —Hola, chica preciosa. ¿Por qué tan solita? ¿Quieres que te haga compañía?S&iacut
Lucero verde—¡Diana! —Dimitri la llamaba desde el taller, mas no obtuvo respuesta. Su esposa entróy lo abrazó desde atrás; él se volteó quedando frente a ella, sostuvo su rostro y la besó en los labios con pasión. Amaba a esa mujer con locura. Ella se quedó embelesada con sus orbes grises que nunca perdieron su misterio.—Diana fue a visitar a sus tíos —dijo coqueta. Atrapó sus labios juguetona, pero él la apartó y arrugó el rostro.—Últimamente está visitando mucho a "sus tíos". —Hizo ademanes de comillas y el disgusto se expresaba en su rostro.Los Harrison no eran familiares, sin embargo, se volvieron cercanos a ellos después de la gran batalla que se libró para la restauración de Lucero verde; por tal razón t