Sara
Julio 20, 2011 (Un par de años después)
Dejo mis maletas en la entrada de la puerta. Alejandro está advertido que no le avise a mis papás de mi llegada, deseo darles la sorpresa. La sorprendida soy yo cuando al prender la luz veo la sala de la casa adornada con globos de colores, un enorme "banner" que dice “Bienvenida” y algunos amigos y familiares gritando “¡Sorpresa!
Mi madre sale de la multitud para darme un abrazo. En seguida mi hermano con mi padre y al fondo observo a Franco, tratando de pasar desapercibido. Lloro de la emoción y en cuanto puedo librarme del tumulto de amistades voy en busca
Sara Corriendo por el aeropuerto para alcanzar el vuelo. La ciudad de México es imposible los viernes y más cuando hay manifestaciones por todos lados. Durante el vuelo comentamos detalles que nos gustan para la boda, los dos coincidimos en planear algo discreto y familiar. Incluso la idea de casarnos en algún sitio pintoresco como San Miguel de Allende, Guanajuato o Querétaro. ─ ¿Estás nerviosa Sari? ─Ya no te juntes con mi papá…─ le reprocho. ─ Se oye tierno cuando te llaman Sari ─Mi abuelo me decía mi pequeña Sari. ─ ¿Y por qué le dices "chocho" a Alex? ─Porque tenemos un primo que nos decía enanos cabeza de chocho, y como era muy largo yo le comencé a decir chocho y él; enana... ¿A ti cómo te dicen? ─No te voy a decir. ─Anda, dime… ─Llegando a casa te vas a enterar… Dicho y hecho, en cuanto entramos a
Sara El sábado por la mañana, desayunamos con Chicho, Sol, Curro, Pepo y Jimena una amiga de Pepo. Curro nos lleva al embarcadero y paseamos en su bote un rato. El clima está sensacional, nos tiramos al sol para broncearnos, alrededor del medio día me llevan de nuevo a la ciudad a conocer algunos monumentos históricos. Campeche es una ciudad preciosa, sus casonas y edificios coloniales, la hacen parecer suspendida en el tiempo. Esa tarde Franco me dice: ─Muero por estar a solas contigo. Me ruborizo
Sara Esa noche, conozco al resto de la familia, los abuelos paternos de Franco, tíosalgunos primos. Su madre, orgullosa anuncia nuestro compromiso. David se aparece un momento y se desaparece. Abandona la fiesta como si no le importara la vida de Franco. Mi suegro se acerca a mí y me dice: ─Ojalá tu logres que éste par se contenten, son muchos años en que su relación es intratable. ─Señor, yo no… ─Llámame Raúl, ustedes las mujeres, son más inteligentes que nosotros para muchas cosas. Si se te ocurre algo, me gustaría verlos unidos otra
Sara Franco me presenta. Cristina se ve una chica normal, guapa, de unos 28 años. Se saludan de beso, noto que por mero formalismo. ─Cristina, ella es Sara, mi prometida. ─ ¿Te casas? Felicidades─ dice sincera─ supe lo de David… Franco… David y yo seguimos teniendo una... relación. Seguimos saliendo. ─ ¿Por qué no lo sabíamos? ─ Porque somos unos tontos, ya sabes después de que tú y él─ ella me mira cohibida. Yo procuro desviar la mirada, deseo dejarlos solos, pero Franco no me suelta la mano. ─Sara lo sabe─. Interrumpe Franco. Cristina se p
Sara Siento a Franco que entra a la habitación en la madrugada… ─Hola Sara─ susurra en mi oído. ─Hola ¿Cómo te fue? ─Solo dejaron entrar a mi mamá, no lo pude ver. ─ ¿Y? ─No lo sé, a ver qué pasa al rato. ─Ven…─lo invito a la cama y dormimos abrazados. Por la mañana nos arreglamos desde temprano, Clarita nos prepara un desayuno delicioso en la te
Sara Los presentes no paran de reír con nuestras anécdotas de la noche anterior. Pasamos una tarde excepcional compartiendo con su familia y la mía. De vuelta a la ciudad no sabemos qué hacer. Mi mamá no está de acuerdo en que me vaya a vivir con Franco. Mi papá todo lo contrario. Franco no quiere tener problemas con mi madre y yo soy un manojo de histeria. Al fin decidimos esperar a la boda religiosa. Consigo un puesto editorial en una revista decrítica social. El director me pide que vayamos poco a poco y si les gusta mi trabajo me darán la oportunidad de trabajar desde España. Unas semanas antes de la boda vienen Cristina y David a visitarnos. N
Sara La madre de Carlos está muy triste y demacrada. Me acerco a saludarle, sé que le duele todo lo que le ha pasado, se le nota en su semblante. ─Sra. Lina ¿Cómo está? ─Ay Sara...─ Sus ojos se humedecen─ No tienes idea, la pérdida de Carlos ha sido mucho más dura de lo que parece. El tomo de la mano y me doy cuenta de que un abrazo puede caerle mejor. Ella lo acepta y le pregunto si puedo sentarme. ─Claro, me da mucho gusto verte, a pesar de lomal que nos portamos contigo ¿Qué ha sido de tu vida? ─Acabo de volver de Roma. Me sonríe, sabe que ese plan era tanto de Carlos como mío. ─ ¿Estudiaste la maestría? ─Sí─ agacha la mirada. Los ojos vidriosos la delatan, resbala una lágrima, la cual limpia rápidamente con la servilleta de tela. ─Carlitos estaría muy orgulloso de ti...─Le sonrío y ella continúa─. Perdóname por haber sido tan grosera cuando murió mi hijo. Me afectó mucho su mue
Sara El martes hago una pequeña mudanza de mis cosas al departamento de Franco. Solo viviremos ahí un par de meses y lo rentaremos amueblado en nuestra estancia en España. Mis padres nos ofrecen su casa para que Franco lo rente antes… afortunadamente mi abuela les dice: ─El casado casa quiere...─y rechazamos la oferta. El miércoles, Franco, mi madre y yo nos vamos a San Miguel de Allende. Rentamos un hotel boutique para toda la familia cercana, justo detrás del jardín donde será la recepción. El jueves llegan mis suegros, David y Cristina, mi padre y Alex con su novia, la misma. ¿Cómo se llama? ¡Ups!... Luisa. El viernes es un día de locos. Pruebas, pruebas y más pruebas. Aun así, Franco y yo lo disfrutamos y la pasamos sensacional. Por la tarde después de varios intentos logramos escaparnos un rato. Feliz me lleva a la parroquia de San Miguel Arcángel, donde nos casaremos mañana. Me lleva hasta el altar... yo lo obser