Engla miró el libro a un lado de la cama y decidió dejarlo ahí. Ama leer, pero ya no quiere pasar sus días leyendo, navegando en la web y esperando a que Nancy llegue de la universidad. Ella desea salir y explorar el mundo para que sus conocimientos crezcan un poco más, pero claramente Einar Dankworth no está dispuesto a dejarla salir ni siquiera con veinte hombres guardándole la espalda. Soltando un largo suspiro miró su móvil y sonrió al recordar en lo que se ha convertido su vida. Ella solía ser feliz con cosas pequeñas y ahora ahí está dependiendo de la tecnología para no morirse de tanto encierro. ¿Cómo es que su padre jamás le habló del mundo? ¿Cómo pudo él guardarle en secreto cosas tan importantes como lo es la crueldad de las personas? ¿Acaso él creyó que jamás saldría del bosque? ¿Por qué no pensó en la posiblemente de que alguien la encontrara y la secuestrara así arrancándola de su hogar? Su corazón sintió pesadez por pensar en todo lo que su padre le hubiera evitado si
—¡¿Engla?! —Escuchar esa voz la puso rígida, al ver la calle y con ello el auto negro dio un paso atrás. —¡Corre! —Nancy corrió hacia ella y la tomó de la mano para iniciar a correr, ambas rieron a carcajadas mientras los hombres van tras ellas. —Por aquí. —La guio por un callejón y la mujer preocupada llamó rápidamente a la policía. —Nancy... —Engla tiró de ella para volver a la calle principal, ya los hombres han de estar perdidos. —¿Cómo me has encontrado? —Se metieron a un café. —Iba a casa y te vi hablando con esa mujer. —Nancy intentó regular su respiración, escaparse ha sido una mala idea. —¿Cómo saliste de casa sin que nadie se diera cuenta? —Engla feliz por estar con ella la abrazó con fuerza. —Me subí al enorme árbol cerca del muro y me lo he saltado. —Nancy abrió los ojos enormes. —Eso está un poco alto. —Dijo incrédula. —Lo sé, en el bosque solía saltar de árboles altos. —Agrandó la sonrisa. —Vamos a pasear perritos, esa mujer necesita nuestra ayuda. —Nancy la de
—Eh... amigo. —Roy se paró a un lado de la cama para despertarlo sin tocarlo y evitar empeorar las cosas. —Einar, despierta. —Los gritos de su amigo lo preocuparon, siempre es lo mismo. —¡Einar!— El aludido se sentó en la cama sudoroso, jadeante y aterrado. Su mirada aun pérdida vaga por cada esquina de la habitación. —Tranquilo, soy yo. —Roy trató de calmarlo en cuanto lo miró. —Mierd4. —Einar gruñó furioso, queda como un tonto por esas maldit4s pesadillas. —Vas a tener que retomar las sesiones con el psicólogo. —Einar negó, ya está harto de intentarlo todo. —Es lo mismo, los sueños nunca acaban. —Cerró los ojos para tratar de controlar su ritmo cardíaco y quitar esa extraña sensación de su cuerpo. —Trabajar hasta tarde y dormir solo cinco horas no te ayudan. —Le recordó su falta de conciencia. —Llevamos una semana aquí y no has hecho lo que se supone harías en dos días. —Einar pasó las manos por su pelo y suspiró, sabe que su amigo lo entiende y por ello cambia la conversión par
—Creo que lo enojamos, pero estás equivocado, las brujas son personas con poderes, las mismas usan sus encantos para sus propios medios. Nosotras no hemos hecho eso contigo. —Nancy rodó los ojos y tomándola de la mano decidió marcharse, ya han hecho la trastada del día. —Deberíamos ir a comprar el jarrón que estropeamos hace dos días. —Nancy se puso de los nervios al recordarlo. —¡Lo había olvidado por completo! Vamos, hay que verificar si ya llegó. —Ambas corrieron hasta la habitación de Nancy. —Ya está. —Respiró aliviada. —Vamos, debemos ir por él, no sabemos cuando vuelve Einar y es mejor tener el jarrón en su lugar lo antes posible. —Una vez se cambiaron de ropa notificaron a los guardas espaldas de su salido y fueron trasladadas sin ser cuestionadas, Einar dejó una orden y por ello hay que obedecer los deseos de las chicas. Roy miró a su amigo sentado desde el sofá, entrecerró los ojos al notar que pasa totalmente de la portátil. Incapaz de reprimir su curiosidad, se puso en pi
Los ojos de Elizabeth se cristalizaron a la par que su corazón se encogió de manera dolorosa en su pecho. ¿Cómo puede él ser tan frío? —Einar... —¿Qué? —La cortó. —Ya he cumplido con el trato. —El dolor de la mujer se volvió más agudo al recordar porque estaban juntos. —Pero sabes que yo... —No. —La cortó. —Nuestros padres nos obligaron a casarnos, yo te he dado todo lo que tienes y te has alimentado de mi apellido tal cual era el plan. Todo está hecho, ahora quiero el divorcio. —La joven mujer se llevó las manos a la boca, han sido diez años. —No puedes hacerme esto. —Lo miró a los ojos. —Einar, he sido tu esposa por diez años y aunque todo fue arreglado sabes que me enamoré de ti, siempre estuve enamorada de ti, ¡Te fui fiel todo el tiempo! —Einar descompuso el gesto, 0dia los gritos. —Tú sabías qué sucedería, ambos acordamos en no enamorarnos. Yo te lo advertí, no puedes culparme por algo que ya sabías. —¿Por qué eres tan cruel? Vivimos juntos por cinco años. —Años en los q
—Lo siento mucho, no tenía otra manera de explicarte algo así.—Tranquila, te agradezco. —Sonrió. —además, ya llevo un tiempo aquí y aunque Einar no me lo ha dejado fácil, tú estás aquí y eso es bueno. En el bosque hubiera quedado sola y la verdad no sé si con los otros hombres me hubiera ido mejor. —Nancy sonrió y le dio un apretón de mano.—Aunque estuvo mal el que Einar te trajera aquí sin tu consentimiento, te salvó y ambas lo sabemos. —Engla asintió, contra esa verdad no puede.***Einar miró a la mujer con nariz roja y ojos hinchados, no le dio pena verla de esa manera. Ella decidió enamorarse y sufrir, eso no es su culpa.—Espero que sigas controlando las noticias, ya buscaré la manera de anunciar nuestro divorcio. Por ahora no hagas más que evitar cualquier escándalo, ante toda Francia aún eres mi esposa y no quiero que mi imagen se vea manchada.—Claro, tu imagen es la única que corre riesgo. —Susurró con amargura.—Aun cuando estuve con otras mujeres siempre tuve el control d
Cómo los últimos dos días, Einar fue el primero en bajar a la cocina. Aunque siempre sea el primero en despertar, jamás había bajado antes que Nancy, siempre bajaba una vez el desayuno estaba hecho, pero ahora simplemente no puede contenerse. Las chicas se las han ingeniado para no necesitarlo y eso lo está desesperando al punto de no darse cuenta de su comportamiento. Ellas prefieren desayunar frutas y tostadas únicamente con mantequilla, no ocupan nada que tenga que ver con abrir los potes. Eso tiene a Einar como una bestia imparable, ser testigo de cómo esas dos pasan totalmente de él y no le piden ayuda lo supera. ¿Desde cuándo él falla en sus planes? ¿Cómo es posible que aún no puede obtener lo que quiere? El solo pensamiento de no tener la situación controlada lo hizo maldecir. Engla entró a la cocina justo en el momento en el que Einar demuestra su frustración. Sin mirarle se dirigió al frigorífico para sacar algunas frutas, los potes de mermelada están tan duros que no lo p
Nancy se compadeció de su hermano y le preparó el desayuno aun cuando significó romper varios potes de aderezos. Los últimos días ha sido un patán como siempre, pero eso ya es él y nadie se lo va a quitar, además, lo está pasando mal por sentir algo que nunca antes ha sentido y eso no es para nada bonito. —Oh, aquí estás. —Se acercó a él. —Te he hecho el desayuno para que te lo lleves, sé que 0dias comer fuera. —Einar estuvo realmente agradecido, pero como el obstinado que es, solo tomó el recipiente. —Ya era hora de que hicieras algo por mí, quizás te deje salir unas horas con tus amigos. —Nancy sonrió, es un maldit0 imbécil y no puede creer que lo quiere tal cual es. —Con un gracias hubiera bastado. —La abrazó. —Es bueno expresarse de vez en cuando. Llevas treinta y cinco años reprimiéndote, déjate llevar. —Le guiñó alejándose de él. Einar la miró por unos segundos. —Barbie. —Su boca soltó la palabra antes de que su cerebro lo procesara. —¿Sí? —Nancy giró nada asombrada, acostu