Capítulo 441
La noche había caído.

Dentro de la villa que la familia Abarca había preparado para Celeste, la mesa estaba llena de comida exquisita, acompañada de dos botellas de vino tinto.

Juan, observando a Celeste moverse de un lado al otro, y luego mirando los platos humeantes y deliciosos que decoraban la delicada mesa y el lugar, no pudo evitar decir: —Hermana, ya es suficiente. Solo somos dos personas. No sigas cocinando más.

—Espera un poco, solo falta un último plato, — respondió Celeste desde la cocina, bañada de sudor por el esfuerzo.

Poco después, apareció con una olla humeante de sopa de tofu con cabeza de pescado y la colocó en la mesa.

Juan, al ver el sudor que corría por su frente, no pudo evitar sentir un poco de preocupación. —Hermana, somos solo nosotros dos. Hiciste demasiada comida, no podremos comer todo.

—Lo que sobre lo guardaremos en el refrigerador para mañana. Desde que nos reencontramos, no hemos tenido la oportunidad de sentarnos y disfrutar de una buena comida juntos,
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