Capítulo 126
Temiendo que el maestro curandero se enojara, Abelardo se apresuró rápidamente a disculparse: —Maestro, ella es mi sobrina Marta. Ella no entiende de modales, por favor, no le preste atención.

—¡Tío, él es un vil impostor! No es el verdadero maestro curandero, no debes creerle. Yo he visto al verdadero— Marta casi gritaba, desesperada.

El maestro curandero sonrió levemente, sin mostrar ningún enojo, y dijo: —Marta, el maestro curandero que mencionas debe ser aquel que estuvo en la fiesta de agradecimiento de los Ares, ¿verdad?

—Exactamente— Marta gruñó y lanzo una mirada sutil a Juan a su lado antes de continuar: —Así que tú no eres el verdadero maestro curandero.

El maestro curandero se rio suavemente: —Marta, todos ustedes han sido vilmente engañados. En realidad, el que estuvo en la fiesta de los Ares es quien está usurpando mi identidad como maestro curandero.

—Mi maestro tiene razón— intervino el joven de traje que llevaba el maletín, riendo furioso. —Mi maestro siempre ha preferi
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