Para salir de la zona tuvo que dar algunas vueltas por las vías cercanas y logró identificar el hotel en el que había tenido su encuentro con Noah. Las palabras de Grace retumbaron en su mente y sin pensarlo mucho, se detuvo en el lugar, bajó del auto y fue directo a la recepción del modesto lugar. —¿En qué puedo servirle? —preguntó la recepcionista, notablemente confundida, pues era raro que una mujer tan elegante y con el porte de Alessia decidiera quedarse en un hotel como ese. —Ehm…, hace unos días estuve en una de sus habitaciones y mi acompañante se fue antes de tiempo… —se quedó callada unos segundos, pues no sabía cómo decir las cosas, sin que sonara como una mujer desesperada—, entonces no sé si tal vez me dejó alguna razón y olvidaron dármela. La recepcionista se quedó mirándola y se notaba confundida. Razón tenía de estarlo, pues la petición de Ale era extraña. —¿En qué habitación?Ale le dijo lo que recordaba y la joven, a pesar de su confusión, puso todo de su parte p
Mientras Ale estaba indecisa respecto a lo que haría con Noah, su celular empezó a sonar en su bolsillo. Sin mirar la pantalla, contestó, pues sus ojos seguían fijos en un cordial y atento Noah, que regresaba a darle algunas indicaciones a la mujer mayor, que no dejaba de jugar en la máquina tragamonedas.—Aló —contestó.—Traje algo para que comamos juntas, ¿ya sales de trabajar? —preguntó Grace, sin necesidad de saludar.—¿Ya estás en el apartamento? —La llamada de su amiga la sorprendió, pues sabía que todo el día estaría por fuera, haciendo algunas diligencias para su boda.—Sí, creí que ya estarías acá, pero como no es así, decidí llamar y recordarte que debes salir de trabajar —bromeó Grace.—Ya voy para allá, tengo algo que contarte —dijo Ale y se giró hacia Brandon.—¡Entonces serviré unas copas de vino! ¡No demores! —gritó Grace con ansiedad y colgó la llamada.Ale antes de volver a guardar su teléfono le dio una mirada a la pantalla, para saber la hora, pues se sentía un poco
Justo cuando el teléfono comenzó a sonar, su asistente, Norman, irrumpió en su oficina, visiblemente alterado.—¡Señorita Rogers, tenemos un problema! —dijo, su voz temblando de preocupación.Ale rápidamente colgó el teléfono, sintiendo un nudo de frustración en el estómago.—¿Qué sucede, Norman?—Hay una situación en el salón principal. Un cliente VIP está muy molesto y exige hablar con usted personalmente.Ale suspiró, sintiendo la urgencia en la voz de Norman. Sabía que no podía posponer esto.—Está bien, voy para allá, mientras tanto, ocúpate de revisar estos documentos y después llevarlos a la oficina junto a la de mi hermano. Son las aprobaciones de las próximas inversiones a realizar, pero me faltó revisar las últimas páginas —le pidió con seriedad, pues ese documento hacía parte de los que llevaban varios días retenidos por culpa de la lentitud de Norman.Alessia salió con paso firme hacia el casino, pues debía solucionar lo que fuera que pasara con el cliente. Esa clase de in
Alessia no dejaba de mover sus piernas de forma errática e intermitente, mientras sus ojos no paraban de escrutar al médico frente a ella, solo que, las facciones estoicas del hombre no le daban ninguna luz sobre el resultado en sus manos. —¿Y, bueno? —se atrevió a preguntar. El médico levantó la mirada y le regaló una sonrisa incómoda, pero que intentó hacer pasar por una tranquila y relajada. —¿Estoy embarazada? Se instaló un silencio entre los dos, que la puso más nerviosa de lo que estaba. Se negaba a dejar avanzar sus pensamientos, solo quería que el médico le contestara. Cuando el hombre negó, ella dejó escapar el aire que estaba reteniendo en sus pulmones. —Lo lamento, señorita Rogers, el tratamiento no ha funcionado —confesó el médico. Alessia se limitó a asentir, pero no dijo ninguna palabra, pues las lágrimas amenazaron con abandonar sus ojos y no deseaba que nadie la viera triste y derrotada. Ella había sido una mujer exitosa a lo largo de su vida, desde hace doce añ
Noah caminó con pasos lentos hacia la oficina a la que había sido llamado, como si fuera directo al pabellón de fusilamiento. El tono del hombre al que odiaba llamar jefe, que más bien, era un esclavizador, no le había dejado un sentimiento agradable. —Jefe, ¿me mandó a llamar? —preguntó Noah al abrir la puerta de la pequeña y desordenada oficina. —¡Entra! —demandó el hombre y así lo hizo Noah—. No te sientes, que lo que necesito decirte no tomará mucho tiempo. Noah tragó saliva, rogó en su fuero interno, para que no fuera grave lo que tuvieran que decirle, sin embargo, se quedó en blanco al ver cómo el hombre sacaba un sobre del cajón. —Esta es tu liquidación, tómala y vete ya mismo, que tengo que seguir trabajando y no puedo perder el tiempo contigo —pronunció el hombre y se giró en su silla, centrando su mirada en un televisor detrás de él, en el que uno de los tantos realities se reproducía. La ira fluyó por su cuerpo, pero se contuvo, de nada serviría pelear o confrontar al
Los siguientes tres días de la semana se pasaron como un borrón, entre reuniones, trabajo en la oficina y uno que otro recorrido por el Hotel-casino Orion, lo que mantuvo a Alessia con su mente ocupada en sus deberes, dejando así, de lado la tristeza que le acarreaba el no quedar embarazada.—Señorita Alessia, ¿va a salir? —preguntó Silvia, la recepcionista a la entrada del hotel.—Sí. Silvia, por favor, si alguien me llama, guarda la razón, que no quiero saber nada más de trabajo de acá al lunes. Mañana vienen mis sobrinos, por favor avísale al cambio de turno, para que estén pendientes de ellos y los dejen entrar. Ya sabes —le pidió con un leve tono de advertencia en su voz, pues no deseaba que volviera a suceder lo de la vez anterior, pues los habían anunciado como si fueran desconocidos y no parte de la familia dueña del lugar.—No se preocupe, que Bruce aprendió y no se volverá a equivocar —contestó la joven y mantuvo una sonrisa incómoda en su rostro.—Nos vemos, ten buena noche
—Eres una mujer interesante, Alessia —dijo él, mirándola con admiración.—Y tú eres un hombre misterioso, Noah. Quizás por eso hacemos buen equipo —respondió ella, sintiendo que el alcohol empezaba a afectarla un poco.La música, el ambiente y las risas les hicieron perder la noción del tiempo. Alessia notó que se estaban acercando cada vez más, sus risas resonando en la barra y sus miradas entrelazadas.—¿Te gustaría bailar? —preguntó Noah de repente, inclinándose hacia ella.Alessia asintió, dejando su copa vacía en la barra. Noah la tomó de la mano y la guió hacia la pista de baile. La música era vibrante y envolvente, y pronto se encontraron moviéndose al ritmo, sus cuerpos cada vez más cercanos.Las risas y los movimientos se volvieron más íntimos, sus manos se entrelazaron y sus miradas se volvieron más profundas. En un momento de valentía, Alessia se acercó aún más y sus labios se encontraron en un beso apasionado.El mundo a su alrededor se desvaneció mientras se perdían el un
Noah no demoró en llegar a la casa de Oscar, agradeció que la luz de la sala todavía estuviera encendida, lo que significaba que su amigo había llegado hace poco de su turno del trabajo, así que, solo dio algunos golpecitos en la puerta y Oscar no demoró en abrir la puerta.—Veo que la noche estuvo interesante —comentó Oscar con diversión, mientras escrutaba a Noah y una sonrisa se le marcó en su rostro—. Tienes cara de haber conocido a una mujer.—Cállate —contestó Noah y pasó por el lado de su amigo, para entrar al apartamento—. ¿Acabas de llegar? Ni siquiera sé qué hora es —comentó.—Son las tres de la madrugada —le informó Oscar y Noah abrió los ojos con sorpresa.—Será mejor que vayamos a descansar. Voy a ver a Charlie —se excusó Noah y Oscar asintió.—Descansa, yo iré con Nadia y mi pequeña —dijo Oscar en despedida y le dio una palmada suave en la espalda a su amigo—. Me alegra que te haya ido bien en tu salida de esta noche, así ya no me siento culpable por no haberte podido ac