—Eres una mujer interesante, Alessia —dijo él, mirándola con admiración.
—Y tú eres un hombre misterioso, Noah. Quizás por eso hacemos buen equipo —respondió ella, sintiendo que el alcohol empezaba a afectarla un poco.
La música, el ambiente y las risas les hicieron perder la noción del tiempo. Alessia notó que se estaban acercando cada vez más, sus risas resonando en la barra y sus miradas entrelazadas.
—¿Te gustaría bailar? —preguntó Noah de repente, inclinándose hacia ella.
Alessia asintió, dejando su copa vacía en la barra. Noah la tomó de la mano y la guió hacia la pista de baile. La música era vibrante y envolvente, y pronto se encontraron moviéndose al ritmo, sus cuerpos cada vez más cercanos.
Las risas y los movimientos se volvieron más íntimos, sus manos se entrelazaron y sus miradas se volvieron más profundas. En un momento de valentía, Alessia se acercó aún más y sus labios se encontraron en un beso apasionado.
El mundo a su alrededor se desvaneció mientras se perdían el uno en el otro, el deseo y la conexión palpable en el aire. Sin pensarlo demasiado, decidieron dejar el bar y buscar un lugar más privado. Definitivamente, el licor había quitado cualquier velo de inhibición que tuvieran antes.
Alessia guió a Noah hacia un pequeño, pero agradable hotel de carretera, aprovechando que estaba cerca. Sin tiempo de arrepentimientos y sin quitarse las manos de encima, intensificando así el deseo, ella pidió una habitación.
Noah no sabía qué le pasaba, hace mucho tiempo que no estaba con una mujer, pero esa desconocida recién conocida, tenía algo que lo motivaba a seguir a su lado. En especial su motivación y lo desinhibida que se mostraba, lo tenía cautivado.
Una vez en la habitación asignada, la intimidad se intensificó, volvieron a besarse con la misma intensidad que en el bar. Alessia se estremeció al sentir cómo las manos de Noah recorrieron sus costados; su corazón latía acelerado y su centro se humedeció, pues sí que le hacía falta el sentirse deseada de esa forma por un hombre, en especial, uno que se sintiera atraído solo por ella y no por todo su dinero o posición social.
Con manos ágiles, Ale abrió la camisa de Noah, quien gruñó excitado al sentir el toque de la mujer sobre su piel desnuda. Ella se deleitó con la firmeza del cuerpo del hombre, no era un modelo, pero tenía todo para capturar la atención de las mujeres. Ahora con mejor luz, podía ver el cabello castaño claro, con algunos ligeros mechones blanquecinos y plateados, que le daban un aspecto maduro y sensual, esos ojos verdes eran más intensos que lo que había notado en el bar. La barba de uno o dos días sin rasurar, raspaba de una forma que activaba sus sentidos.
En cuestión de segundos, ambos se encontraron desnudos y tendidos sobre la cama. El centro de Alessia palpitaba ansioso y la erección de Noah estaba expectante por su liberación, así que, con cordura y consciencia de lo que hacía, Alessia estiró su mano a la mesita de noche y tomó la caja que había pedido al llegar. Noah se la quitó de las manos con prisa, mientras sus ojos se conectaron.
Por más que ella deseara un hijo, no iba a dejar de lado el cuidarse, en especial, al acostarse con un desconocido. Esa noche tendría sex0, pero con el objetivo de obtener placer; el tema de su embarazo podía esperar más tiempo, pues para eso sí se aseguraría de que el donante directo fuera un hombre sano y de buenos genes.
El preservativo fue deslizado con cuidado, bajo la atenta mirada de Alessia, que se mordió el labio, pues lo que veía era muy agradable.
—Hazlo —demandó.
—Claro, jefa —bromeó Noah con diversión, al tiempo que se acomodaba entre las piernas de Alessia y con un movimiento lento, se fue introduciendo en su calor.
Ale gimió con fuerza ante la invasión, ambos se quedaron quietos por un momento, mientras se adaptaban y sí que se sentía bien, por lo que, ella no demoró en mover sus caderas, anunciándole a Noah que podía moverse.
Empezaron una danza cadenciosa, que aumentaba la excitación y el deseo en la pareja, Ale clavó sus uñas en la espalda de Noah, mientras sentía cómo su vientre bajo se apretaba y Noah gimió de forma ronca, al sentir la presión sobre su pene. Alessia se dejó llevar y estalló en un delicioso éxtasis, que solo logró excitar más a Noah, quien la tomó por la cintura, presionando para profundizar más sus estocadas, lo que prolongó el placer en Alessia.
Al recuperarse un poco del arrasador orgasmo, ella enderezó su espalda y como si fueran un par de bailarines, perfectamente, sincronizados, cambiaron de posición, Noah quedó sentado sobre la cama, recostado contra el espaldar y Ale a horcajadas. Ahora ella tenía el control y empezó a cabalgarlo con fuerza.
Noah tomó los senos rebotantes y le dio atención a cada pezón, haciendo que Ale se contorneara de placer. Después de unos minutos, él soltó sus senos, llevó sus manos a las nalgas femeninas y las apretó hacia él.
—No aguantaré más —murmuró él, conteniéndose, pues deseaba que ella alcanzara una vez más el clímax.
—Yo tampo… —Ale no logró completar la frase, pues un rayo de placer y éxtasis la recorrió. Noah gruñó y se dejó ir con ella.
Los dos cayeron tumbados en la cama, con la respiración agitada y las piernas temblorosas, completamente silenciosos; sin embargo, sus caras dejaban en evidencia lo satisfechos que habían quedado ante el encuentro.
—¿Todo bien? —preguntó Noah, después de varios minutos de silencio.
—Perfecto… —contestó Ale y se giró hacia él, regalándole una sonrisa.
—Bien…
La situación era un poco extraña, pero ambos se sentían cómodos. No se acercaron, pues no eran más que dos personas que se habían dejado llevar por el deseo, pero no había razón para abrazarse o decirse palabras bonitas, solo se quedaron sobre la cama, disfrutando del momento, hasta que el sueño se apoderó de ambos.
Noah abrió los ojos, se había dormido y no sabía la hora que era, pero lo único que tenía claro, era que debía volver a la casa de Oscar, junto a su pequeño Charlie, así que, se levantó con cuidado de no ir a despertar a Alessia, que descansaba plácidamente. No demoró en vestirse y estar listo para salir, aunque primero le dejaría una nota a su hermosa acompañante.
Buscó un papel y un bolígrafo. El trozo de hoja que encontró no era muy grande, pero serviría para lo que quería, así que, se dispuso a escribir.
“Gracias por este tiempo juntos.
La noche no pintaba nada bien cuando llegué al bar, pero terminó increíble.
No te quiero abrumar, ni que te sientas presionada, así que, acá te dejo mi número de celular y tú serás quien decide si deseas volverte a poner en contacto conmigo.
Noah”.
Dejó la nota sobre la mesa de noche y tras una última mirada al cuerpo desnudo de Ale, salió de la habitación, pues era hora de volver con su hijo y estar a su lado cuando él despertara en la mañana.
Noah no demoró en llegar a la casa de Oscar, agradeció que la luz de la sala todavía estuviera encendida, lo que significaba que su amigo había llegado hace poco de su turno del trabajo, así que, solo dio algunos golpecitos en la puerta y Oscar no demoró en abrir la puerta.—Veo que la noche estuvo interesante —comentó Oscar con diversión, mientras escrutaba a Noah y una sonrisa se le marcó en su rostro—. Tienes cara de haber conocido a una mujer.—Cállate —contestó Noah y pasó por el lado de su amigo, para entrar al apartamento—. ¿Acabas de llegar? Ni siquiera sé qué hora es —comentó.—Son las tres de la madrugada —le informó Oscar y Noah abrió los ojos con sorpresa.—Será mejor que vayamos a descansar. Voy a ver a Charlie —se excusó Noah y Oscar asintió.—Descansa, yo iré con Nadia y mi pequeña —dijo Oscar en despedida y le dio una palmada suave en la espalda a su amigo—. Me alegra que te haya ido bien en tu salida de esta noche, así ya no me siento culpable por no haberte podido ac
—Chao, mi niño —se despidió Alessia del pequeño Scotty, que venía corriendo de vuelta a donde su tía, pues al ver a sus padres todo se le había olvidado por ir con ellos.—Chao, tía Ale —contestó él y le dio un beso húmedo en la mejilla.—Hola, preciosa —la saludó Gia y la abrazó con fuerza—. ¿Cómo se portaron mis pequeños?Annie y Tommy se rieron por la forma en la que su madre los llamaba, definitivamente, nunca dejarían de ser los pequeños de mamá.—Ellos muy bien, pero espero que ustedes se hayan portado mal —comentó Alessia con picardía, mientras miraba a su hermana y cuñado a los ojos.Gia se sonrojó y Stephen sonrió.—Oh, sí, de eso me aseguré —contestó él, haciéndola reír.—¡Papá! —gritaron al mismo tiempo Annie y Tommy, pues no deseaban saber detalles de lo que sus padres hicieran los fines de semana solos.—A mí no me dejan portarme mal —renegó Scotty y ahora los que se rieron fueron los hermanos mayores, mientras que sus padres se miraron sin saber qué decir.—No es verdad
—¿Qué sucedió con Corina? —le preguntó su hermano al teléfono, completamente, confundido, pues nunca había escuchado alguna queja de la mujer.Alessia respiró profundo y se dispuso a contarle todo lo sucedido y descubierto por Brandon, sabía que su hermano iba a insistir en denunciarla y no se equivocó, de hecho, él se ofreció a hacer todo el proceso, como abogado que era.—No, en estos momentos no quiero más problemas, ahora solo me interesa concentrarme en todos los eventos que vienen, además sabes bien que, por el cambio en la temporada, muchos de nuestros trabajadores se irán y necesitamos contratar nuevos; y se aproxima el cumpleaños de mamá —le recordó Ale a Paul.—¿Estás segura? Yo me haría cargo de todo —insistió él.—Sí, estoy segura, no le quiero dar más importancia de la que tiene, ahora necesito que me ayudes a contratar a alguien nuevo —le pidió.—Está bien, lo haré, más tarde paso por tu oficina. Te amo, Lessy.—Gracias, Paulie, te espero más tarde.Alessia colgó la llam
El tráfico estaba un poco congestionado, en especial, llegando a la bien concurrida y tradicional zona de casinos y hoteles de Las Vegas. Si no fuera porque Noah le solicitó al conductor que le avisara en la parada indicada por Oscar, él y Charlie habrían seguido derecho, pues las calles eran algo abrumadoras, muy diferentes a las de Aurora, su ciudad en Colorado.Charlie se aferró con fuerza de la mano de su padre y así caminaron hacia el gran edificio que se erguía ante sus ojos, con un gran letrero en el que se leía la palabra “ORION”.—¿En qué puedo ayudarlos? —preguntó Silvia al ver a Noah con su hijo.—Buenas tardes, he venido a las entrevistas —respondió Noah, mirando a los lados, pues estaba un poco perdido.—Oh, el ingreso al casino es por la siguiente puerta, este es el ingreso al hotel —le anunció la joven.—Gracias, lamento la molestia —se excusó y salió con prisa.En menos de un minuto estaban frente a la entrada del casino, donde el vigilante lo observaba como si le hubie
Ale miró la hora en su celular. No supo en qué momento se hizo tan tarde, pero estaba agotada y todavía no había recibido noticias de su hermano. Definitivamente, sin un asistente no podría continuar por mucho tiempo, pues el trabajo se le duplicaba, así como la permanencia en cada documento.No alcanzó a salir de la oficina, cuando una llamada entró a su celular.—Hola, mami. ¿Cómo estás? —saludó Ale y suspiró con fuerza.—Hola, mi niña. ¿Día pesado? —le preguntó Alessandra con tono maternal.—No te lo imaginas.—Tu hermano algo me dijo. Ven a cenar a la casa, todos estaremos y te va a servir para distraer la mente, Paul dijo que quiere vernos a todos, además, es la despedida de Tommy y Annie.—Oh, no sabía que nos veríamos en familia, pero claro que iré, dame tiempo de bañarme y cambiarme. Me apuraré —contestó Ale y colgaron la llamada.El cansancio era grande, pero Alessia disfrutaba mucho el estar con su familia, además no veía a sus padres hace unas semanas y, así hubiera estado
Noah despertó temprano, tenía que llevar a Charlie a su primer día de escuela, solo esperaba que las cosas salieran bien, porque si las cosas no habían sido fáciles para él, para su pequeño, mucho menos; había perdido a su mamá, su casa, la estabilidad, su padre y abuelos peleaban cada vez que se veían y ahora empezaba en una nueva escuela, marcando un futuro incierto.—Charlie, despierta o llegaremos tarde —lo llamó por tercera vez y el pequeño seguía sin hacer caso, solo emitió un quejido y se enrolló más entre la cama.Noah se rio y con pasos suaves caminó hasta la cama, se acostó al lado de su hijo y empezó a hacerle cosquillas, que terminaron en una carcajada estruendosa por todo el apartamento de Oscar. —Silencio, silencio —le pidió Noah a su hijo, mientras dejaba de molestarlo—, vamos a despertar a la bebé. Shhhh. —Puso su dedo índice sobre sus labios y Charlie se tapó la boca, para no hacer más ruido. —Buenos días, papito —susurró el pequeño. —Buenos días, mi niño. ¿Listo p
El corazón de Ale quedó martillando con fuerza dentro de su pecho, nada la preparó para ver a Noah nuevamente, mucho menos, en su casino. Si su hermano lo había llamado, ¿era parte del nuevo personal contratado?—¿Sucede algo? —preguntó Norman, quien había comentado algo, pero no recibió respuesta de Alessia.—¿Qué? —interrogó confundida, mientras sacudió su cabeza y lo miró—. Perdón, me distraje pensando en algo, será mejor que sigamos con el recorrido —comentó determinada y se dio la vuelta con paso seguro, pero no pudo evitar voltear hacia la oficina de su hermano, por si veía a Noah salir, pero apenas hace unos segundos había entrado.Salieron del casino y se dirigieron a la parte del hotel, primero Alessia le presentó al personal de la recepción y a los vigilantes, pues necesitaba que se conocieran y no tuvieran inconvenientes, después fueron hacia las oficinas.—Este será tu puesto de trabajo, mi oficina es esa de ahí, cualquier cosa que necesite, señor Harris, se comunica por el
La respiración se le cortó a Noah, sabía que su suegra era una piedra en el zapato, pero no imaginó que llevara a cabo su amenaza. ¿Qué haría ahora? Lo único que tenía claro, era que negarse ante la solicitud del Juzgado de familia, solo le daría puntos en contra y, por eso, con gran resignación le dio la información que el hombre le pedía.Al colgar la llamada siguió con la duda de cómo había logrado mantener la conversación, porque el nudo en su garganta era cada vez más grande. Miró el espejo retrovisor, desde donde se podía ver al pequeño Charlie durmiendo, ajeno a lo que acababa de suceder.—No voy a permitir que nos separen, hijo, te lo prometo —dijo Noah en tono bajo, más como una promesa para sí mismo.Llegaron al edificio de Oscar y mientras estacionaba, para sacar al pequeño y entrar, vio cuando su amigo llegaba caminando desde la parada del autobús.—¡Noah, amigo! ¿Cómo estás? ¿Qué tal todo? —saludó Oscar, emocionado al verlo, pues sabía que lo habían llamado del casino, so