Capítulo 98.

— ¡Tal como dije, eres un puto genio! – expresa Bastián a su Guardia de confianza —. Pero ¿cómo sabías quienes eran? Y sobre todo ¿cómo lograste que la policía te apoyara? – César se encoge de hombros.

— Aun trabajo de incógnito para la policía de Grecia, mi trabajo consiste en que nadie me vea o sepa que hago y eso te incluye. Trabajo bajo un pseudónimo y solo saben mi nombre los más allegados como lo son este grupo de élite que en cualquier parte me van a apoyar y darían sus propias vidas por mí – Bastián alza las cejas con asombro y admiración.

— Es porque tú harías lo mismo por ellos ¿cierto? – asiente sonriendo orgulloso.

— Así es… por mis amigos – admite ante la mirada aduladora de su amigo.

Quince minutos más tarde salen los uniformados con tres personas esposadas, una de ellas se trata de una mujer de treinta y tantos que viste un uniforme de doméstica. Bastián intenta salir del auto al no ver a Amelia salir de la casa, César lo detiene ya que su identidad no puede ser pub
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