En aquella sala de la mansión de los Brooks-Peterson se celebraba la llegada de las gemelas y sus parejas.
— ¿Y no se pueden quedar aquí en lo que terminan las remodelaciones de la nueva casa?—preguntó Evelyn a Valentina, ella no supo que contestar de inmediato. —La casa es demasiado grande para tu padre, para mi y tu hermana, además, nos encantaría tenerlos en casa.
—A mí también me gustaría, podría hablarlo con Jasper.
—Así también veríamos lo de los arreglos de la boda, —Miranda se uni&o
Los dedos de Valentina acariciaron la orilla del velo que tenía caída desde su moño bajo, el maquillaje era perfecto, el vestido era de corte de sirena, en encaje color perlado, dejaba al descubierto sus hombros, las mangas eran 3/4, la tela caía como una cascada hasta la duela oscura de su habitación. "¿Acaso se podría ser más feliz?" se preguntó a si misma al mirarse en el reflejo del espejo.―Esto es prestado...―Miranda la sacó de sus pensamientos al ponerse a su lado y le extendió un collar con un diamante azul cielo. Valentina se sorprendió a tal belleza, levantó su mirada del collar a su hermana.―Pero...―...es azul, y ahora es un regalo. Tienes las tres, prestado, azul y regalado. ―Miranda sonrió emocionada al verla espectacular.―Gracias, hermana. ―iba a abrazarla pero Miranda negó.―No quiero estropear t
Evelyn había enviado al chófer antes de comenzar la ceremonia directamente a la farmacia por varias pruebas de embarazo, tenía que sacarse de dudas si realmente Miranda no estaba embarazada, la emoción la había embargado, pero no quería ilusionarse, las palabra que había dicho de no tener un hijo contemplado en estos momentos, la pusieron triste, pero sabía que algún día, podría tener aún vida para ver a sus nietos de sus gemelas crecer. Los novios cortaron el pastel y la fiesta siguió, Jack se había dado cuenta de la ansiedad que tenía su esposa, tomó su mano y acarició sus nudillos.― ¿Qué es lo que pasa? ―preguntó acercándose a su oído, Evelyn suspiró y luego le regaló una sonrisa, de esas que le encantaban a Jack.―No pasa nada, solo…―Mientes tan mal, señora
Rumbo al hospital, Evelyn no podía dejar de imaginar motivos para que la haya llevado Jeremy, ella rara vez enfermaba, se había ido bien de la fiesta hace horas atrás, ¿Qué es lo que realmente había pasado?―Tranquila. ―dijo Jack intentando tranquilizarla, el chófer manejó cuidadosamente. El cielo no tardaba en aclararse por completo y en aparecer el sol. Jack apretó la mano de Evelyn y ella lo miró. ―Ya llegaremos, no pienses cosas que no son, mi amor. ―susurró.―Lo sé, lo sé, ―se llevó una mano a su cuello, como tic nervioso.Veinte minutos después, el auto blindado se detuvo frente al hospital, Jack y Evelyn caminaron a toda prisa hasta la puerta de URGENCIAS, él llamó a Jeremy y le avisó que estaban entrando para que los encontrara.Jeremy venía despeinado, con el pantalón de pijama, una camiseta y encima un abrig
Veinte años después.Miranda, Valentina y Jack, miraron las lápidas con mucho sentimiento, el nombre de sus dos padres estaban marcadas en ellas. Después de veinte años desde el nacimiento de Ariel, Evelyn y Jack habían disfrutado de sus nietos, los llenaron de amor, de ternura, de momentos muy felices por quince años, hoy se cumplían cinco años desde el fallecimiento de ellos. Al año de haber nacido Ariel y Jaqueline, -hijo de Miranda e hija de Jack Jr.- Valentina trajo al mundo a los gemelos: Jack y a Jasper, cuatro nietos que llenaron de amor y felicidad la mansión de los Brooks-Peterson, quienes habían fallecido por vejez, la noche de su aniversario de casados, se habían despedido de todos, ellos se habían marchado en algún momento de la noche, había sido un gran golpe para la familia, muchos se habían ido en s
Querido lector: Muchas gracias por tus comentarios, por seguir hasta este último capítulo extra, me despido con ese capítulo, teniendo esperanza de que la historia haya sido de tu agrado, que hayas podido salir de este mundo y entrar en el de ellos, que te haya hecho sentir emociones en cada capítulo plasmado e imaginar cada momento trazado con los personajes. Gracias por leerme. Gracias infinitas. Su nueva amiga virtual, Mara Caballero. "Cuando te enamoras, no vuelves a ser la misma persona que eras antes, porque es en ese momento donde empiezas a vivir la vida de verdad." (Autor: Luis Miguel Alvarado)
Evelyn Peterson—Jefa, aquí están los documentos que me ha pedido. —Brice, mi asistente me entregaba una carpeta con los últimos reportes de ventas de libros del mes. Le di las gracias.—Brice, ¿Vas a salir a comer? —Ella sonrió tímidamente.—Iré almorzar con mi novio. Hoy cumplimos tres meses, e iremos al restaurante de la otra cuadra. Te la debo, jefa. —Sonrió apenada, mientras su dedo tocó un mechón de su cabello pelirrojo, luego, salió del despacho.Odiaba comer sola. Revisé las ventas del último mes, y una sonrisa apareció en mi rostro. Eran excelentes noticias para la junta de las cuatro de la tarde con William.El teléfono sonó.—Evelyn Peterson, Editora No ficción.—Evelyn, &iques
Jack Brooks La mujer delante de mí, se tensó. Y viéndola bien, sí que era hermosa, apenas me llegaba a los hombros, su cabello era liso y negro, piel morena clara, ojos marrones, sus labios estaban pintados de un rojo carmín, su conjunto era el adecuado para trabajar, se veía realmente como una ejecutiva de la empresa, ahora entiendo la preocupación de mi madre. — ¿“Con mucha decisión y vehemencia”? —asentí ajustando mi gabardina. —Así es. Casi un tema de regla en las cenas de los viernes, todo un temita...—ella arqueó de nuevo una ceja. —Desconozco el tema. Tu padre se fue hace horas. Buenas noches. — ¿Quién se iba a imaginar que vería a Evelyn Peterson antes de lo pensado? La suerte estaba jugando de mi lado. Ella se retiró indignada. Al ver que no he llegado a tiempo para reunirme con mi padre, decido hablar un poco más con ella antes de que se marche, dejaría claro que no se quedaría con Edito
Evelyn PetersonEscuché mis tacones golpear con fuerza el suelo del estacionamiento privado, estaba cabreadísima, ¿Cómo se atreve a decir que yo y su padre…? Dios mío, mi sangre hirvió, lancé mi maletín y me quejé del dolor de mi mano, le eché un vistazo y mis nudillos estaban rojizos, solté un largo suspiro, repasé mentalmente si tenía algo para bajar la hinchazón en mi nuevo congelador. Manejé hasta mi departamento, estaba a veinte minutos en auto, había tráfico, así que hice más de treinta. Mi celular sonó, me puse mi audífono para contestar vía bluetooth.—Peterson—contesté sin mirar la pantalla.—Cariño, ¿Dónde estás? —era Orson.—Hola, cariño, ya voy llegando al edif