Capítulo 125
Juan no pudo evitar toser y dijo: —¿Puedes repetir eso? ¿A quién has contratado para tratar a mi abuelo?

Abelardo lo miró de reojo con desprecio y respondió con gran impaciencia: —Escucha bien, he contratado al maestro curandero.

—En fin, ¿por qué pierdo el tiempo hablando de esto contigo? Gente como tú ni siquiera puede imaginar a personas de ese alto nivel.

Él desde que habia entrado, no había prestado ninguna atención a Juan. Para él, este joven tal vez era solo el nuevo guardaespaldas de Marta, alguien muy insignificante que no merecía su tiempo.

Juan se tocó la nariz y sacudió la cabeza con total incredulidad.

Ahora entendía con claridad la situación.

Un impostor había aparecido de la nada y Abelardo lo había contratado para tratar a su padre, mientras el verdadero maestro curandero, Juan, era vilmente menospreciado.

Marta se puso algo nerviosa y quiso explicarle: —Tío, en realidad te has equivocado.

Pero antes de que pudiera terminar, el teléfono de Abelardo sonó.

Después de colg
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