Noah entró a la oficina de Alessia, su cabeza no dejaba de darle vueltas a lo que había escuchado, pero no hallaba la forma de traer el tema a colación, así que, escuchó con atención la nueva idea para el casino, que se le había ocurrido a Ale, pero que no se la había hecho saber a nadie más, pues no estaba plenamente convencida.—Entonces, ¿qué opinas? —preguntó Alessia, esperando la reacción de Noah.—Creo que es una idea fantástica —respondió Noah, aunque su mente seguía distraída—. Podría atraer a un nuevo público y darle un toque fresco al casino —contestó con honestidad, pues la idea de Alessia era, realmente, buena y seguiría dejando al Orion como el #1.Alessia notó que algo andaba mal. En poco tiempo, ya conocía a Noah lo suficiente para darse cuenta de que su mente estaba en otra parte.—Noah, ¿estás bien? Pareces preocupado por algo —dijo ella, mirándolo con preocupación.Noah vaciló por un momento, pero decidió que era mejor ser honesto.—No es nada de qué preocuparse, solo
—Ale, tienes que salir con Jean esta noche. Será divertido, y ambos podrían aprovechar para conocerse mejor —dijo Grace, casi como una orden disfrazada de sugerencia.Antes de que Alessia pudiera responder, Noah apareció en la puerta, al regresar de su almuerzo. Su expresión cambió al ver la escena frente a él, pero se mantuvo estoico, sin intervenir.Alessia se sintió abrumada por la insistencia de su amiga y miró a Jean, quien sonreía con amabilidad y un notorio entusiasmo en su mirada.—No quisiera ser una molestia, pero me encantaría salir contigo, Alessia, si estás de acuerdo —dijo Jean, con un tono respetuoso—. Mi cuñada no ha hecho más que hablar de ti y quisiera confirmar por mí mismo, la gran mujer que dice eres.Las mejillas de Ale se sonrojaron, no esperó en ningún momento unas palabras como esas; sin embargo, las seis ojos que pudo notar sobre sí misma, pues hubo un par que no había notado; la obligaban a contestar prontamente.—Está bien, aceptaré salir con Jean —dijo Ale
Noah se quedó observándola, aun sintiendo el efecto del beso. Aunque la interrupción había sido frustrante, no podía evitar sentir una chispa de esperanza. Había algo entre ellos, algo que no podía seguir ignorando.Alessia intentó concentrarse en la llamada, pero su mente seguía reviviendo el momento que acababa de compartir con Noah. La voz del cliente al otro lado de la línea se convirtió en un murmullo lejano mientras su corazón latía con fuerza. Deseaba dejar la llamada y volver a tener sus labios unidos a los de Noah.—Sí, claro, lo resolveremos de inmediato. Gracias por informarme —dijo, tratando de poner fin a la llamada lo antes posible.Cuando colgó, miró a Noah, quien aún estaba parado cerca, con una expresión indescifrable.—Perdón por eso —dijo ella, con una ligera sonrisa—. No esperaba que nos interrumpieran tan pronto.—Es parte del trabajo —respondió Noah, con una sonrisa torcida—. Siempre hay algo que hacer aquí.Ambos se quedaron en silencio por un momento, el aire l
Los labios de ambos se acoplan de una forma perfecta y sus lenguas empiezan a danzar desesperadas dentro de sus bocas, como si compitieran por cuál de los dos controlaba el momento. Noah aferró a Ale por sus caderas y la pegó contra su cuerpo, que empezaba a reaccionar en una parte específica de su anatomía, que ella sintió presionar en su bajo vientre. Enredó sus delgados dedos en los cortos cabellos de la nuca de Noah y jadeó con fuerza.El aire les faltó y con dificultad se alejaron, mientras intentaban controlar sus respiraciones erráticas. Ale mordió su labio, una acción que estaba desquiciando a Noah, cada vez que la veía, pues dejaba en evidencia ese lado sensual y salvaje que había conocido tenuemente una noche y que anhelaba volver a encontrar.Ale retrocedió dos pasos, pero Noah no le permitió alejarse más, volvió a tomarla por la cintura y la atrajo hacia él, dándole la vuelta contra el escritorio. Los glúteos de ella quedaron justo en el borde de la mesa, presionando su pie
Noah no lograba entender lo que le pasaba con Alessia, pero la mujer le atraía de una forma incontrolable y lo que más disfrutaba, era que mientras estaba con ella, los problemas se desvanecían a su alrededor.Ale era la única mujer con la que había estado después de la muerte de Andrea. Al principio, como era de esperarse, tras la muerte de su gran amor y madre de su hijo, estar con alguien más no era algo en lo que pensaba, por más que ella en su lecho de muerte se lo hubiera pedido, pues Andrea había tenido el tiempo suficiente para hacerse a la idea de que los dejaría solos y no deseaba que Noah, su hombre maravilloso se quedara sin una compañera de vida; sin embargo, solo hubo una petición y, se podría decir que fue una condición, con la que Noah estaría de acuerdo en ese momento junto a la camilla de Andrea y cada día después de eso: si alguna vez conocía a una mujer, tendría que ser alguien que quisiera a Charlie y se preocupara por su bienestar.La mente de Noah se perdió por
Ale miró el reloj sobre su mesa de noche y volvió a maldecir, ya era demasiado tarde para cancelar la cena, de hecho, era muy posible que Jean ya la estuviera esperando en el restaurante y sería una grosería no cumplir el compromiso que había adquirido más temprano. Ni hablar de Grace, no quería tener problemas con su amiga, pues seguro se molestaría donde dejara plantado a su cuñado.Sin mucho ánimo, pero sí con prisa, buscó un vestido bonito y cómodo, adecuado para el restaurante al que había sido invitada, unos tacones de 4cm, se desenredó el cabello y lo peinó suelto, de medio lado; y el maquillaje fue de lo más sencillo, un poco de base, mascara de pestañas y un labial rosa oscuro.Salió con prisa de su penthouse y bajó por el ascensor privado, directo al sótano donde su auto estaba parqueado. Volvió a mirar la hora y todo lo estaba haciendo en tiempo récord, solo faltaba que el tráfico estuviera suave, así su demora no sería tanta.Su celular volvió a sonar, anunciando otro mens
La casa no estaba lejos del restaurante, así que, en menos de veinte minutos ya estaban frente a esta. Jean se sentía apenado con Ale por haberlo llevado, pero ella insistió en más de una ocasión, que ese no era problema y que lo hacía con gusto.—¿Quieres verte con Grace? —le preguntó cuando se detuvo frente a la casa. Ale pareció pensarlo y después negó.—No, después hablaré con ella, ahora solo quiero llegar a descansar —confesó y él asintió.—Lo sé, ella puede ser un poco abrumadora cuando está emocionada —convino Jean y Ale le dio la razón con un asentimiento—. Será mejor que te vayas pronto o se dará cuenta de que estamos acá. Gracias por una velada agradable y por traerme. Nos vemos, bonita —se despidió Jean y le dio un beso en cada mejilla a Ale.—Ten buena noche, gracias por la deliciosa cena —se despidió Ale y apenas él se bajó del auto, ella se puso en marcha.A esa hora el tráfico estaba más pesado que horas antes, sin embargo, en menos de cuarenta minutos estaba de vuelta
Ale no podía borrar la sonrisa de su rostro ni controlar las lágrimas que bajaban por sus mejillas al ver la pequeña imagen en tonos negros y grises en sus manos.—¡Qué hermoso se ve! —exclamó—. Ese bebé será uno más de los consentidos de la tía Lessy —aseguró, arrancándole una risa a su hermano.—Todavía no lo puedo creer, es tan pequeño o pequeña… —susurró Paul, mirando la imagen de la ecografía en manos de su hermana.—¿Cómo se ha sentido Lina? ¿Muy feos los malestares? —preguntó Ale, no solo interesada en su joven cuñada, sino que también quería prepararse por si le tocaba algo similar.Los hermanos se enfrascaron en una conversación amena, mientras degustaban un trozo de carne con guarnición de vegetales y papas al vapor. Cuando terminaron se dieron cuenta de que la hora de almuerzo había pasado y era momento de volver a sus labores, pues era algo de nunca acabar en el Orion.Paul se despidió de su hermana junto al ascensor del lado del hotel y siguió hacia su oficina en el casin