Bastián mira la mujer que en algún momento gozó de su interés y que ahora lo que siente hacia ella es un desgano casi mortal, no desea verse inmiscuido – aunque lo esté hasta el cuello – en un momento crítico junto a ella. No la quiere cerca. Si en un momento de su vida ella fue importante, lo fue solo porque su padre es su amigo y su madre lo quiso como un hijo, pero nunca la miraría con ojos de amor a pesar de que estuvieron saliendo alrededor de tres meses. Tiempo en el cual se di perfecta cuenta de que era por demás la equivocada, nunca le ha preocupado tener hijos, pero escucharla decir que son estorbos sociales lo decepcionó sobremanera.
— Te aconsejo que n quieras insistir en algo que no va a pasar Edda por favor – intenta conciliar un Bastián ya cansado de las tonterías que hizo su padre.
— ¡Insistiré en que cumplas! De otro modo demandaré – el abogado de Bastián observa la escena augurando un dese
Bastián ingresa a su ático sin hacer más ruido del normal que hacen las llaves al girar la cerradura, la puerta al abrirse y cerrase y al vaciar los bolsillos en la mesita de la entrada como cada vez que llega. Observa un par de sandalias al lado de uno de los sofás del recibo percibiendo el aroma de un perfume conocido: Amelia. Se acerca para corroborarlo y al ver su rostro manchado por las lágrimas su corazón se salta un latido encendiendo sus alarmas.La toma en brazos para llevarla a la habitación y verificar que se encuentra bien, se siente nervioso solo por verla notando que ha llorado. Se encuentra profundamente dormida, observa su hermosos rostro detallándolo completamente suspira entrecortado, lo único que desea es ser feliz con ella, llevarla al altar y disfrutar de su vida como no lo ha hecho hasta la fecha.— En serio que solo quiero ser feliz &ndash
La boca de Amelia se abre tanto que duda volver a cerrarla, Bastián se remueve incomodo por el escrutinio y comienza a caminar de un lado a otro. Ella se acerca deteniéndolo en su andar nervioso y sonríe con las emociones a flor de piel. Quiere besarlo, morderlo, golpearlo y desvestirlo al mismo tiempo porque con esa expresión de chico bueno se ve adorable ¡y vaya que el hombre es un gigante malhumorado!— ¡Repítelo por favor! – él abre los ojos ante su petición.— Es… estoy enamorado de ti – el pecho de Amelia duele y sube la cabeza para mirarlo mejor.Observa su expresión contrariada entendiendo que le cuesta decirlo, reconoce que su vida pasada no fue un jardín de rosas ya que la mierda de su padre lo obligó a hacer cosas de las que se encuentra arrepentido en este momento y aun peor
Amelia despierta entre besos y caricias cortesía de un Bastián cariñoso y seductor, el que al parecer no puede dejar de tocarla cuando la tiene así de cerca. Y no es que sea algo que la moleste porque la vista de ese hombre desnudo y dispuesto a mimarla de ese modo bajo las sábanas es la imagen más erótica que ha podido experimentar; tampoco es que haya visto mucho, pero es que Bastián Christopoulos es el hombre más guapo, sexy y deliciosamente tallado por los dioses que ella haya conocido. — Veo que continúas sintiéndote muy cómoda conmigo – expresa divertido mientras reparte besos a lo largo de su cuello hasta llegar al valle de sus senos — y es algo que me complace – susurra con los labios pegados a su piel. Amelia deja salir un gemido de sus labios mientras Bastián la somete a una tortura deliciosa con su gruesa y perfecta boca, paseándola alrededor de sus generosos senos y besando cada centímetro de piel que encuentra la cual se eriza con ese mínimo roce al sentir la humed
— ¿Segura que no deseas ir a un médico? – Amelia niega con las mejillas encendidas. Luego del vahído que sufrió Amelia y en el que Bastián se vio totalmente desesperado porque no tenía idea de lo que sucedía, ella explicó que al pasar tantas horas sin ingerir alimentos su organismo reacciona de esa manera. Bastián por supuesto no quedó completamente convencido, pero mandó traer un festín de todo lo que se le ocurrió para que su mujer no tuviese ese tipo de problemas de esa índole. — Estoy bien Bastián solo estuve sometida a estrés y cuando mencionaste a mi mamá… — ¿Ahora escuchas tras las puertas? – pronuncia con un tono divertido que avergüenza a Amelia. — ¡Claro que no! – chilla ella con la cara colorada —. Yo entré al salón y tu… tu hablabas con… con César – expresa con molestia, pero al recordarlo sonríe — ¿en serio traerás a mi madre? – asiente recostándose al espaldar de la elegante silla de comedor. — Si Amelia, es mi suegra y se siente mucho mejor – la mira con
— Deberías sentirte avergonzada por haberlo golpeado – expresa Amelia a su amiga Ana con tono de reproche. — ¿Quién yo? – asiente — ¿enloqueciste? – Amelia entrecierra los ojos en una advertencia clara — no me mires así el psicótico es él no yo – niega. — Pero nunca quiso hacerme daño, solo… se le salió de las manos porque yo desobedecí una orden – la morena resopla enfadada con su amiga. — No entiendo como lo defiendes si casi te ahorca – dice Ana con mala cara. — Porque lo perdoné cuando me lo pidió Ana Bechman y nunca más lo ha hecho, contrario a eso me ha tratado con mucha delicadeza hasta cuando… - se queda callada y Ana rueda los ojos. — Hasta cuando te folla Amelia, dilo sin reservas – le reprocha su amiga — no creas que soy tan idiota de no imaginarlo siquiera – respira profundo. — Él… él me dijo que esta enamorad de mí – Ana voltea a ver a Amelia que restriega sus mano en el regazo con la vista clavada en ellas —. Al principio no me lo creí e ignoré
— Sé quien es Amelia, créeme que ya lo investigué a fondo, el problema es ¿sabes tú quién es? – indaga dando un paso adelante — ¿tienes idea de que hace? ¿Quién es su familia? – ella asiente y niega. — ¿Por… por qué me preguntas eso? – su cuerpo se estremece al hacer la pregunta —. Yo… no quiero hablar de eso – no resiste y gira dándole la espalda. Bastián se siente frustrado. Se reprocha el haber sacado el tema ya que había acordado con César que no lo harían, su intención es protegerla de ese hombre sin embargo se ha dejado envolver por los celos que siente al haberle ocultado la verdad. — Ese hombre es peligroso Amelia y te está buscando – informa y el color escapa de su hermoso rostro — ¿por qué no me lo dijiste? – ella camina hacia atrás negando. Su cuerpo la traiciona, se dobla hacia adelante y Bastián la toma en brazos a lo que ella se resiste, manotea su pecho descontrolada y unas fuertes arcadas la atraviesan. — ¡Suelta, suéltame! – busca una papelera para poder dev
Amelia llora desconsolada en los brazos de Ana Blechman su desgracia mientras le cuenta que su novio ya descubierto a su ex y no solo eso sino que el cretino la está buscando. — ¡Que maldito! – expresa la morena con rabia ante la noticia.— Yo… no sé qué hacer Ana quiero irme de aquí – solloza entrecortada mente — no puedo saber si ha sido Bastián quien ha desenterrado mi pasado y ahora… Sarid quiere dañarme por haberlo expuesto o es que lo ha descubierto por alguien más – Ana arruga el ceño sin comprender.— No lo entiendo ¿Cuándo lo expusiste Amelia? – ella suspira.— Su padre, él me había visto salir de su habitación en algunas ocasiones y… - cierra los ojos casi con vergüenza — platicamos un poco de todo, me invitaba a desayunar algunas veces y cuando sucedió ¡Ya sabes! Él… me protegió o al menos lo intentó – Ana abre los ojos comprendiendo.— ¡Su padre estaba al tanto de la situación! – afirma Ana y Amelia lo confirma.— Si, por las redes supongo – suspira de nuevo trat
El fresco de la tarde de los últimos días de noviembre choca con el rostro de Amelia que espera el aterrizaje del avión donde viaja su madre con la esperanza de ver la mejoría de la cual habla su futuro esposo Bastián. El aparato aterriza y ella aprieta cada vez más el brazo de él ansiosa de ver a la mujer que lo ha dado todo por su bienestar a pesar del de ella misma.— Espero que al abrazarla seas un poco más sutil porque de otro modo la vas a lastimar – Amelia gira de súbito para perderse en el azul profundo de los ojos de su novio que la miran con diversión.— ¡Qué malo eres! – golpea el brazo masculino con poca fuerza — no es gracioso – frunce los labios al terminar de hablarle ya que voltea para hacerle entender que no desea escucharlo.— Claro que no lo es Amelia – le susurra al oído —, estoy pensando que ni siquiera es una muy buena idea haber traído a Angela aquí porque no me dejará dormir contigo – al terminar de hablar saca el labio inferior en un puchero y ella se derr