Capítulo 264
Sabino apretó rabioso los dientes y se giró hacia el maestro Barú, diciendo: —¡Maestro Barú, por favor, actúe!

El maestro Barú, apoyado en su bastón, salió lentamente. Con una expresión imperturbable, miró al señor Obispo y dijo: —Señor, permítame demostrarle mi habilidad.

—¿Tú solo?

El señor Obispo mostró desprecio en su rostro, pero en el fondo sospechaba enormemente que su oponente no era alguien común.

Por eso, repitió los mismos movimientos que antes y gritó enardecido: —¡Viento, ven a mí!

En un instante, el vendaval volvió a salir de sus mangas, dirigiéndose con ferocidad hacia el maestro Barú.

¡Bang…!

El maestro Barú golpeó fuertemente el suelo con su bastón, quedándose firme en su lugar como si estuviera enraizado, sin moverse ni un solo centímetro en medio del vendaval.

Al ver esto, el rostro del señor Obispo cambió de forma radical. Mordió la punta de su lengua y, con todas sus fuerzas, repitió el mismo hechizo varias veces.

El viento volvió a arremeter, más poderoso que ante
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