Sara
Llegamos exhaustos a casa. Son las seis de la tarde. Susana se encuentra en el sofá dormida, noto como Franco se incomoda al verla, sé que tiene la intención de charlar a solas conmigo y pone cara de fastidio.
─Ven…─ lo tomo de la mano y lo llevo a la terraza. Hace algo de frío, pero está techada y eso ayuda.
Nos sentamos en las cómodas sillas de bambú, permanecemos en silencio un rato. Desde que me confesó lo que siente por mí, se nos ha acabado el tema de conversación. Supongo que le estamos dando muchas vueltas al asunto.
─ ¿A qué hora debemos irnos? ─ pregunta resignada.
─ A las nueve.
─Bien, iré a descansar un poco.
Se levanta dudoso, con la intención de acercarse, quizá a besarme, o tal vez ese es mi deseo. Al fin se decide y da un paso para entrar de nuevo al departamento.
─ ¡Franco! ─ se gira a verme.
─Gracias─ lo miro entusiasmada.
─No es nada Sari─ dice con cara de resignación.
─Espera... necesito decirte algo...
Me mira incrédulo, con sus grandes ojos aceitunados, Franco es muy guapo, alto y varonil, moreno claro y cabello castaño, tiene un porte interesante, me tiene con el corazón hecho un nudo de emociones...
─Tengo sentimientos encontrados, solo dame tiempo por favor.
─ ¿Me estás dando esperanzas? ─ sonríe por fin.
─Por lo pronto disfrutemos estos días y veremos qué pasa.
Se acerca, me abraza, veo sus labios cerca de los míos, sé que desea besarme. Carlos se hace presente de nuevo, ¡fue el centro de mi universo por muchos años y nunca tuve ojos para nadie más! Dudo en besar a Franco.
─Anda, ve descansar... ─lo empujo. Se acerca nuevamente y me da un tierno beso en los labios.
─No temas─ y se marcha.
Franco se retira a su habitación y yo aún en estado de “shock” voy a prepararme un té. Susana despierta y se sorprende al verme.
─ ¿Qué hora es? ─ dice estirándose.
─ ¿Estuvo bien tu viaje? ¿Cómo te fue dormilona?
─Eso de esquiar no es lo mío. Giovanni es un encanto ¿y a ti como te va con Franco?
─No lo sé…─ sonrío confundida.
─ ¿Te gusta verdad?
─Sí, no puedo negarlo, mi corazón se acelera cuando lo veo, pero ha pasado muy poco tiempo desde que murió Carlos. Eran amigos, y no sé… estoy muy abrumada. Hoy me confesó que quiere estar conmigo.
─ ¿Y?
─Uff, no lo sé Susana, no te voy a negar que me gusta la idea, pero…
─Amiga, piensa en dos cosas. Carlos ya no está y no va a volver. Tampoco vas a encontrar un igual a él, déjalo pasar. Tú tienes que seguir con tu vida.
─ ¿Y la distancia? Yo tengo que permanecer aquí todavía mucho tiempo, y él tiene su vida hecha en México.
─Tú sola estás poniendo obstáculos, vino a verte, no cualquiera cruza el charco para ir a ver a una chica. Si él está dispuesto a intentarlo, tú deberías hacer lo mismo. Por cierto, te llamó Lorenzzo…
─ ¡No! Lo olvidé…
─ ¿Qué cosa?
─Que lo invitamos a pasarla con nosotros…
─Pues le dije que viniera antes de las nueve, y también invité Rossana, así iremos tres parejas.
─ ¿Confirmaste la reserva?
─Sí, relájate, todo está en orden.
Me marcho a mi habitación, trato de leer un poco, pero las palabras de Franco se repiten en mi cabeza constantemente. Decido meterme a la tina, escuchar música y relajarme. Al salir de la bañera, estoy convencida de pasarla bien esta noche y darle una oportunidad a Franco. Iniciar el año con una nueva ilusión no es tan descabellado. Él se marchará a Valencia después de Reyes, convivir estos días será un parte aguas para tomar mi decisión.
Elijo un vestido de lana color ciruela con mis mallas y mis botas largas. Es un atuendo sexy y al mismo tiempo conservador. Ideal para el invierno. Me hago un chongo y dejo algunos mechones sueltos. Recuerdo a Carlos el día de nuestro compromiso, me dijo:
─Me encantan tus mechones, péinate así todos los días.
Salgo apresurada, inquieta pero decidida, Franco ya está ahí, guapísimo con su pantalón obscuro y un suéter de cuello de tortuga color beige.
Al verme se levanta del sofá y me dice:
─Sari, te ves preciosa...
Me ruborizo de inmediato y no sé qué responder, puedo darle las gracias o permanecer en silencio.
─Gracias─ respondo al fin y le sonrío. Nos mirábamos embelesados, yo había bajado mis barreras y estaba decidida a disfrutar el momento.
Como todo un galán de película romántica se acerca y pone su mano en mi barbilla, se acerca para besarme justo cuando llaman a la puerta.
Exasperado por la interrupción, se aleja de mí al notar mi inquietud por abrir la puerta, pienso que será cualquiera de nuestros amigos, en efecto es Giovanni, el novio de Susana.
─Ciao Sara, sei bellissima ─ me da dos besos en las mejillas y luego me abraza agregando─
Dov'è la mia ragazza?
Giovanni habla poco español, pero nos entendemos bien.
─No debe tardar Giovanni. Ven te presento a Franco─. Se dan un apretón de manos y le digo a antes de cualquier cosa.
─Es el novio de Susana.
Franco sonríe y me jala hacia él. Me abraza por atrás rodeando mi cintura con sus manos y me dice al oído:
─Muero por besarte.
En seguida se me suben los colores al rostro, siento mis mejillas rojas, ¡Dios tengo mucho tiempo sin sentir esta sensación!
Me giro para mirarlo y le doy un beso en los labios. Susana sale justo en ese momento y al vernos dice:
─ ¿Qué pasa aquí? ¿De qué me perdí?
─Nos adelantamos, nos vemos allá. ─ Le guiño un ojo sonriendo. Voy por los abrigos y salimos presurosos.
Cual quinceañeros nos alejamos del edificio corriendo. Caminamos un poco hacia el centro de Roma.
─ ¿Quieres tomar un taxi o nos vamos en moto?
─Caminemos.
De pronto, me lleva a un callejón, me pone contra la pared y me besa, me encanta su ataque y yo le correspondo, nuestros labios y lengua se volvieron uno solo. Siento mariposas en el estómago, mi cabeza explota de emoción y después de aquel beso intenso, le doy un abrazo y le susurro al oído.
─Vamos a intentarlo.
─ ¿De verdad?
─Sí...─le sonrío
─De haber sabido te beso antes.
Me abraza y vuelve besarme, entonces me dice:
─Il mio cuore è per voi (Mi corazón es para ti)
─ ¿Mio cuore...? (Mi corazón)
─Mio cuore─ reafirma.
Paseamos como tontos abrazados, llegamos al bar en tiempo, y a los pocos minutos llegan mis amigos.
Lorenzzo no para de molestarme. Llega un momento en que hasta Franco se pone de malas por la situación... de pronto suena el celular..."Mis padres".
Salgo al balcón para tomar la llamada:
─ ¿Mamá?
─ ¡Sari! ¿Cómo estás hija?
─Bien má, aquí ya en un bar festejando.
─ ¿Cómo te ha ido con Franco?
─Todo bien má, no te preocupes…
─Hija, te deseo un feliz año nuevo, que este año encuentres todo lo que necesitas corazón.
─Gracias mamá, tú también… ¿papá está contigo?
─Uff, está en el hospital todavía, me dijo que, si no puede marcarte más tarde, te llama mañana.
─Bien, dale un abrazo de mi parte y los quiero mucho, que tengan un excelente año.
Me pongo a llorar, hace un año estuvimos en Las Vegas, mis padres, Alejandro, Carlos y yo, nos propusimos muchas cosas, entre esas cosas Carlos me pidió matrimonio, como cambia la vida de un día a otro.
─ ¿Estás bien?
─ ¡Franco!─ le digo sorprendida─ era mi mamá, te manda saludos… ya sabes la nostalgia.
─Ven tontita, déjame darte un abrazo ─. Me dejo apapachar, cada momento que paso junto a Franco me convenzo más que lo nuestro no es simple química y para ser honesta, me da mucho miedo.
Sara Como es costumbre en las fiestas de año nuevo, gritamos de emoción, pedimos deseos y nos abrazamos unos a otros con singular afecto. Franco se encontraba cerca después de darle calurosos apapachos a mis amigos. Solo una sonrisa basta para que me derrita, se acerca a mí y me besa de nuevo. -Mio cuore… gracias por iniciar este año nuevo conmigo - ¿Mio cuore? Salimos como a las 2 de la madrugada del bar “Escopazzo”, alrededor de las 5 de la mañana abandonamos una de las plazas donde estuvimos charlando y brindando con un grupo de mexicanos que nos encontramos. Caminamos mucho, no pasaban taxis po
Sara Julio 20, 2011 (Un par de años después) Dejo mis maletas en la entrada de la puerta. Alejandro está advertido que no le avise a mis papás de mi llegada, deseo darles la sorpresa. La sorprendida soy yo cuando al prender la luz veo la sala de la casa adornada con globos de colores, un enorme "banner" que dice “Bienvenida”y algunos amigos y familiares gritando “¡Sorpresa! Mi madre sale de la multitud para darme un abrazo. En seguida mi hermano con mi padre y al fondo observo a Franco, tratando de pasar desapercibido. Lloro de la emoción y en cuanto puedo librarme del tumulto de amistades voy en busca
Sara Corriendo por el aeropuerto para alcanzar el vuelo. La ciudad de México es imposible los viernes y más cuando hay manifestaciones por todos lados. Durante el vuelo comentamos detalles que nos gustan para la boda, los dos coincidimos en planear algo discreto y familiar. Incluso la idea de casarnos en algún sitio pintoresco como San Miguel de Allende, Guanajuato o Querétaro. ─ ¿Estás nerviosa Sari? ─Ya no te juntes con mi papá…─ le reprocho. ─ Se oye tierno cuando te llaman Sari ─Mi abuelo me decía mi pequeña Sari. ─ ¿Y por qué le dices "chocho" a Alex? ─Porque tenemos un primo que nos decía enanos cabeza de chocho, y como era muy largo yo le comencé a decir chocho y él; enana... ¿A ti cómo te dicen? ─No te voy a decir. ─Anda, dime… ─Llegando a casa te vas a enterar… Dicho y hecho, en cuanto entramos a
Sara El sábado por la mañana, desayunamos con Chicho, Sol, Curro, Pepo y Jimena una amiga de Pepo. Curro nos lleva al embarcadero y paseamos en su bote un rato. El clima está sensacional, nos tiramos al sol para broncearnos, alrededor del medio día me llevan de nuevo a la ciudad a conocer algunos monumentos históricos. Campeche es una ciudad preciosa, sus casonas y edificios coloniales, la hacen parecer suspendida en el tiempo. Esa tarde Franco me dice: ─Muero por estar a solas contigo. Me ruborizo
Sara Esa noche, conozco al resto de la familia, los abuelos paternos de Franco, tíosalgunos primos. Su madre, orgullosa anuncia nuestro compromiso. David se aparece un momento y se desaparece. Abandona la fiesta como si no le importara la vida de Franco. Mi suegro se acerca a mí y me dice: ─Ojalá tu logres que éste par se contenten, son muchos años en que su relación es intratable. ─Señor, yo no… ─Llámame Raúl, ustedes las mujeres, son más inteligentes que nosotros para muchas cosas. Si se te ocurre algo, me gustaría verlos unidos otra
Sara Franco me presenta. Cristina se ve una chica normal, guapa, de unos 28 años. Se saludan de beso, noto que por mero formalismo. ─Cristina, ella es Sara, mi prometida. ─ ¿Te casas? Felicidades─ dice sincera─ supe lo de David… Franco… David y yo seguimos teniendo una... relación. Seguimos saliendo. ─ ¿Por qué no lo sabíamos? ─ Porque somos unos tontos, ya sabes después de que tú y él─ ella me mira cohibida. Yo procuro desviar la mirada, deseo dejarlos solos, pero Franco no me suelta la mano. ─Sara lo sabe─. Interrumpe Franco. Cristina se p
Sara Siento a Franco que entra a la habitación en la madrugada… ─Hola Sara─ susurra en mi oído. ─Hola ¿Cómo te fue? ─Solo dejaron entrar a mi mamá, no lo pude ver. ─ ¿Y? ─No lo sé, a ver qué pasa al rato. ─Ven…─lo invito a la cama y dormimos abrazados. Por la mañana nos arreglamos desde temprano, Clarita nos prepara un desayuno delicioso en la te
Sara Los presentes no paran de reír con nuestras anécdotas de la noche anterior. Pasamos una tarde excepcional compartiendo con su familia y la mía. De vuelta a la ciudad no sabemos qué hacer. Mi mamá no está de acuerdo en que me vaya a vivir con Franco. Mi papá todo lo contrario. Franco no quiere tener problemas con mi madre y yo soy un manojo de histeria. Al fin decidimos esperar a la boda religiosa. Consigo un puesto editorial en una revista decrítica social. El director me pide que vayamos poco a poco y si les gusta mi trabajo me darán la oportunidad de trabajar desde España. Unas semanas antes de la boda vienen Cristina y David a visitarnos. N