—¿Sabes que puedes darme un anillo de dragón justo como el que tienes? —Lo señaló incrédula. —¡Me vas a tatuar el logo de tu familia! ¿Qué sucede si te cansas de mí y me votas?

—El anillo está listo, pasaremos por él al salir de aquí. —Inició a desabrochar su camisa. ―Aunque me canse de ti jamás te dejaría ir, nadie más que yo puedo tenerte. ―Nancy lamió sus labios, es un cínico. ―Puedes firmar justo debajo del logo. —Una vez retiró la camisa, alzó el brazo izquierdo.

Nancy observó detalladamente el dorso desnudo, está totalmente cubierto de tatuajes y estos tapan algunas cicatrices. En su costilla muy bien se puede apreciar dos cicatrices redondas. ¿Acaso le dispararon? Se preguntó a sí misma sabiendo que no debía mencionar nada al respecto.

—¿Eso es lo que me harán a mí? —Preguntó detallando el logo. Dos espadas en X con la empuñadura abajo, una espada en el centro con la empuñadura arriba y un dragón rodeándola.

—Sí, y era ese el único tatuaje que deberías haber tenido. —Le reclamó