Capítulo 3. Presentación

Evelyn Peterson

Escuché mis tacones golpear con fuerza el suelo del estacionamiento privado, estaba cabreadísima, ¿Cómo se atreve a decir que yo y su padre…? Dios mío, mi sangre hirvió, lancé mi maletín y me quejé del dolor de mi mano, le eché un vistazo y mis nudillos estaban rojizos, solté un largo suspiro, repasé mentalmente si tenía algo para bajar la hinchazón en mi nuevo congelador. Manejé hasta mi departamento, estaba a veinte minutos en auto, había tráfico, así que hice más de treinta. Mi celular sonó, me puse mi audífono para contestar vía bluetooth.

—Peterson—contesté sin mirar la pantalla.

—Cariño, ¿Dónde estás? —era Orson.

—Hola, cariño, ya voy llegando al edificio, ¿Falta algo para la cena?

—Solo el vino, ya empiezo a servir la cena.

—Bien, no tardo en subir—estacioné el auto, agité mi mano al sentir incomodidad por el golpe, negué pensando en que las cosas pudieron ser de otra manera, pero, así fue mi reacción, pienso en que irá con el chisme con Ellie, esta le diría a William, luego él me daría una reprimenda por golpear a su hijo menor, quizás y piense en cancelar mi nombramiento como editora en jefe de Editorial Brooks. Subí en el elevador, mientras mordía la uña del pulgar, los números avanzaban al ático, me había dado por primera vez en todo este tiempo, un lugar propio, Orson y yo lo habíamos elegido, él eligió los colores y muebles, yo solo quería la mejor cama para poder dormir y claro, una gran bañera y armario, Orson se había encargado de hacerlo posible, las remodelaciones duraron un mes, ese mes, estuve en la casa antigua que era de mi madre, me la había heredado cuando murió, una casa muy pequeña, pero confortable, tenía muchos recuerdos en ese lugar, aun así, al mudarme, Orson evitó que la vendiera, entonces, la conservo, más adelante, haría las remodelaciones y la usaría para descansar, ya que la casa estaba a las afueras de la ciudad, frente a un lago y un pequeño muelle. Las puertas del elevador privado se abrieron, al salir, con mi mano sana y no hinchada, me retiré las zapatillas de tacón, las cargué con dos dedos moviéndolas de un lado a otro, subí los escalones a la segunda planta, crucé el pasillo y llegué a la habitación principal, lancé el maletín y llevé las zapatillas al gran armario, me incliné para dejarlas en su lugar, me senté en el banco de botones que adornaba en medio del lugar, miré mi mano y acaricié con la otra mis nudillos, ya empezó a preocuparme mi reacción, busqué en el bolsillo mi celular y le mandé un mensaje pidiendo que me dijera como estaba su hermano, respondió al instante, que no tenía que preocuparme. Me vestí algo cómoda, escuché a lo lejos mi nombre.

— ¡Estoy en el armario! —grité mientras salía del armario, al salir, apareció Orson, sonrió al verme.

—Hola mi amor, ¿Cómo te fue? —se acercó y dejó un beso en mi frente.

—Bien, bueno, le rompí la nariz al hijo menor de William—Orson se quedó pasmado, sus ojos casi se podrían salir de su lugar.

— ¿Qué? ¿Por qué? —Su rostro se enrojeció de molestia— ¿Te hizo algo?

Negué, acaricié su brazo para que se tranquilizara.

—Solo hizo una suposición y…reaccioné.

Se cruzó de brazos, luego torció sus labios.

— ¿Me imagino que debe de pensar igual que su madre? —hice un movimiento de barbilla en afirmación. — ¿Por qué luego asocian que hay algo amoroso entre William y tú? Eso me molesta, ¿Le dirás a William? —negué.

—Es mejor hablarlo directamente mañana con William y le contaré lo que ha sucedido y el motivo por el cual le he roto la nariz. —Orson negó.

—Bueno, vayamos a cenar, debes de morir de hambre—afirmé, la comida con William fue interrumpida por una junta de emergencia. No había terminado de comer.

Bajamos de la segunda planta.

—Iré a la cava por el vino, ¿Rosado? ¿Tinto? ¿Blanco? —pregunté mientras caminaba a la cocina para cruzar una puerta para entrar a mi reserva.

—Rosado—escuché a Orson. Encontré uno que me encantaba su sabor, no sabía que era la cena, pero lo bueno que este vino a toda comida le quedaba, me encontré con él esperando en la isla de granito y salimos del ático en el elevador privado, bajamos al departamento que se encontraba debajo del mío, las puertas se abrieron, entonces el olor de la cena inundó mis fosas nasales.

—Lasaña—dije a Orson, sonrió al ver mi reacción.

—Súper italiana—sonreí, entré y me descalcé, quedándome en calcetas solamente, tenía un pantalón negro ajustado y una camiseta de un hombro colgado, me había recogido mi cabello negro en un moño en lo alto, se escuchaba música instrumental para Elisa, una de mis favoritas y la primera que aprendí a tocar de pequeña.

—Toma lugar, enfriaré el vino—dijo Orson quitándome la botella rosada. Me senté en el sillón de la gran sala minimalista, me encantaba venir a cenar a casa de mi ex, de la cocina escuché voces, así que decidí ir a asomarme, cuando abrí la puerta, Orson besaba a Chase, su esposo, al ver que había entrado se separaron entre risas.

—Lo siento—le saqué la lengua, Chase se le iluminaron sus ojos al verme.

—Cariño, llegaste—me acerqué a saludarlo, lo que tenía Chase, es que me daba un beso de “piquito” contra mis labios, a veces lo hacía Orson. Me separé y estiré mi cuello para ver el horno.

—Huele delicioso—Chase sonrió.

—Es mi especialidad la lasaña, un amigo fue a Italia en sus vacaciones y me trajo unas cosas para cocinar.

— ¿En serio? Un empleado de la editorial también ha ido, le trajo a William unas corbatas elegantes y a mí un collar con una piedra hermosa. —Chase siguió moviéndose por la cocina, Orson se había ganado la lotería con él, era alto, fornido, con un trasero redondo, pelirrojo y con barba que lo hacía ver más encantador de lo que era, su acento extranjero, era demasiado sexy.

Después de ayudar a poner la mesa, comenzamos a comer, la plática era trivial, las risas se hicieron, los arrumacos de parte de ellos, se hicieron de manera fugaz, me encantaba este matrimonio.

Di un largo trago a mi copa, Orson había puesto un empaque de verduras congeladas en mi mano para bajar la hinchazón, revisé y siguieron mis nudillos rojizos.

— ¿Y qué harás si William decide negarte por eso tu nombramiento? —Chase parecía preocupado.

—No lo sé, lo aceptaré, pero también él fue estúpido—terminé mi copa de vino. —Así qué, espero a ver mañana que pasa. —miré el reloj, era las diez pasadas de las noches. —Bueno chicos, los dejo, tengo que dormir. —me despedí de ellos, prometiéndoles que yo haría la cena la próxima vez.

Por la mañana, pensé miles de cosas, los posibles escenarios al ver a William, bajé de mi auto y me encontré con Brice, mi asistente personal.

—Señorita Peterson, llegó temprano. —arqueé una ceja al ver que había llegado temprano, tan perdida en mis pensamientos por lo de anoche, que salí antes de tiempo, arrugué mi ceño.

— ¿Y qué haces temprano? —ella sonrió.

—El señor Brooks me envió un mensaje anoche pidiéndome que organizara todo para una junta. —abrí mis ojos con sorpresa, ¿Por qué no me avisó a mí? Se supone que…cerré los ojos y me apreté el puente de mi nariz. M****a y doble m****a, Jack había hecho su movida, solté un suspiro y subí al elevador. Al llegar al piso principal, Brice no dejó de mirarme preocupad.

—Señorita Peterson, ¿Fue una imprudencia decirle lo dela junta?

—No, claro que no. —entré a mi oficina, dejando a Brice en su escritorio, preocupada. Caminé de un lado a otro pensando en que decirle a William, simplemente la verdad, Evelyn, él me provocó y yo reaccioné…

—Buenos días, Evelyn…—brinqué en mi lugar al escuchar a William, detrás de él, estaba Jack, tenía unas marcas moradas en sus ojos, un vendaje en su nariz, se veía…mal.

—Buenos días, señor Brooks—usé el profesionalismo, él entendió y sonrió.

—Tenemos una junta exprés, en diez minutos en la sala de juntas. —afirmé a su petición.

—Sí, claro, ¿Necesita que lleve algún reporte? —él negó.

—Solo tu presencia—y se retiraron, las paredes de cristal, mostraron a un Jack con cara de odio hacia a mí, caminó detrás de su padre hasta que desapareció de mi vista.

—Mierda, m****a, m****a…

— ¿Tan temprano y maldiciendo? —brinqué de nuevo en mi lugar, me volví hacia la puerta, era Logan, el hijo mayor de William.

—Hola, Logan, —notó mis nervios.

— ¿Pasa algo? —pasé saliva con dificultad, negué, Logan entró a la oficina. —La reunión es para informarles que Jack tomará el mando de la editorial.

— ¿Desde cuándo a tu hermano le interesa la editorial? —Logan se acercó al sillón individual frente a mi escritorio, cruzó una pierna sobre la otra de manera elegante, luego soltó un largo suspiro.

—Quizás, finalmente Jack quiere entrar al negocio de la familia—arqueó una ceja al mirarme. —Solo he dicho quizás, con él…nada se sabe. Además…—Logan sonrió. —Tú muerdes, así qué estarás bien.

Negué con una sonrisa al ver a que se refirió.

Entramos a la sala de juntas, William y Jack hablaban de algo, entonces me hizo una seña para que me acercara a ellos.

—Ella es Evelyn Peterson—William nos presentó no mostré ningún gesto o reacción, como toda profesional, le extendí mi mano, Jack dudó en aceptarla, debió de pensar que con mi otra mano le rompería de nuevo esa nariz, que, por cierto, bajo ese vendaje, pareció haberle ido bastante mal, eso pasa cuando se mete con Evelyn Peterson.

Aceptó mi mano e intentó mostrar una sonrisa, pero hasta eso, le daba tic de sentir dolor.

—Jack Brooks. —dijo finalmente de manera educada, ¿Que le costaba ser educado como su padre? Pero todo por seguir en el lado de su madre, ese lado oscuro que William no conoce. Nos sentamos todos en la gran mesa de la sala de juntas, William presentó al resto de los jefes de departamentos de la editorial, quien era Jack y que función iba a tomar a partir del próximo lunes. Mañana era la fiesta anual y es donde se anunciaría ante todo mundo, los nuevos cambios de Editorial Brooks.

Jack estaba sentado frente a mí, igual al otro lado de William, pude sentir su mirada, una de esas lo pillé, pude notar el odio puro en su mirada, "Lo siento, Brooks, pero te has topado con pared" pensé, luego arqueé la ceja, sin dejar de sostenerle la mirada, Jack no aguantó y miró hacia a otro lado. "Evelyn Peterson 2-Jack Brooks alias "El pedante”...0"

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