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Al fin... un trabajo

–será un placer señora… ¡por mi encantada! Es usted una mujer muy noble… pero… no habrá problema si mi pequeño viene todos los días… prometo que no molest…

–Tranquila hija… me encantara tenerlo acá, solo te pido que sea secreto –susurra a esto último –pero no entiendo que querrá decir con ello.

–Claro –apenas respondo y antes de hablar ella continúa.

–mira… tengo un hijo… es… bueno de carácter especial y no le encanta mucho la idea de tener a… bueno tú me entiendes, pero pasa la mayor parte del tiempo fuera de casa y no se dará cuenta, espero que esto no te moleste –susurra ella pero sin dejar de verme con dulzura.

–Como usted diga sra. Patricia –respondo pero acaso será un desalmado ese hombre para dejar sola a su propia madre dice la vocecita en mi cabeza.

–Solo Paty hija, solo Paty —contesta mientras aparece en su rostro una tierna mirada, la Sra. Paty es una mujer noble a pesar de tener una vida llena de lujos es muy sencilla y de buen corazón, lastima que su hijo no sepa valorar eso, pienso.

–Cómo cree… –digo y ella me vuelve a sonreír, mientras ordeno todo el enorme y fabuloso closet que ella tiene me la pase muy bien, hicimos una platica muy amena no sentí el pasar del tiempo y cuando me doy cuenta veo la hora y casi dan las cuatro… ¡es tarde! respondo mientras corro a tomar de nuevo mi bolsa.

–Vámonos amor… ya es muy tarde –hablo mientras tomo su pequeña manita, mi niño casi se queda dormido me siento mal por ello, aunque no me gusta tampoco la idea de llevarlo a un Jardín de Niños prefiero estar con mi pequeño y estar a su lado, soy su apoyo y siempre lo seré.

Llego al departamento exhausta el día fue pesado pero la paga… esta de maravilla, con esto podré ahorrar y comprar una casita propia, me doy una ducha pero no sin antes dársela a mi Antonio le fascina las burbujas en la bañera, juega con sus patitos de hule y casi se nos va una hora allí, le pongo su pijamita y le doy un vaso de leche tibia con sus galletas preferidas, de coco para luego ir y recostarlo, tiene su propia habitación pero casi siempre duerme conmigo. Los siguientes días me la paso ayudando a la sra. Paty con la decoración de su habitación me cuenta sus tantos viajes llenos de aventuras con su esposo, lo extraña mucho y sus ojos se vuelven cristalinos cada vez que habla sobre él. De quien si no he sabido nada es de su hijo, apenas si habla sobre él, pero se nota que es un hombre cruel que no le importa dejar sola a su propia madre.

Acomodo mis cosas para ir al trabajo, esta vez mi Antonio se quedó con su amiguito en casa de mi única amiga, Sandra, ella tiene un precioso niño y un esposo que la adora tanto, me gusta verlos compartir e incluso el nudo se hace en la garganta cuando los veo, los recuerdos me vienen... con el gran amor de mi vida, Jorge. Tomo rumbo a la enorme mansión aun es temprano por lo que deduje que la Sra. Paty por eso no se había levantado. Como es costumbre me dirijo a la cocina para prepararme un café y comenzar mi mañana ajetreada como casi todos los días.

 –Sírveme un café –oigo tras de mi la voz fuerte y sensual, me asusto jamás la había escuchado volteo con rapidez y mis ojos lo ven por primera vez… asiento nada más y tomo la taza para servir el café, su rostro permanece además de serio, irritado y… ahora entiendo ha de ser el hijo de la Sra. Paty. Toma su café sin despegar la vista del periódico que lleva en la mano y antes de marcharse levanta levemente su mirada y ¡rayos! sus imponentes ojos grises me ven con intensidad.

–¿Hace cuánto estas aquí? –veo como enarca la ceja y su cara solo destella “molestia”.

–Bueno…

– ¡Hijo! ella es Helena de quien te había hablado la otra vez –llega la Sra. Paty y su hijo apenas si la mira de reojo y se marcha de la cocina, no sé qué le pasa a este tipo, podrá ser muy atractivo pero tratar a su madre de esa manera… que arrogante me digo a mi misma.

–Claro… como jamás me escucha –dice rodando los ojos con desaliento la Sra. Paty, le duele que su hijo no le preste atención y me pesa por ella. – ¿y Antonio? –pregunta extrañada buscando con la mirada a mi pequeño agradezco internamente que lo quiera tanto.

–se quedó a jugar con un amiguito hoy.

–que lastima, quería llevarlo al parque, pero en fin… será mañana. —responde casi en suspiro y sonríe levemente, ella y mi niño pasan todo el día jugando e incluso le lee cuentos y al quedarse dormido Antonio lo recuesta en su cama, ella es muy generosa con ello.

Me dispongo a hacer lo que se bien, termine de limpiar y ordenar la habitación de la sra. Paty y ayudo con el resto de la enorme mansión. Pero esta vez su hijo no salió a la oficina, agradezco que mi niño no haya venido, es capaz que si lo llegase a ver me corre en el instante y no solo con la buena paga que tengo por este trabajo. Me dirijo a la enorme biblioteca a sacudir Diana una de las compañera nos repartimos los que haceres y eso me facilita el poder terminar a tiempo. Sacudo el escritorio enorme de madera fina que esta frente a mí y veo llegar al… sr. Arrogante, habla por teléfono y pasa a mi lado como si no existiera, vaya que “cretino” pienso. No le presto importancia y termino de hacer lo mío allí dentro.

–Sírveme un whisky –oigo su potente voz dándome la orden, no digo nada y hago lo que me pide, es más hasta verlo me da un pavor.

–Aquí tiene señor –digo poniéndolo sobre el escritorio, ¡dios! hasta temblé, se ve furioso siempre, ¿acaso no sonríe? casi termino de sacudir el lugar y antes de poder retirarme vuelve a pedirme cosas.

–Necesito que me traigas el almuerzo acá –y por segunda vez apenas si me dirige la mirada, sus ojos grises son intensos y hermosos, como él, reacciono y me concentro en su orden. Salgo de nuevo y me dirijo con la cocinera quien sirve todo por mí, es obvio que este “señor” tiene sus “exigencias” hasta en la comida.

–Deberás soportar su mal carácter hija –habla Casimira mientras coloca todo sobre la charola.

–tiene un genio…

–lo tiene… pero nunca nunca entres a su habitación, allí ni su propia madre entra, solo ingresa Roberto el de jardinería a limpiar la habitación. Si algo se, es que no le gusta que invadan su espacio. –sonrió a duras penas con lo que escucho y agradezco para luego ir con la charola para el “señor todo lo quiero ya”

–su almuerzo señor –hablo mientras coloco todo frente a él y ni siquiera me da un “gracias” claro a esto debo acostumbrarme pienso.

Después del almuerzo veo que se encierra en su habitación y no vuelve a salir para nada, lo cual lo hace verse misterioso ¿Qué tendrá allí dentro? hablo conmigo misma. Aunque admito que es muy guapo, su cabello castaño casi llegando a rubio junto con sus intensos e imponentes ojos grises harían suspirar a cualquier mujer pero claro… con ese carácter que tiene lo único que logra es alejarlas a todas o más bien diría espantarlas, que mujer estaría con un tipo así de pocos amigos que solo le importa su trabajo, es más ni siquiera le importa su propia madre más que solo él.

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