Alzó la mirada para iniciar viendo su pelo. Oscuro, copioso y algo despeinado por todo el trajín que han tenido desde la gala. Su rostro ovalado se mira perfecto con su frente plana, cejas medianas, ojos un poco pequeño, pero bastante misteriosos. Aquel azul que puede ser tan gélido que quema hasta encender a cualquier persona que los mire aunque sea por una fracción de segundo. Su nariz grande y perfilada le da ese toque viril y único, pero nada como esos labios con el superior delgado y el inferior grueso. Su perfecta barba crecida sobresalta el color coral de sus labios. Einar con solo saber que ella lo está admirando tembló. Engla bajó lentamente la mirada, su cuello es ancho y con venas que se hinchan cuando se enoja o se tensa. Su nuez o bocado de Adán, es bastante pronunciado y da un morbazo verlo cuando habla o simplemente pasa saliva. Poco a poco fue llegando a su escultural cuerpo. Hombros anchos y fuertes, brazos largos y manos grandes. Vellos lizos cubriendo sus ante bra
“—No... por favor... ya no me golpees. —Rogó tras recibir otro fuerte latigazo en la espalda. —Jamás se ruega, cuando algo te duele se soporta y se busca la manera de poner la situación a tu favor. —Otro latigazo abrió la delicada piel. —Por favor, papá... ya no me golpees más. —El niño lloró muerto de dolor tanto emocional como físico. —¡Tengo que hacerlo, eres débil y me das vergüenza! —Otro golpe lo hizo chillar y casi desmayarse. —Lo siento... no vuelvo a hacerlo, juro que nunca más volveré a ser bueno con una mujer. —El hombre se paró frente a su hijo y lo miró con odi0 y repulsión. —Las mujeres no son más que piezas en nuestro juego, ellas no merecen más que humillaciones y de ellas solo debes desear su veneración. —Lo tomó por el cabello con fuerza para alzar su mirada. —Las mujeres son seres repulsivos y cuando das todo por ellas, ellas te abandonan sin más dejándote por otro menos que tú. —Lo soltó con fuerza. —Dime que son las mujeres para ti. —El niño miró a su pa
Engla quiso gritar que sí, que le encantaría finalmente conocer esa prestigiosa empresa que muere por conocer desde que supo de su existencia, pero recordando todo negó mostrando desinterés. —Prefiero morirme en mi encierro que pasar un segundo junto a ti. —Nancy se llevó la mano a la boca y Einar sintió perder todo el aire por el extraño latido de su corazón. —Bien, como quieras. —Ocultó lo que sea que estuviera sintiendo. —Quiero que hagas la cena y yo que tú no haría nada de lo que podría arrepentirme después. —Salió de la habitación dejándolas solas. —¿Qué has hecho? —Nancy se acercó a ella cuando Einar salió. —Podrías ir a la empresa, es lo que tú siempre has querido. —Engla descompuso el gesto y dejó rodar las lágrimas. —¿Cómo puedo disfrutar estar con el hombre más frío del mundo? Einar me lastimó muchísimo, Nancy y saber que a él no le afecta nada me da mucha rabia... esta amargura que siento es asfixiante y 0dio que él sea el culpable. —Einar que se había quedado en la pu
Engla miró el libro a un lado de la cama y decidió dejarlo ahí. Ama leer, pero ya no quiere pasar sus días leyendo, navegando en la web y esperando a que Nancy llegue de la universidad. Ella desea salir y explorar el mundo para que sus conocimientos crezcan un poco más, pero claramente Einar Dankworth no está dispuesto a dejarla salir ni siquiera con veinte hombres guardándole la espalda. Soltando un largo suspiro miró su móvil y sonrió al recordar en lo que se ha convertido su vida. Ella solía ser feliz con cosas pequeñas y ahora ahí está dependiendo de la tecnología para no morirse de tanto encierro. ¿Cómo es que su padre jamás le habló del mundo? ¿Cómo pudo él guardarle en secreto cosas tan importantes como lo es la crueldad de las personas? ¿Acaso él creyó que jamás saldría del bosque? ¿Por qué no pensó en la posiblemente de que alguien la encontrara y la secuestrara así arrancándola de su hogar? Su corazón sintió pesadez por pensar en todo lo que su padre le hubiera evitado si
—¡¿Engla?! —Escuchar esa voz la puso rígida, al ver la calle y con ello el auto negro dio un paso atrás. —¡Corre! —Nancy corrió hacia ella y la tomó de la mano para iniciar a correr, ambas rieron a carcajadas mientras los hombres van tras ellas. —Por aquí. —La guio por un callejón y la mujer preocupada llamó rápidamente a la policía. —Nancy... —Engla tiró de ella para volver a la calle principal, ya los hombres han de estar perdidos. —¿Cómo me has encontrado? —Se metieron a un café. —Iba a casa y te vi hablando con esa mujer. —Nancy intentó regular su respiración, escaparse ha sido una mala idea. —¿Cómo saliste de casa sin que nadie se diera cuenta? —Engla feliz por estar con ella la abrazó con fuerza. —Me subí al enorme árbol cerca del muro y me lo he saltado. —Nancy abrió los ojos enormes. —Eso está un poco alto. —Dijo incrédula. —Lo sé, en el bosque solía saltar de árboles altos. —Agrandó la sonrisa. —Vamos a pasear perritos, esa mujer necesita nuestra ayuda. —Nancy la de
—Eh... amigo. —Roy se paró a un lado de la cama para despertarlo sin tocarlo y evitar empeorar las cosas. —Einar, despierta. —Los gritos de su amigo lo preocuparon, siempre es lo mismo. —¡Einar!— El aludido se sentó en la cama sudoroso, jadeante y aterrado. Su mirada aun pérdida vaga por cada esquina de la habitación. —Tranquilo, soy yo. —Roy trató de calmarlo en cuanto lo miró. —Mierd4. —Einar gruñó furioso, queda como un tonto por esas maldit4s pesadillas. —Vas a tener que retomar las sesiones con el psicólogo. —Einar negó, ya está harto de intentarlo todo. —Es lo mismo, los sueños nunca acaban. —Cerró los ojos para tratar de controlar su ritmo cardíaco y quitar esa extraña sensación de su cuerpo. —Trabajar hasta tarde y dormir solo cinco horas no te ayudan. —Le recordó su falta de conciencia. —Llevamos una semana aquí y no has hecho lo que se supone harías en dos días. —Einar pasó las manos por su pelo y suspiró, sabe que su amigo lo entiende y por ello cambia la conversión par
—Creo que lo enojamos, pero estás equivocado, las brujas son personas con poderes, las mismas usan sus encantos para sus propios medios. Nosotras no hemos hecho eso contigo. —Nancy rodó los ojos y tomándola de la mano decidió marcharse, ya han hecho la trastada del día. —Deberíamos ir a comprar el jarrón que estropeamos hace dos días. —Nancy se puso de los nervios al recordarlo. —¡Lo había olvidado por completo! Vamos, hay que verificar si ya llegó. —Ambas corrieron hasta la habitación de Nancy. —Ya está. —Respiró aliviada. —Vamos, debemos ir por él, no sabemos cuando vuelve Einar y es mejor tener el jarrón en su lugar lo antes posible. —Una vez se cambiaron de ropa notificaron a los guardas espaldas de su salido y fueron trasladadas sin ser cuestionadas, Einar dejó una orden y por ello hay que obedecer los deseos de las chicas. Roy miró a su amigo sentado desde el sofá, entrecerró los ojos al notar que pasa totalmente de la portátil. Incapaz de reprimir su curiosidad, se puso en pi
Los ojos de Elizabeth se cristalizaron a la par que su corazón se encogió de manera dolorosa en su pecho. ¿Cómo puede él ser tan frío? —Einar... —¿Qué? —La cortó. —Ya he cumplido con el trato. —El dolor de la mujer se volvió más agudo al recordar porque estaban juntos. —Pero sabes que yo... —No. —La cortó. —Nuestros padres nos obligaron a casarnos, yo te he dado todo lo que tienes y te has alimentado de mi apellido tal cual era el plan. Todo está hecho, ahora quiero el divorcio. —La joven mujer se llevó las manos a la boca, han sido diez años. —No puedes hacerme esto. —Lo miró a los ojos. —Einar, he sido tu esposa por diez años y aunque todo fue arreglado sabes que me enamoré de ti, siempre estuve enamorada de ti, ¡Te fui fiel todo el tiempo! —Einar descompuso el gesto, 0dia los gritos. —Tú sabías qué sucedería, ambos acordamos en no enamorarnos. Yo te lo advertí, no puedes culparme por algo que ya sabías. —¿Por qué eres tan cruel? Vivimos juntos por cinco años. —Años en los q