Capítulo 31

A pesar de toda la intensa actividad que hemos tenido en tan pocas horas y de que mi cuerpo no está acostumbrado a recibir a un hombre y mucho menos a alguien tan grande y en tan repetidas ocasiones, contrario a que pensaba que caería agotada, no he podido dormir, Aramis duerme a mi lado, boca abajo y completamente desnudo.

Verlo es un espectáculo, increíblemente bronceado y hermoso y todavía intento creer que todo lo que ha sucedido es verdad. 

Miro mi teléfono portable, son las cinco de la mañana y hasta solo hace una hora dejamos de hacerlo como conejos, imagino que sus vecinos van a quejarse, porque no dejé de gritar y no estoy segura de que sus paredes sean lo suficientemente gruesas e insonoras. 

Pienso en su jefa y en lo que le dijo de sus clientes ¿Será verdad que solo busca un cuadro?, no conozco el apellido de la mujer, pero seguro que si pongo su nombre seguido de ven

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