A todos se les cayó la mandíbula al ver tal espécimen único en el mundo. Engla entró por la puerta luciendo como una auténtica vikinga, pero algo más actual y sexy. La vestimenta completamente negra es conformada por una blusa manga larga de encajes con dos cintas de cuerdo cruzadas en X así sobresaltando sus pequeños pechos, una falda larga con abertura en ambas piernas, las mismas permiten admirar las piernas de Engla adornadas por unas preciosas cadenas cada vez que da un paso. Sobre la elegante y sexy ropa luce una capa negra larga con hombreras de piel falsa en blanca. Todos la miraron a la par y cuando llegaron a los pies se asombraron por el calzado que parecieran ser de una guerrera. —Buenas noches. —Con una sonrisa tomó una copa de la bandeja del camarero que parecía estar congelado. El peinado que lleva los dejó a todos atónitos, ella realmente es una vikinga, por lo menos sus trenzas entre cabellos sueltos lo aclaran. Nancy dejó de mirar a su amiga y se centró en Einar.
—Oh, has vuelto. —Lain ladeó su sonrisa y le brindó el agua. —No me olvidé. —Engla agradeció con una enorme sonrisa, estando ahí no hay posibilidad de que Einar se comporte como el monstruo que es. —¿Estás viviendo con Dankworth? —La curiosidad de Lain le provocó gracia a Engla. Está ahí desde hace meses y nadie absolutamente nadie sabe quién es. —Se puede decir que... —El leve tirón que Lain le dio la calló. Arrastrándola hasta la pista le sonrió después de quitarle la copa de agua y dársela a un camarero. —Lo siento, es solo que bailar mientras dos personas se conocen lo hace todo más especial. —Lain la miró con intensidad. —No soy ese que conociste antes, realmente soy bueno. —Engla suspiró, agradece que sea el baile que Nancy le enseñó. —No sé bailar muy bien. —Confesó cuando inició a bailar. —Tú solamente déjate llevar por mí. —Sonrió al verlo guiñarle. —¿Me decías que...? —Engla suspiró. —Bueno, es solo que yo soy... —Mi mujer. —El gruñido y el ruido al caer Lain la volvie
Gritó con desesperación, no le importó que fuera su primera vez pidiendo disculpas, él solo quiere que ella deje de provocar tantas cosas en él. —Einar... —Lamento lo que te hice. —La interrumpió. —Yo lo siento, Engla. —Ella lo miró perplejo, nunca creyó que realmente él se disculpara. Más bien vio la situación para decirle lo que ella sentía. Einar ofuscado entró a la habitación hecho un embrollo con sus pensamientos. Su corazón jamás había latido de esa manera, su mente nunca antes se ha sentido tan nublada por no decir confundida y su maldit0 juicio jamás lo abandonó como lo abandonó en la gala. —Gracias. —Engla entró tras de él, por primera vez ha contemplado algo más que crueldad y frialdad en ese hombre. Einar se tensó al escuchar su voz. —Ya dije lo que querías, ya déjame en paz. —La miró sin expresión, sacando lo que realmente es. Un hombre inquebrantable. —No, no me iré. —Engla se acercó un poco más. —No tienes que sentirte avergonzado por pedir disculpas y... —¿Avergo
Alzó la mirada para iniciar viendo su pelo. Oscuro, copioso y algo despeinado por todo el trajín que han tenido desde la gala. Su rostro ovalado se mira perfecto con su frente plana, cejas medianas, ojos un poco pequeño, pero bastante misteriosos. Aquel azul que puede ser tan gélido que quema hasta encender a cualquier persona que los mire aunque sea por una fracción de segundo. Su nariz grande y perfilada le da ese toque viril y único, pero nada como esos labios con el superior delgado y el inferior grueso. Su perfecta barba crecida sobresalta el color coral de sus labios. Einar con solo saber que ella lo está admirando tembló. Engla bajó lentamente la mirada, su cuello es ancho y con venas que se hinchan cuando se enoja o se tensa. Su nuez o bocado de Adán, es bastante pronunciado y da un morbazo verlo cuando habla o simplemente pasa saliva. Poco a poco fue llegando a su escultural cuerpo. Hombros anchos y fuertes, brazos largos y manos grandes. Vellos lizos cubriendo sus ante bra
“—No... por favor... ya no me golpees. —Rogó tras recibir otro fuerte latigazo en la espalda. —Jamás se ruega, cuando algo te duele se soporta y se busca la manera de poner la situación a tu favor. —Otro latigazo abrió la delicada piel. —Por favor, papá... ya no me golpees más. —El niño lloró muerto de dolor tanto emocional como físico. —¡Tengo que hacerlo, eres débil y me das vergüenza! —Otro golpe lo hizo chillar y casi desmayarse. —Lo siento... no vuelvo a hacerlo, juro que nunca más volveré a ser bueno con una mujer. —El hombre se paró frente a su hijo y lo miró con odi0 y repulsión. —Las mujeres no son más que piezas en nuestro juego, ellas no merecen más que humillaciones y de ellas solo debes desear su veneración. —Lo tomó por el cabello con fuerza para alzar su mirada. —Las mujeres son seres repulsivos y cuando das todo por ellas, ellas te abandonan sin más dejándote por otro menos que tú. —Lo soltó con fuerza. —Dime que son las mujeres para ti. —El niño miró a su pa
Engla quiso gritar que sí, que le encantaría finalmente conocer esa prestigiosa empresa que muere por conocer desde que supo de su existencia, pero recordando todo negó mostrando desinterés. —Prefiero morirme en mi encierro que pasar un segundo junto a ti. —Nancy se llevó la mano a la boca y Einar sintió perder todo el aire por el extraño latido de su corazón. —Bien, como quieras. —Ocultó lo que sea que estuviera sintiendo. —Quiero que hagas la cena y yo que tú no haría nada de lo que podría arrepentirme después. —Salió de la habitación dejándolas solas. —¿Qué has hecho? —Nancy se acercó a ella cuando Einar salió. —Podrías ir a la empresa, es lo que tú siempre has querido. —Engla descompuso el gesto y dejó rodar las lágrimas. —¿Cómo puedo disfrutar estar con el hombre más frío del mundo? Einar me lastimó muchísimo, Nancy y saber que a él no le afecta nada me da mucha rabia... esta amargura que siento es asfixiante y 0dio que él sea el culpable. —Einar que se había quedado en la pu
Engla miró el libro a un lado de la cama y decidió dejarlo ahí. Ama leer, pero ya no quiere pasar sus días leyendo, navegando en la web y esperando a que Nancy llegue de la universidad. Ella desea salir y explorar el mundo para que sus conocimientos crezcan un poco más, pero claramente Einar Dankworth no está dispuesto a dejarla salir ni siquiera con veinte hombres guardándole la espalda. Soltando un largo suspiro miró su móvil y sonrió al recordar en lo que se ha convertido su vida. Ella solía ser feliz con cosas pequeñas y ahora ahí está dependiendo de la tecnología para no morirse de tanto encierro. ¿Cómo es que su padre jamás le habló del mundo? ¿Cómo pudo él guardarle en secreto cosas tan importantes como lo es la crueldad de las personas? ¿Acaso él creyó que jamás saldría del bosque? ¿Por qué no pensó en la posiblemente de que alguien la encontrara y la secuestrara así arrancándola de su hogar? Su corazón sintió pesadez por pensar en todo lo que su padre le hubiera evitado si
—¡¿Engla?! —Escuchar esa voz la puso rígida, al ver la calle y con ello el auto negro dio un paso atrás. —¡Corre! —Nancy corrió hacia ella y la tomó de la mano para iniciar a correr, ambas rieron a carcajadas mientras los hombres van tras ellas. —Por aquí. —La guio por un callejón y la mujer preocupada llamó rápidamente a la policía. —Nancy... —Engla tiró de ella para volver a la calle principal, ya los hombres han de estar perdidos. —¿Cómo me has encontrado? —Se metieron a un café. —Iba a casa y te vi hablando con esa mujer. —Nancy intentó regular su respiración, escaparse ha sido una mala idea. —¿Cómo saliste de casa sin que nadie se diera cuenta? —Engla feliz por estar con ella la abrazó con fuerza. —Me subí al enorme árbol cerca del muro y me lo he saltado. —Nancy abrió los ojos enormes. —Eso está un poco alto. —Dijo incrédula. —Lo sé, en el bosque solía saltar de árboles altos. —Agrandó la sonrisa. —Vamos a pasear perritos, esa mujer necesita nuestra ayuda. —Nancy la de