—Este bar está lleno de clientes. No es buen lugar para que corra sangre. Pero este pequeño callejón... es perfecto. Aquí no hay testigos, y si desaparecen dos personas, nadie lo sabrá jamás, — amenazó el anciano, su tono sombrío y calculador.—¡Qué descaro! ¿Sabes quién soy yo? —Amapola de repente dio un paso hacia adelante, alzando la voz con firmeza. Sin titubear, reveló su identidad como celebridad y además mencionó el poderoso cargo de su hermano.—Así que, te conviene no meterte con quien no deberías. Es simplemente un consejo.El anciano soltó una carcajada burlona, como si acabara de escuchar un chiste absurdo.—Señorita, ¿cree usted que nunca he visto a una gran estrella? Mire alrededor. Este bar tiene ciertos... secreticos. Estoy seguro de que ya se habrá dado cuenta.—Esto…— Amapola, sin palabras, dio unos pasos atrás, con el miedo reflejado en sus ojos.—Tranquila, señorita. Dado que es usted una celebridad, no planeamos tocarla. — La mirada del anciano cambió de forma abru
—¿Entonces, ese viejo maliciosa también fue llamado por ti? —preguntó Juan, con la mirada fija en Bruno.—Déjalo en paz, — intervino el anciano, poniéndose de pie tras ver cómo Juan había derribado a decenas de hombres con facilidad. Su tono era más firme ahora. —Esto ya no es un simple asunto entre tú y Bruno. Ahora estás enfrentándote a toda la mafia de Puerto Lúmina.—Señor, cuando uno llega a cierta edad, debería dedicarse a disfrutar de una vida tranquila en vez de involucrarse en peleas y asesinatos, — dijo Juan con una siniestra sonrisa, pateando a Bruno hacia un lado como si fuera un objeto sin importancia alguna.—¡Joven insolente! Aprendes un par de trucos y crees que eres invencible. Hoy te enseñaré que siempre hay alguien más fuerte que tú en este mundo, — respondió el anciano con un tono amenazante.De repente, el anciano saltó hacia adelante con sorprendente agilidad, blandiendo una daga que brillaba bajo la tenue luz. La hoja, afilada y letal, apuntaba directo al corazón
—¿Gregorio?Juan tuvo que llamarlo para devolverlo a la realidad. Gregorio, aún perplejo, preguntó:—¿Qué clase de truco de magia es este?Juan no ofreció ninguna explicación.A partir de entonces, comenzaron a filmar en el bosque de bambú. Los demás actores, suspendidos con arneses, realizaban movimientos ágiles, saltando y girando entre los altos bambúes.—¡Mira, hay alguien volando! —exclamó un turista que paseaba distraído por el lugar.—¿Eres tonto? ¿No ves las cuerdas gruesas detrás de ellos? Es evidente que están grabando una película —respondió otro, señalando hacia el equipo de filmación.Conforme avanzaba la mañana y el sol subía más alto, la zona comenzó a llenarse de turistas. Algunos se detenían a observar atentos el rodaje, fascinados por la escena.Sin embargo, pronto varios notaron algo extraño: uno de los actores, un joven apuesto, no tenía ningún arnés visible.—Mira a ese chico, parece que no está usando cables.—¿Dónde? No puede ser, déjame ver.—¡Allí! Mira bien, e
Cuando pasaron por el salón exterior, Kevin vio a varias figuras de Puerto Lúmina que hasta entonces solo había visto en los periódicos. Incluso el alcalde estaba entre ellos, y todos habían sido asignados a lugares en el exterior. Esto hacía evidente que las personas dentro del salón principal eran de una categoría completamente distinta.Kevin, abrumado por los nervios, evitaba mirar demasiado.En contraste, Juan se sentó tranquilo, observando a su alrededor con una mirada despreocupada, casi burlona.Algunos de los presentes notaron a los recién llegados, pero no les prestaron mucha atención.Después de todo, entre las cuatro grandes Familias Guerreras Ancestrales, todos se conocían bien, y nadie recordaba haber visto a esos dos antes. La verdad, su presencia no despertaba interés alguno.—¡La jefa de la familia Ibáñez ha llegado! —anunció una voz desde la entrada del salón principal.Una mujer de aspecto distinguido y belleza madura entró con elegancia.—¡Saludamos a la jefa de la
—Onésimo, en representación de la familia Ferrero, ofrece un cordyceps de 300 años de antigüedad, deseándole al jefe de la familia Delgado salud y larga vida.—¡Increíble! ¡Un cordyceps de 300 años! Es algo extremadamente raro y difícil de encontrar en el mundo. Que la familia Ferrero lo haya traído aquí es algo realmente impresionante.—Se dice que los cordyceps que superan los 300 años tienen propiedades para prolongar la vida. Sin duda alguna, es un regalo de gran valor.Las exclamaciones de asombro no se hicieron esperar entre los asistentes, quienes asombrados también comenzaron a murmurar, si la familia Ferrero aún tendría más de estos tesoros en su inventario.—¡La familia Barrios está dispuesta a pagar cualquier precio por un cordyceps de 300 años! —exclamó alguien del grupo de la familia Barrios.—¡Nosotros también lo necesitamos! Díganme cuánto piden —dijo una voz desde el área de la familia Ferrero.En un mundo como este, nadie consideraría tener demasiados años de vida.Los
La familia Delgado, con Orlando en la sexta etapa de Gran Maestro, dominaba la sala con su presencia, sin contar que su hermano mayor era el líder de los Custodios del Horizonte, una figura imponente en sí misma.Incluso aquellos que podían sentirse oprimidos o descontentos no tenían otra opción más que tragarse por completo su orgullo y aceptar la situación con resignación.Orlando, aunque furioso, recordó que era su celebración de cumpleaños. Si explotaba en ese momento y manchaba la fiesta con sangre, su reputación podría verse afectada. Así que reprimió con fuerza su enojo, apretó los dientes y, tras un largo suspiro, volvió a sentarse lentamente.—La familia Ibáñez ha mostrado su consideración. ¡Acepten el regalo! —dijo Orlando con una voz cargada de enfado reprimido.De inmediato, un sirviente de la familia Delgado se acercó para recoger las dichosas tijeras que había ofrecido la mujer de la familia Ibáñez.El momento fue interrumpido por el siguiente anuncio:—¡El alcalde de Pue
—¡Dios mío, así que ese es el líder del misterioso grupo los Custodios del Horizonte! Una figura legendaria. Hoy, finalmente, tengo la oportunidad de verlo en persona.—Sí, es increíble verlo, pero, ¿no les pasa que mientras miran su rostro sienten que en al instante lo olvidarán por completo?—Exacto, me ocurre lo mismo. Es fascinante y extraño al mismo tiempo, digno de alguien envuelto en tantas historias legendarias.—Ustedes no entienden. Según dicen, Silvestre ha alcanzado un nivel de cultivo indescriptible. Su poder es tal que no tiene rival alguno en todo Puerto Lúmina, y las técnicas que practica están en el más alto nivel. Para quienes no poseemos su nivel de habilidad, recordar su apariencia en algún momento es simplemente algo imposible.Las conversaciones entre los presentes estaban llenas de asombro y respeto.—Hermano, qué raro tenerte aquí hoy. Más tarde debemos tomarnos un tiempo para hablar y ponernos al día —dijo Orlando, invitando a Silvestre a tomar asiento en el lu
—Juan, así que eres tú. No sabes medir el peligro, atreviéndote a aparecer aquí. Dime, ¿fuiste tú quien mató a Fortunato? —preguntó Orlando, sin esperar a que Silvestre hablara.—Quería asesinarlo, pero no fue mi mano la que le arrebató la vida —respondió Juan, sin titubear.La realidad era que Fortunato había muerto por intentar revelar la verdad de lo ocurrido en el pasado, activando una restricción oculta en su cuerpo, lo que resultó en su propia muerte.—¿Y mi hijo? —intervino de inmediato el jefe de la familia Barrios, seguido por el de la familia Ferrero, aprovechando la oportunidad para cuestionar en ese momento a Juan.Juan giró la cabeza hacia ellos, pero no respondió, manteniendo un silencio sepulcral que incrementó aún más la tensión.—Juan, hoy es mi celebración de cumpleaños. Sea lo que sea, puede esperar a que termine el evento —intentó mediar Orlando, notando que Juan no mostraba señales de estar mintiendo.Juan dejó escapar una sonrisa sombría.—Ya lo dije, he venido ho