Capítulo 33

Son las nueve y cuarenta y sé que mi padre va a jalarme las orejas, porque la puntualidad es uno de los valores de la empresa. 

— Entiendo, señor Devereux, para una próxima vez, la cita podría ser a las diez y así nos quedaremos todos contentos y sus colaboradores podrán descansar un poco más — Le sonrío falsamente y las dos personas que lo acompañan, abren los ojos desmesuradamente, al parecer acabo de ofender a su jefecito.

La reunión se me hace eterna y, con la actitud de Travis, no he pedido beberme ni un solo café; busca hasta el más pequeño fallo en la presentación de la campaña que debe ser aprobada en una reunión del Consejo de la empresa de su familia en dos semanas.

— Perfecto, espero que podamos vernos en una semana y empezar la campaña.

— ¿Una semana? Estoy segura de que la fecha que te

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