Cesar levanta la mano hacia Bastián para solicitar un segundo mientras escucha lo que tiene que decir su subordinado.— Bien, gracias Hector – Bastián arruga el entrecejo — Amelia está fuera de peligro junto a Aristides en el sótano – da un paso atrás.— ¿En la morgue? – asiente con una sonrisa tensa su compañero — un poco lúgubre ¿no crees? – niega.— Lo sé, pero es la única puerta blindada que hay en la clínica y que cierra por dentro, ahora vamos hacia allá para que puedas ver a Amelia – toma una bocanada de aire — ¿el antídoto? – cuestiona antes de salir.— Aquí está – menciona con ansiedad — doy gracias a los dioses de que el tubo no se ha roto – señala Bastián.— Es porque eres un guardián por excelencia – resopla enfadado.— Lo que estoy es cansado de esta mierda, quiero que acabe ya – informa molesto.— Por ahora está todo controlado, solo falta que ella despierte – asiente sin mediar palabra un Bastián esperanzado que algún día pueda ser feliz al fin.A medida que
Bastián abandona la silla en la cual se encuentra sentado para abrazar al amor de su vida, el rostro de ella se ilumina con la sola presencia de él. El dolor, el miedo y la incertidumbre bailan entre ellos, pero el amor verdadero los mantiene en pie ya que deben ser fuertes por ese bebé que ha protegido ella con su propia vida y él como un escudo humano teniendo en cuenta que ha llegado al punto en el que ha expuesto su propia vida por la de ellos.— Agäpi mou S’ agapó tóso polý (amor mío, te amo tanto) – le dice en su idioma mientras la abraza con tal sutileza que por su tamaño la escena se ve graciosa.Se siente tan eufórico que el miedo a maltratarla aun con el abrazo que desea darle lo desestabilizan por completo y llora como el niño que no le permitieron ser.— No llores mi amor, también te amo y te extrañé tanto que no deseo separarme nunca más de ti – ella solloza entre cada palabra y él se atreve a romperse en silencio.— ¿Te encuentras bien? – ella asiente — ¿te duele algo? ¡
Bastián baja del vehículo que se ha estacionado frente al restaurante del cual pretende llevar alimento para su mujer que ha despertado. No puede evitar sonreír ante el recuerdo de la expresión de felicidad de Amelia, aunque la sensación de ser vigilado eriza su piel. Respira profundamente pensando en lo paranoico que está ya que mira a su alrededor y no ve a nadie.— ¿Necesita que baje yo jefe? – indaga Horacio — no es necesario que lo haga usted – recalca al verlo mirar hacia todos lados con sospecha.— ¿No sientes que nos vigilan? – el hombre sale de la camioneta y se para justo al lado de Bastián pareciendo una gran pared de concreto.— Todos nos miran Sr. Christopoulos – en su rostro se asoma un atisbo de sonrisa — créame que de ninguna manera pasaremos desapercibidos – Bastián asiente con una sonrisa ladeada.Unos niños se acercan a ellos apoyando las palabras de su guarura, el más pequeño toca su pantalón hecho a medida y Bastián baja el rostro desplegando una sonrisa, pero
Un auto circula al lado del blindado en el cual transita Bastián junto a Horacio y los niños. El cambio en las luces es evidencia de que el desconocido espera se detengan y el guardia lo hace bajo la atenta mirada de su jefe, saca los seguros y descansa al escuchar el intercambio de palabras en Ruso. Horacio asiente hacia el hombre que invita a los niños a cambiar de auto y cierra la puerta. Y una vez asegurado el bienestar de los tres pequeños se dirige hacia la clínica Christopoulos para según ha dicho antes… terminar con los malos. Horacio derrapa delante del recinto hospitalario y baja casi sin frenar el auto, se halla un enfrentamiento donde debe bajar la cabeza para no ser detonado. Entonces comienza a disparar deshaciéndose de la mayoría, pero continúan llegando. Bastián dispara desde el interior del auto resguardado por el material blindado del mismo, apenas ha bajado el vidrio de la ventanilla un poco y una ráfaga de balas impactan contra él. Su teléfon0 vibra en el bolsi
Amelia dormita en la cama del piso donde se encuentra ubicada, siente un cansancio en las extremidades y ardor en la garganta como si tuviese un catarro se dice a si misma que es el efecto de estar dormida tanto tiempo y se deja envolver por la somnolencia.— ¡Uf! Debo levantarme, Bastián ya debe estar por llegar – se dice a sí misma en voz alta, pero al tratar de bajar todo a su alrededor gira.— ¿Amelia? – escucha la voz de Arístides, pero no lo ve — ¡cariño quédate en la cama por favor, recuéstate! – no se acerca, ella lo percibe extraño sin embargo no dice nada.Cierra los ojos y poco a poco queda dormida de nuevo sintiendo un poco de ardor en el brazo derecho donde tiene la vía endovenosa que irriga el suero. Intenta moverse de nuevo sin éxito ya que una somnolencia nueva le sobreviene y no puede mantener los ojos cerrados. Escucha unas voces como murmullos y cae en un sueño profundo sin poder evitarlo.Arístides cierra los ojos suplicando al cielo que solo sea un sedante lo qu
Bastián corre escoltado por cuatro hombres cada uno flanqueándolo por cada punto cardinal. Uno de ellos se detiene con la mano en el oído para escuchar lo que al parecer son las órdenes de su jefe inmediato.— ¡Sí señor! – responde — está completamente resguardado – escucha de nuevo y mira a Bastián erróneamente porque este se dirige hacia donde se encuentra el joven con la mano estirada para que le ceda el dispositivo — . Creo que el Gran jefe necesita oírlo por sí mismo – Bastián pone los ojos en blanco por el apodo ridículo y se coloca el dispositivo en el oído.— Habla Horacio por favor – se escucha la respiración del otro lado.— Ya todo se encuentra bajo control aquí abajo – comienza a decir el guardia.— ¿Pero? – interrumpe un hombre que sabe hay algo escondido — no se te ocurra mentirme Horacio…— Se vislumbra actividad en la habitación trescientos veintidós del ala Este del recinto – se detiene a escuchar algo que le avisan.— ¿Y adivino que es la habitación donde se e
¡Jamás estuvo más aterrado en su vida!Nunca un suceso de esa índole le había dolido tanto.Y nunca había estado más deseoso de aniquilar a alguien aun cuando no sabe a lo que se enfrenta, ni siquiera tiene idea de quien se encuentra detrás de esto. Ahora entre la confusión de las balas, la muerte del chico es mucho más consciente del peligro que corre su mujer y su hermano. Tiembla, pero antes de levantarse del piso siente como lo arrastran hacia atrás y el cadáver del niño que indirectamente le salvó la vida queda expuesto aunque no se escuchan disparos.Se remueve entre los brazos que le tienen cautivo, llora desesperado por el dolor que atenaza su pecho al pensar que sus seres amados pueden llegar a tener ese mismo destino del jovencito que ha muerto por su culpa, esa que siempre pesará en su conciencia y no lo dejará dormir porque aunque sea un hombre duro de carácter, no es dueño del destino de nadie y menos de la vida de alguien tan joven.— ¡Cálmate Bastián! – César lo sostien
— ¡Voy a matarlo! – expresa un Bastián rojo de la ira — ese maldito bastardo la pagará…Camina de un lado a otro mientras César envía la fotografía del hombre que a su parecer es la reencarnación de Demetrius.— Deberías calmarte Bastián…— ¿Es que solo eso sabes decir? – ruge con fiereza a su amigo — nos calmamos mientras mi hermano se debate entre la vida y la muerte y mi… ¡Dios! – dobla su cuerpo tratando infructuosamente de sosegarse.— En este momento no necesitamos una crisis – le dice César fríamente — te necesito calmado para que matemos a todos y salvemos a la chica junto con Arístides – explica como quien lo hace a un pequeño de jardín — estamos tratando con un matón de calle amigo mío, pronto va a cometer un error.— ¿Matando a los míos? – aprieta los puños como queriendo arrancarse los dedos, luchando contra sí mismo — si algo les pasa ya no me quedará nada – esta vez su voz sale tan temblorosa que César baja un poco la intensidad de sus palabras.— Nadie va a mo