Capítulo 42

Era la segunda vez que Jing derramaba todo su interior en llanto frente a Leela y a ella le llenaba de felicidad poder tener esa intimidad con él. Ambos lloraban con fuerza y libertad mientras se aferraban en un fuerte abrazo donde se sentían seguros y dónde encontraban consuelo y refugio. Jing pegó su frente a la de ella, mirándola con intensidad y con el rostro mojado.

  —Gracias... —susurró sobre sus labios causando que ella se estremeciera al sentir su cálido aliento sobre su rostro. Las manos de él temblaban y las palabras se le dificultaban, pero poco a poco, su respiración volvió a estar calmada y su corazón latía con más tranquilidad. Una paz que jamás había experimentado se apoderó de su ser y una sensación de felicidad lo embargó. ¡Se sentía tan relajado y liviano! Como si se hubiera desecho de una gran carg

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