Alessia se quedó paralizada por un momento. Las palabras de Noah salieron como una ráfaga sobre ella y era muy probable que ni él mismo se hubiese dado cuenta de toda la información que había soltado. Noah era un hombre viudo, padre de un niño, que había perdido a su madre a corta edad y por el que se estaba esforzando, pero también perdiendo oportunidades por la frustración y el dolor que llevaba detrás.—Noah…, lo siento —susurró Ale, mirándolo fijamente y apretó sus labios, sin saber qué más decir, pues todavía estaba procesando la información recibida.—Perdóname, no debí… —Ale lo interrumpió negando.—Necesitas hablar y yo estoy acá para escucharte —ofreció y Noah volvió a esconder su rostro entre sus manos en el manubrio—. Por favor, Noah, habla conmigo, que no puedes llegar así con tu hijo —le pidió y vio cómo él levantó la mirada por un momento.Noah suspiró profundamente y comenzó a hablar, esta vez con una voz más controlada y triste.—Andrea, mi esposa, murió hace dos años
Al llegar al apartamento, fue recibido por Oscar, que estaba sentado en el sofá viendo televisión. Se saludaron rápido y Noah fue a saludar al pequeño Charlie, que ya estaba acostado en la cama, mientras jugaba con unos carritos entre las cobijas.—¿Me esperabas? —le preguntó Noah desde la puerta y su hijo lo miró con sorpresa. No lo había sentido llegar y él había aguardado unos segundos para hacerse notar.—¡Papi! ¿Estás bien? —preguntó Charlie, mientras recibía a su padre en la cama y lo abrazó como saludo.—Todo bien, enano. ¿Cómo estuvo la escuela?—Divertida —contestó sonriente y Noah le correspondió.Era un alivio que su pequeño estuviera a gusto en la escuela, ese había sido uno de sus mayores temores, pero, al menos, era una cosa menos de la cual preocuparse. Noah aprovechó para hablar algunos minutos con su hijo, quería escuchar sobre sus compañeros, las clases y cualquier cosa que Charlie le quisiera contar emocionado.—Descansa, enano. Iré con Oscar un rato, así que, a dor
—Sí, he decidido aceptar el trabajo. Estoy aquí para empezar como tu asistente —confirmó Noah—. ¿Todavía soy recibido?Ale se emocionó al escucharlo y sin pensarlo se lanzó a los brazos de Noah, para regalarle un abrazo rápido. Noah se sorprendió, pero la recibió con gusto y su olor invadió sus fosas nasales.—¡Estoy tan feliz de escuchar eso, Noah! Sé que tomaste la decisión correcta —dijo, soltándolo y volviendo a sonreír ampliamente, disimulando la vergüenza por su arrebato—. Vamos, te mostraré tu nuevo espacio y empezaremos con lo que necesitas saber para tu primer día.—Debería avisarle al señor Paul —comentó y ella le dio la razón con un asentimiento.—Yo me encargo, no es necesario que vayas a su oficina —le pidió y le señaló una de las sillas, para que tomara asiento, mientras ella llamaba a su hermano.La conversación entre los hermanos Rogers se prolongó por algunos minutos, en los que hablaron sobre el contrato nuevo que debían hacer con Noah, la búsqueda de un nuevo emplea
—Está bien, pero que mi jefa no sepa que estoy tomando algo en horario laboral —pidió jocoso y ella simuló que cerraba sus labios con una cremallera.Alessia se levantó de su escritorio y caminó hacia una pequeña barra en la esquina de la oficina.—¿Vino o whisky?—Vino…Sacó dos copas y una botella de vino tinto.—Es un buen vino, prometo que te gustará —dijo ella mientras servía las copas.Noah se relajó un poco, aceptando la copa que Alessia le ofrecía. Sus dedos se rozaron brevemente al recibirla, lo que provocó una chispa inesperada que ambos notaron, aunque ninguno lo mencionó.—Salud —dijo Alessia, levantando su copa.—Salud —respondió Noah, chocando suavemente su copa con la de ella.Tomaron un sorbo, disfrutaron el sabor del vino. El ambiente en la oficina se sentía diferente, más íntimo, mientras el sol se iba poniendo lentamente, bañando la habitación en una luz cálida y dorada.—Noah, ¿te ha gustado trabajar aquí hasta ahora? —preguntó Alessia, rompiendo el silencio.—Sí,
—¿Por qué razón me quiere conocer? —preguntó Ale sin ocultar su confusión—. No sabía de su existencia y ahora me dices que quiere conocerme.Grace se rio nerviosa y mordió su labio inferior, mientras le sostuvo la mirada a una Alessia curiosa por saber lo que ella había dicho.—Es que, Pierre sabe de ti hace mucho y, ahora que viajé sola, Jean le ha hecho compañía y parece que hemos salido en la conversación de los hermanos Allard.—Entonces tendremos que hacer lo mismo de ellos, porque me siento en desventaja —bromeó Ale y Grace se rio.—Jean es muy guapo, no tanto como Pierre —aclaró y Ale le sonrió—. Llegarán mañana y te lo puedo presentar. Porque sigues soltera, ¿no?—¡Obviamente! ¿De dónde sacaría un novio? —reclamó Ale y Grace torció la boca.—Yo solo sé, que tu asistente está guapo, porque fue lo que me dijiste, aunque debería conocerlo y hacerme mi propia idea —dijo Grace, mientras Ale negaba ante las ocurrencias de su amiga—, y que, tuviste una de las mejores noches de tu vid
Noah entró a la oficina de Alessia, su cabeza no dejaba de darle vueltas a lo que había escuchado, pero no hallaba la forma de traer el tema a colación, así que, escuchó con atención la nueva idea para el casino, que se le había ocurrido a Ale, pero que no se la había hecho saber a nadie más, pues no estaba plenamente convencida.—Entonces, ¿qué opinas? —preguntó Alessia, esperando la reacción de Noah.—Creo que es una idea fantástica —respondió Noah, aunque su mente seguía distraída—. Podría atraer a un nuevo público y darle un toque fresco al casino —contestó con honestidad, pues la idea de Alessia era, realmente, buena y seguiría dejando al Orion como el #1.Alessia notó que algo andaba mal. En poco tiempo, ya conocía a Noah lo suficiente para darse cuenta de que su mente estaba en otra parte.—Noah, ¿estás bien? Pareces preocupado por algo —dijo ella, mirándolo con preocupación.Noah vaciló por un momento, pero decidió que era mejor ser honesto.—No es nada de qué preocuparse, solo
—Ale, tienes que salir con Jean esta noche. Será divertido, y ambos podrían aprovechar para conocerse mejor —dijo Grace, casi como una orden disfrazada de sugerencia.Antes de que Alessia pudiera responder, Noah apareció en la puerta, al regresar de su almuerzo. Su expresión cambió al ver la escena frente a él, pero se mantuvo estoico, sin intervenir.Alessia se sintió abrumada por la insistencia de su amiga y miró a Jean, quien sonreía con amabilidad y un notorio entusiasmo en su mirada.—No quisiera ser una molestia, pero me encantaría salir contigo, Alessia, si estás de acuerdo —dijo Jean, con un tono respetuoso—. Mi cuñada no ha hecho más que hablar de ti y quisiera confirmar por mí mismo, la gran mujer que dice eres.Las mejillas de Ale se sonrojaron, no esperó en ningún momento unas palabras como esas; sin embargo, las seis ojos que pudo notar sobre sí misma, pues hubo un par que no había notado; la obligaban a contestar prontamente.—Está bien, aceptaré salir con Jean —dijo Ale
Noah se quedó observándola, aun sintiendo el efecto del beso. Aunque la interrupción había sido frustrante, no podía evitar sentir una chispa de esperanza. Había algo entre ellos, algo que no podía seguir ignorando.Alessia intentó concentrarse en la llamada, pero su mente seguía reviviendo el momento que acababa de compartir con Noah. La voz del cliente al otro lado de la línea se convirtió en un murmullo lejano mientras su corazón latía con fuerza. Deseaba dejar la llamada y volver a tener sus labios unidos a los de Noah.—Sí, claro, lo resolveremos de inmediato. Gracias por informarme —dijo, tratando de poner fin a la llamada lo antes posible.Cuando colgó, miró a Noah, quien aún estaba parado cerca, con una expresión indescifrable.—Perdón por eso —dijo ella, con una ligera sonrisa—. No esperaba que nos interrumpieran tan pronto.—Es parte del trabajo —respondió Noah, con una sonrisa torcida—. Siempre hay algo que hacer aquí.Ambos se quedaron en silencio por un momento, el aire l