Las horas pasaron y llegó el momento de abandonar la comodidad de su oficina, para ir hasta el restaurante y encontrarse con Grace. Desde el interior de su oficina podía ver a Noah en su escritorio, trabajando diligentemente. Ella esperó hasta que él colgó la llamada en la que estaba y lo llamó a la oficina. —¿Pasa algo? —preguntó Noah al entrar. —Nada malo… —aclaró ella y mordió su labio—. Saldré a almorzar con Grace, entonces quedas a cargo —dijo y le guiñó un ojo, lo que lo hizo reír—, pero antes de irme, necesito decirte algo urgente. Noah la miró de forma intensa, una sonrisa se marcó en su rostro y con disimulo cerró la persiana de la oficina. Ale sonrió y cuando quedaron ocultos del resto de oficinistas, ella se acercó a él con paso seguro y sin decir nada se besaron. Él la aferró por la cintura, atrayéndola hacia su cuerpo. El beso fue intenso, como si con este rememoraran lo vivido en ese fin de semana juntos. —Tenía muchas ganas de esto —admitió ella. —Te iba a invitar
Alessia dejó escapar un suspiro profundo, sentía el peso de las palabras de Grace. Sabía que su amiga tenía razón, pero admitirlo era otra cosa.—Lo sé... —murmuró, finalmente, levantando la mirada hacia Grace—. Sé que esto puede terminar mal, que estoy arriesgando mucho, pero no sé qué hacer. Siento que, si dejo de intentarlo, estaré renunciando a algo que siempre he querido.Grace la observó con compasión, pero su expresión era firme.—No estoy diciendo que renuncies, Ale. Lo que te estoy diciendo es que lo hables, que seas honesta, sobre todo con Noah. No puedes construir una vida basada en secretos, no así.Alessia apretó los labios, luchaba con la emoción que se acumulaba en su pecho. La imagen de Noah, de su risa, de su compañía, se mezclaba con la de Charlie y lo que podría ser su futuro, pero también veía las sombras de las consecuencias que podría traer su decisión.—Tienes miedo de que él no lo acepte, ¿verdad? —preguntó Grace suavemente, como si hubiera leído sus pensamient
Noah sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies. Su abogado, la persona en la que había confiado para manejar el futuro de Charlie, le estaba diciendo que había cometido un error. Un error que podría costarle la custodia de su hijo.—¿Un error? —repitió Noah, su voz temblando de incredulidad—. ¿Qué tipo de error, Daniel? ¿Por qué no me lo dijiste antes?Daniel suspiró al otro lado.—Fallé en responder una citación. La audiencia se programó sin que yo lo notara, y cuando lo hice, ya era demasiado tarde. He estado aquí en Aurora toda la semana intentando llegar a un acuerdo con la otra parte, pero ellos han decidido usar esto en nuestra contra.El corazón de Noah se hundió. Sabía que la abuela de Charlie era implacable cuando se trataba de proteger lo que consideraba su derecho, y ahora tenía una ventaja que no iba a soltar fácilmente.—¿Y ahora qué? —preguntó Noah, tratando de mantener la calma, aunque la ira y el pánico comenzaban a mezclarse dentro de él—. ¿Qué significa esto p
Georgia se preocupó ante la petición de su hermana, pero Alessia intentó quitarle peso, al menos, mientras llegaba la noche y podían hablar sin problemas. Por ahora, Gia estaba por salir de la firma y la hora de la comida junto a su esposo e hijo, eran un tiempo sagrado, por eso la esperaba más tarde en el penthouse.—Nos vemos a la noche, te amo —se despidió Gia.—Te amo. Acá te espero —dijo Ale y colgó, sintiéndose un poco más calmada.Tras guardar el teléfono, se quedó pensativa un momento, no sabía qué le iba a decir a Noah, porque todavía no estaba nada claro, ni siquiera sabía qué era lo que le iba a decir a su hermana. El escritorio de Noah pareció llamarla y caminó con paso firme, pero silencioso, se aseguró de que él no la viera desde el interior de su oficina y revisó el correo que le había mostrado, le tomó una foto y buscó otro correo en el que consiguiera los datos del abogado.Conseguir la información de esa forma no era la mejor, pero era lo que tenía en ese momento. No
—¿Me dirás qué está pasando entre tú y Noah? —le preguntó Gia a su hermana.Ale tragó saliva con fuerza y sostuvo la mirada fija ante la de Georgia.—¿Para qué me lo preguntas si ya lo sabes? —contestó Ale y mordió su labio.—Ay, mi Ale…, sabes que desde hace mucho anhelaba verte feliz y enamorada de alguien, admito que no imaginé que fueras a involucrarte con un empleado del Orion, pues nunca te he visto interesada en alguno, pero me gusta que sea Noah, me cae bien —aseguró Gia, mientras dejaba un mechón del cabello castaño tras la oreja de su hermana.—No estoy enamorada —se defendió Ale y Gia le sonrió.—Yo creo que sí, porque si no fuera así, no estarías tan interesada en lo que le está pasando a Noah con su hijo, ni me habrías pedido el favor de encargarme del caso.Alessia se quedó en silencio ante las palabras de Gia. Sabía que su hermana tenía razón, aunque no quisiera admitirlo. Sentía algo por Noah, algo que iba más allá de la simple atracción o preocupación por su bienestar
Noah casi no pudo dormir esa noche, estuvo mirando a su pequeño dormir plácidamente, ajeno a todo lo que sucedía entre su abuela y su padre. Era mejor así, pues Noah no pretendía hacer que su niño se pusiera en contra de sus abuelos, al final, son familia, la única que les queda por parte de Andrea.Sin embargo, por más que intentara mantenerse firme en esa convicción, no podía evitar sentirse traicionado. Los padres de Andrea habían sido parte de su vida por años, los mismos que habían compartido las lágrimas y el dolor cuando ella enfermó. Pero ahora, todo lo que había entre ellos parecía desmoronarse. Su mayor temor, perder a Charlie, parecía cada vez más real, y eso lo mantenía en vilo.Se levantó de la cama con cuidado de no despertar a Charlie y salió de la habitación. Caminó por el pasillo en silencio, mientras trataba de ordenar sus pensamientos. Sentía el peso de todas las decisiones que debía tomar.En la cocina, se sirvió un vaso de agua y, mientras bebía, su mente volvió a
Noah se quedó quieto por un momento, procesando lo que acababa de escuchar. Alessia estaba decidida a ayudarle, y no solo eso, sino que ya había tomado pasos importantes para asegurar que no estuviera solo en la batalla legal por Charlie. No sabía si sentirse agradecido o incómodo por la magnitud de lo que había hecho. Sin embargo, la realidad lo golpeaba con fuerza: no podía permitirse más orgullo.Mientras ella recogía sus cosas y hablaba con seguridad, Noah se dio cuenta de que, aunque esto le removía la herida de depender de otros, también era lo mejor para Charlie. Le dolía que todo hubiera llegado a este punto, que la situación se hubiera salido de control de tal manera que tuviera que recurrir a la hermana de Alessia, pero si eso significaba tener una oportunidad real de no perder a su hijo, entonces debía aceptarlo.Alessia lo miró mientras caminaba hacia la puerta, esperando que él la siguiera. No dijo nada más, solo extendió la mano en un gesto silencioso, pero firme, y Noah
El beso poco a poco fue aumentando la intensidad, así como el calor que recorrió el cuerpo de Alessia. Deseaba demasiado a Noah y era evidente, que él a ella, también.—Espera —jadeó Noah con dificultad, mientras la empujó suave por los hombros, hasta alejarla de él—, tú no has comido bien, así que, primero el almuerzo y después me aseguraré de que tengas un buen postre —carraspeó y acomodó la pretina de su pantalón, que se sentía tensa por la erección que aguardaba escondida—, que tengamos un buen postre.Ale hizo un puchero, pero sabía que él tenía razón, además su estómago se aseguró de recordarle que no le había dado alimento suficiente, que compensara la energía gastada con la mudanza y organización de las cosas en el apartamento. Ella sonrió y, con resignación, agarró su celular.—Recuerdo que tengo algunos folletos de restaurantes cercanos en el cajón de la cocina —comentó y empezaron a caminar hacia este—. No los vayas a perder, porque te serán muy útiles —le dijo a Noah, apen