Capítulo 40

La ignoro y continúo hasta llegar a mi edificio, aunque en realidad me muero de las ganas por saber lo que está haciendo. Por el vidrio de la entrada puedo verla de pie, observándome, tan altiva y orgullosa que da miedo.

— Zoa, dime que esta noche estás libre — El saludo de Lila me toma por sorpresa al entrar a mi oficina, puesto que todavía estaba pensando en lo último que dijo Leticia.

¿Qué sucede en el bar donde trabajaba Aramis?

En realidad, no sé dónde está el bar donde trabaja y nunca se me ha ocurrido pedirle que me lleve o me dé la dirección. 

No debería prestarle atención a Leticia, solo quiere hacerme dudar de Aramis y llenarme de celos, al fin y al cabo, yo tuve mucho que ver con que él renunciara a trabajar con ella.

— No sé, todo depende del señor Devereux, porque ya sabes, últimame

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