Capitulo 546
—Bueno, no se puede decir que este tipo esté siendo injusto. Al fin y al cabo, este muchacho dijo que asumiría la responsabilidad. Pero, vamos, comparar un material de un millón con otro de mil eso es algo realmente absurdo.

El público, que no se perdía ni un detalle, comenzó a murmurar entre ellos, cada vez más intrigado.

—¡Qué aburrimiento! —recriminó Juan con indiferencia mientras daba media vuelta, dispuesto a marcharse.

Lo que pudiera salir de aquella piedra que había comprado no era un problema, ya que nadie entre los presentes parecía tener conocimientos avanzados sobre el tema. A lo sumo, podrían pensar que se trataba de una simple gema. Sin embargo, si algún practicante de artes de cultivo llegaba a reconocer lo que contenía, podría desencadenarse un gran alboroto.

—¡Juan! Si hoy no abres esa piedra frente a todos, te aseguro, en nombre de esta subasta clandestina, que jamás podrás comprar material alguno en toda la calle de apuestas de piedras de Puerto Lúmina —amenazó Kevin
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