Evelyn Peterson
—Jefa, aquí están los documentos que me ha pedido. —Brice, mi asistente me entregaba una carpeta con los últimos reportes de ventas de libros del mes. Le di las gracias.
—Brice, ¿Vas a salir a comer? —Ella sonrió tímidamente.
—Iré almorzar con mi novio. Hoy cumplimos tres meses, e iremos al restaurante de la otra cuadra. Te la debo, jefa. —Sonrió apenada, mientras su dedo tocó un mechón de su cabello pelirrojo, luego, salió del despacho.
Odiaba comer sola. Revisé las ventas del último mes, y una sonrisa apareció en mi rostro. Eran excelentes noticias para la junta de las cuatro de la tarde con William.
El teléfono sonó.
—Evelyn Peterson, Editora No ficción.
—Evelyn, ¿Podrías venir a la oficina, por favor? —La voz preocupada de William me alertó.
—Por supuesto. En un minuto estoy ahí.
—Gracias, hija.
Y colgamos. Mi frente se arrugó por el tono de voz de William. ¿Qué le preocupaba? Todo estaba más que bien en la editorial. ¿Su vida familiar? No lo dudaba. Solo conocía a dos de los tres hijos: Logan Brooks, el hijo mayor de William, y a la hija del medio, Idaly Brooks. Eran demasiado simpáticos. Con Logan tenía una amistad. Él había sido testigo de cómo mi vida laboral había sido transformada hasta la actualidad. E Idaly Brooks, solo cuando necesitaba algo de William y, de vez en cuando pasaba por la oficina para convencerme en ir de compras con ella algún día. Sonreí a este pensamiento. Pero el hijo menor, era un enigma. Solo lo conocía por fotos, y nunca lo había visto en la editorial desde que trabajaba para William. Y su esposa, Ellie Brooks…me odiaba. Esa mujer sí que me tenía odio puro.
Me levanté de mi lugar, alisé mi falda estilo lápiz en color gris y la camisa blanca de seda la acomodé bien dentro de mí falda. Salí al pasillo que me llevaría a la oficina principal. Llegué y la secretaria de William, una señora ya mayor, me regalaba como siempre una sonrisa muy cálida.
—Buenos días, señorita Peterson.
—Ya te he dicho que puedes llamarme solo Evelyn, Jana.
Ella sonrió sonrojándose.—Disculpe. Sabe que aún no me acostumbro. Pasa Evelyn, el señor Brooks la está esperando.
Le guiñé un ojo de manera divertida que no dudó en regresar tal gesto. Toqué la puerta, y esperé a que me diera permiso para entrar.
—Pasa, Evelyn. —la voz de William se escuchó del otro lado de la puerta.
Abrí la puerta, y William caminaba de un lado a otro, y al ver que era yo, me hizo señas de que tomara asiento. Estaba en una llamada. —…lo sé. Pero podrías tomar en prioridad lo que te he pedido por meses, hijo. No, no. —se sentó en el sillón individual que estaba a mi lado. Puso los ojos en blanco al mirarme refiriéndose a la llamada—…si, si, espero verte a las siete en punto, Jack. No tolero la impuntualidad. Y lo sabes… sí. Está bien. Gracias, te quiero.
Y colgó.
Dejó el móvil en la mesa de cristal que adornaba la sala de cuero negro. Su mirada se perdió en él por varios segundos.
— ¿Estás bien, William?
—Sí, claro hija. —su mirada se instaló en mí y me regaló una sonrisa cálida. Ese era William. Un jefe, amigo, y maestro en los negocios. Me había acogido bajo el ala cuando mi madre y amiga de él, falleció.
—Te noto preocupado.
—Es solo que me tiene lo del día sábado. El evento anual de la Editorial. Faltan detalles que hay que solucionar. ¿Has almorzado ya? —Negué sonriendo. — ¿Pides algo para los dos? No he podido almorzar. Y sé perfectamente que tú no comes sola.
Sonreí. Me conocía bastante bien.
— ¿Comida china? —Él soltó una risa.
—Sabes que nunca diría que no, hija. Pídeme dos del cuatro, y un rollo extra.
Me levanté hasta el escritorio y ordené al restaurante que quedaba a dos cuadras de la Editorial. Me senté de nuevo, me recargué en el respaldo del sillón y crucé mi pierna. Alisé la falda distraída.
—Evelyn…
Levanté la mirada hacia él.
—Dime.
—He tomado una decisión. Y necesito compartirla contigo.
Asentí lentamente.
—Sabes que puedes contar conmigo. Suelta…—sonrió nervioso mientras entrelazó sus manos.
—Voy a retirarme. —Eso no era novedad.
Había rumores desde hace más del mes, y solo faltaba confirmarlo.
— ¿Estás seguro? —él asintió en silencio, luego, se levantó caminando hasta la gran ventana que daba a la ciudad, se detuvo observando por varios segundos mientras me daba la espalda.
—Ellie me ha dado un ultimátum. Cree que prefiero el trabajo que, a mi familia, son peleas constantes. Aparte…—se volvió hacia donde estaba sentada—…quiero descansar. Quiero ir un fin de semana de pesca, sin estar preocupado por la Editorial.
—Me entristecerá no verte todos los días, nuestros desayunos… nuestras platicas.
—Lo sé hija, pero seguirán los domingos ¿No? —sonreí. Todos los domingos se escapaba a mi departamento a desayunar chilaquiles, receta que heredé de mi madre. Mi madre, Marie Peterson, había fallecido hace tres años por cáncer y, desde entonces no faltaba al desayuno aún en su ausencia, su pérdida nos había afectado demasiado, así qué, él fue mi apoyo incondicional y sé qué yo para él, no quería experimentar jamás el perder a tu alma gemela. Marie y William, lo eran.
—Eso ni se pregunta, William. —Me sentí nostálgica, apenas sonreí y él lo notó.
—Pero hay otra cosa…—arrugué mi entrecejo intrigada.
—Jack, mi hijo menor, tomará mi lugar.
Arqueé una ceja sorprendida e irónica al mismo tiempo.
— ¿Jack?
—Sí, sé que es una sorpresa, yo estaba igual. Necesitaré que le enseñes lo principal. Ha aceptado hacerlo, sabes que Logan sigue en el proyecto de la arquitectura de la editorial en Londres, y nunca le ha interesado estar al frente de esta empresa. Menos a mi pequeña Idaly…
Asentí en silencio. No quise decir más, pero necesitaba saber.
—Me parece bien. Necesitas realmente descansar…
— ¿Evelyn? —me llamó la atención, y lo miré—…Ocuparás el puesto de Editora en jefe de Editorial Brooks.
—William, yo…—él levanta una mano para que no siga.
—Nada de que no…te has esmerado cuatro años, haces un excelente trabajo, por ti es que nos hemos podido expandir a otras ciudades, y ahora la nueva sucursal en Londres. Si sigues así, podrías tomar el sueño de manejarla por completo.
Negué con las lágrimas a punto de salir.
—Yo…
—No me lo agradezcas. Y no llores… porque me harás llorar a mí también.
Nos abrazamos. En William había encontrado a un padre. Siempre orientándome, cuidando de mí y apoyando mis metas y sueños.
Y las muchas veces me repetía que es como si fuese otra hija más para él.
Después de la junta de las cuatro de la tarde, me había concentrado en repasar los detalles de la sucursal de Londres. Pronto tendría que viajar a contratar el nuevo personal y a los jefes de cada departamento. Era algo que me emocionaba. Conocer Londres….
Miré el reloj de la tableta y me llevé una sorpresa, eran más de las siete de la noche. Tomé mis cosas y ordené a toda prisa mi escritorio. Me puse mi gabardina, tomé mi maletín y una carpeta con los pendientes que iba a terminar en el departamento. Sabía que me iba a tocar desvelarme, pero necesitaba darle un poco más de prioridad a la nueva sucursal. Estaba bajo mi mando…Tomé el elevador, mientras bajaba, comencé a leer un documento en mi celular. Las puertas se abrieron y al salir choqué con alguien, tiró mi carpeta y torpemente casi doy al suelo intentando evitar que cayera.
—Disculpa…—murmuré a toda prisa recogiendo los papeles del suelo.
—Discúlpame a mí…
Terminé de rejuntar. Estaba a punto de salir cuando caí en cuenta, me volví hacia la persona.
—Si buscas a alguien, no hay nadie más, excepto el personal de seguridad nocturna. —era un hombre alto, en un traje elegante. Tenía una gabardina oscura. Y usaba una barba de días. No presté de atención en el resto de él, necesitaba irme antes de embotellarme en el tráfico camino a casa.
—Gracias, no había notado que era tarde.
—De nada, buenas noches.
Casi salía por las puertas dobles de cristal, cuando el tipo habló.
—Buenas noches, Peterson.
Me detuve. El tipo sabía mi apellido. Me volví a él, con media puerta abierta.
— ¿Lo conozco? —Caminó la distancia que nos separaba. Intenté recordar quien era, pero era imposible. No había cruzado con un tipo tan atractivo y que pareciese modelo de revista. Al llegar a mí, descubrí unos ojos azules intensos. Él sonrió…
—No. Pero yo sí… de hecho eres una celebridad en las cenas familiares de los viernes.
— ¿Perdón?
—Eso, lo que has escuchado. Te conozco desde hace cuatro años, entre discusiones y halagos.
—Disculpa, pero sigo sin entender. —Pero no dijo más. Sus ojos me escanearon de pies a cabeza, esa acción provocó irritarme.
— ¿Me has repasado? ¿Qué es lo que te pasa? —Solté molesta. Él solo se limitó a sonreír y eso me enfureció aún más.
—No es malo mirar a una hermosa mujer como tú…—Entrecerré los ojos.
— ¿Quién eres?
—Disculpa mi falta de educación, soy Brooks. —Extendió su mano para tomar la mía. Pero dudé. —Jack Brooks. —Me tensé al escuchar su nombre, si qué se veía diferente de las fotos de la oficina de William.
—Yo soy…—Me interrumpió.
—Sé quién eres—alcé las cejas con sorpresa. —Eres Evelyn Peterson, editora de no ficción...y la mujer que mi padre defiende con mucha decisión y vehemencia. —el tono que usó al final, me hizo entender otra cosa...Ellie Brooks, lo había pasado a su lado oscuro.
Jack Brooks La mujer delante de mí, se tensó. Y viéndola bien, sí que era hermosa, apenas me llegaba a los hombros, su cabello era liso y negro, piel morena clara, ojos marrones, sus labios estaban pintados de un rojo carmín, su conjunto era el adecuado para trabajar, se veía realmente como una ejecutiva de la empresa, ahora entiendo la preocupación de mi madre. — ¿“Con mucha decisión y vehemencia”? —asentí ajustando mi gabardina. —Así es. Casi un tema de regla en las cenas de los viernes, todo un temita...—ella arqueó de nuevo una ceja. —Desconozco el tema. Tu padre se fue hace horas. Buenas noches. — ¿Quién se iba a imaginar que vería a Evelyn Peterson antes de lo pensado? La suerte estaba jugando de mi lado. Ella se retiró indignada. Al ver que no he llegado a tiempo para reunirme con mi padre, decido hablar un poco más con ella antes de que se marche, dejaría claro que no se quedaría con Edito
Evelyn PetersonEscuché mis tacones golpear con fuerza el suelo del estacionamiento privado, estaba cabreadísima, ¿Cómo se atreve a decir que yo y su padre…? Dios mío, mi sangre hirvió, lancé mi maletín y me quejé del dolor de mi mano, le eché un vistazo y mis nudillos estaban rojizos, solté un largo suspiro, repasé mentalmente si tenía algo para bajar la hinchazón en mi nuevo congelador. Manejé hasta mi departamento, estaba a veinte minutos en auto, había tráfico, así que hice más de treinta. Mi celular sonó, me puse mi audífono para contestar vía bluetooth.—Peterson—contesté sin mirar la pantalla.—Cariño, ¿Dónde estás? —era Orson.—Hola, cariño, ya voy llegando al edif
Evelyn Peterson La junta estaba a punto de terminar, William había presentado a todos los empleados al nuevo al mando de la editorial Brooks. —Y finalizamos la reunión, los espero mañana en la gala. —muchos se despidieron poco a poco de William y le hacían una que otra pregunta, miré hacia Logan quien me sonrió divertido, no sé qué le causaba risa. Se levantó y se acercó a mí lado, se sentó y miró de manera fugaz hacia William y a Jack, luego me miró. — ¿Qué opinas de tu nuevo jefe? —estuve a punto de poner los ojos en blanco a su comentario, negué e intenté sonreírle para que no notase mi tensión. —No sé qué quieres escuchar, Logan. —le puse mi mejor sonrisa, él sonrió más, su dedo índice presionó mi hoyuelo intentando irritarme más de lo que ya estaba. —Detente—dije esfumando mi sonrisa, él soltó una carcajada. — ¿De qué ríes? —preguntó Jack a su hermano acercándose a nosotros, Logan se
Jack Brooks No me sorprendió escuchar su advertencia, mujeres así en busca del poder, soportarían de todo para mantenerse dónde estaban, miró más allá de mí y noté que cambió su semblante. — ¿Todo bien por aquí? —escuché a Logan a mi espalda. —Sí, claro. —Evelyn respondió. — ¿Jack? —me levanté, abroché el botón de mi americana sin dejar de mirarla, al mismo tiempo que le lancé una mirada de que no me intimidaba. Me volví hacia a mi hermano. —Sí, todo bien, vine a querer conocer más a la señorita Peterson. Logan obvio no se lo tragó. —Si como no, tranquilos, criaturas. —hizo una pausa. —Mi padre ya terminó su llamada con los de España. Vamos a desayunar…—asentí, Logan se despidió de Evelyn con una mano en el aire caminando hacia la salida, llegué al marco de la puerta de cristal y me volví hacia a ella. —No me intimida, señorita Peterson. Pero será un place
Evelyn Peterson —No te muevas o te picaré con esa aguja. —me amenazó Orson, intenté no hacerlo, pero tenía ansiedad, miré mi reloj y en dos horas tenía que estar en el salón del hotel Four Seasons, el vestido que había comprado de último momento, me quedó algo grande, para mi buena suerte, Orson sabía de costura. Miré a Chase mirarnos desde la entrada de mi habitación, tenía una copa de vino en la mano. —Dame—le hice señas de que me diera un poco, mi garganta estaba totalmente seca. Chase sonrió acercándose a nosotros mientras Orson estaba sentado sobre sus talones revisando el vestido de la parte de abajo, tomé la copa de vino, di un largo sorbo para finalizarla, sentí esa sensación de… “Ahh, delicioso” Chase sonrió. — ¿Está sedienta señorita? —asentí. —No le des más, no es muy buena tomando con más de tres copas de vino. —Oh, solo un poco más—le hice señas a Chase quien me guiñó el ojo,
Evelyn Peterson Esquivé a la mujer elegante frente a mí, ella alcanzó a tomarme del brazo que sutilmente pude retirarme, ella me miró cargada de odio puro. —No arruine la noche, señorita Peterson. —advirtió en un tono que me irritó. —Entonces deje de provocarme. —dije en el mismo tono que ella empleó, iba a responderme cuando llegó Jack. —Madre, —miramos a Jack, él nos miró curioso, como si se estuviese preguntando, “¿Están peleando?” — ¿Todo bien? —preguntó a su madre, ella asintió con una sonrisa falsa. —Claro, es tu noche, hoy es tu nombramiento oficial. No dejemos que nada ni nadie –miró en mi dirección- lo arruine. —Nuestro nombramiento querrás decir madre, hoy anuncian también el nuevo puesto de la señorita Peterson. —corrigió a su madre, luego miró en mi dirección, Ellie arqueó una ceja, pude ver en su mirada, ira contenida. —Mi padre te está buscando—dijo Logan lleg
Jack BrooksMi mano tomó la de ella y la guie a la pista de baile, puse mi mano en su cintura, y la otra la alcé, poco a poco comenzamos a movernos.—Sí que es una mentirosa, señorita Brooks—dije en su cara en un tono disfrazado de sorpresa, ella mostró confusión o solo lo disfrazó. —Me refiero a qué sabe bailar—ella presionó sus labios con dureza.—No lo sé, solo es un intento…—ella me pisó, hice un gesto de dolor.—Eso ha sido a propósito—le dije, ella levantó una ceja.—Lo siento, pero no ha sido así, realmente no sé bailar—esas últimas palabras emplearon un tono de sarcasmo.No dije nada por un momento, miré a nuestro alrededor, entonces me encontré con la mirada de mi madre, quien hizo un gest
Evelyn PetersonSalí corriendo de los servicios, en lugar de ir hacia la mesa, me desvié, busqué la puerta que me llevase al exterior del gran salón, bajé los escalones y entré al jardín.Intenté controlar mi furia alejada de las miradas de los curiosos, estaba a punto de gritar, ¿Por qué la gente era tan mala? Ya tenía con todo lo que tenía que soportar a mi espalda en la editorial y ahora se sumó Jack Brooks, por más que intentara demostrar que yo realmente no era quien él pensaba, él se aferraría en hacerme salir de cualquier manera, me toqué dónde sus dedos se incrustaron con fuerza, si veía marcas, le rompería de nuevo su nariz.—Evelyn…—escuché mi nombre, me giré un poco para ver quién me llamó, era Logan, busc&