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Aunque las palabras de Bastián la desestabilizan trata por todos los medios de mantener el tipo delante de él sabiendo que hay algo oculto detrás de ello. Pero también supone que como le había dicho con antelación sostenía enemistades que podrían darle problemas razón por la cual le advertía que debía estar en guardia sin embargo no entendió en el momento el sentimiento con el que le habló aún cuando decidió callarlo.— ¿Te sientes cómoda? – ella levantó las cejas en una pregunta tácita — me refiero a esto - explica señalándose a si mismo y luego a ella —, a nosotros, a lo que vas a enfrentarte siendo mi prometida – ella lo mira de frente sintiendo un leve desvanecimiento.Agradece estar sentada en el cómodo cojín de la limusina ya que de otro modo habría c
— ¿Qué te parece si entramos ya? – refiere Bastián cortando el beso con la frente pegada a la de Amelia —. Creo que ya está bien de espectáculo por hoy – le hace un guiño.La burbuja se rompe y toma la mano de su chica para adentrarse en el lugar dejando el revuelo atrás. El espectacular sitio adornado muy sofisticadamente hace que Amelia cierre los ojos por un momento pensando en que todo esto le parece un sueño y que en cualquier momento despertará.Los recibe una mujer elegantísima con un recogido en su cabello rojizo – teñido – que es la envidia de cualquier mujer que tenga rizos rebeldes, aparece con una sonrisa de pasta dental hasta que se sitúa frente a ellos y se percata de sus manos unidas, su rostro se arruga de una manera grotesca y a Amelia casi se le sale una carcajada. Su sonrisa de alegría se borra para componer una
En ese momento se da cuenta de que nunca ha sentido nada igual hacia otra mujer incluso el placer del sexo es completamente diferente con Amelia, su forma de mirarlo y ahora su manera de tocarlo desencadenan una serie de expectativas que le aterra no poder concretar sin embargo la necesita como el aire para respirar, está seguro que le daría todo lo que le pidiera.— ¿Qué les parece si ordenamos y dejamos la contienda para aplicarla a personas que valgan la pena? – reclama Belice con la intención de provocar a Amelia.— Tienes toda la razón querida – responde Amelia con una sonrisa sarcástica y la cabeza ladeada sin dejar de mostrar la sortija —, ordenemos – la sonrisa de la rubia se borra al instante.< ¡Ja, Amelia = 1, Arpía rubia = 0! >, piensa sabiendo que va a ser difícil, pero decid
A pesar del momento de inestabilidad que surgió el encuentro con Salomé se le hizo agradable y en el fondo revelador. De no haber sido por ella ni siquiera se habría enterado que su cuñado es bisexual y está enamorado del sujeto llamado Eros que acompaña a su hermana.— Creo que él se lo pierde aunque veo un destello mínimo de interés en ti – la chica resopla.— Solo somos buenos en una cama cuando estamos los tres Amelia, no me engaño – Amelia casi siente lástima por la chica si no hubiese sido porque escucha la voz de su novio discutir con alguien y sale disparada del baño.— Puedes hacer lo que te plazca Edda, pero recuerda que al final del día yo siempre gano porque lo que menos hago es actuar de manera visceral como l hace el com&u
Bastián mira la mujer que en algún momento gozó de su interés y que ahora lo que siente hacia ella es un desgano casi mortal, no desea verse inmiscuido – aunque lo esté hasta el cuello – en un momento crítico junto a ella. No la quiere cerca. Si en un momento de su vida ella fue importante, lo fue solo porque su padre es su amigo y su madre lo quiso como un hijo, pero nunca la miraría con ojos de amor a pesar de que estuvieron saliendo alrededor de tres meses. Tiempo en el cual se di perfecta cuenta de que era por demás la equivocada, nunca le ha preocupado tener hijos, pero escucharla decir que son estorbos sociales lo decepcionó sobremanera. — Te aconsejo que n quieras insistir en algo que no va a pasar Edda por favor – intenta conciliar un Bastián ya cansado de las tonterías que hizo su padre. — ¡Insistiré en que cumplas! De otro modo demandaré – el abogado de Bastián observa la escena augurando un dese
Bastián ingresa a su ático sin hacer más ruido del normal que hacen las llaves al girar la cerradura, la puerta al abrirse y cerrase y al vaciar los bolsillos en la mesita de la entrada como cada vez que llega. Observa un par de sandalias al lado de uno de los sofás del recibo percibiendo el aroma de un perfume conocido: Amelia. Se acerca para corroborarlo y al ver su rostro manchado por las lágrimas su corazón se salta un latido encendiendo sus alarmas.La toma en brazos para llevarla a la habitación y verificar que se encuentra bien, se siente nervioso solo por verla notando que ha llorado. Se encuentra profundamente dormida, observa su hermosos rostro detallándolo completamente suspira entrecortado, lo único que desea es ser feliz con ella, llevarla al altar y disfrutar de su vida como no lo ha hecho hasta la fecha.— En serio que solo quiero ser feliz &ndash
La boca de Amelia se abre tanto que duda volver a cerrarla, Bastián se remueve incomodo por el escrutinio y comienza a caminar de un lado a otro. Ella se acerca deteniéndolo en su andar nervioso y sonríe con las emociones a flor de piel. Quiere besarlo, morderlo, golpearlo y desvestirlo al mismo tiempo porque con esa expresión de chico bueno se ve adorable ¡y vaya que el hombre es un gigante malhumorado!— ¡Repítelo por favor! – él abre los ojos ante su petición.— Es… estoy enamorado de ti – el pecho de Amelia duele y sube la cabeza para mirarlo mejor.Observa su expresión contrariada entendiendo que le cuesta decirlo, reconoce que su vida pasada no fue un jardín de rosas ya que la mierda de su padre lo obligó a hacer cosas de las que se encuentra arrepentido en este momento y aun peor
Amelia despierta entre besos y caricias cortesía de un Bastián cariñoso y seductor, el que al parecer no puede dejar de tocarla cuando la tiene así de cerca. Y no es que sea algo que la moleste porque la vista de ese hombre desnudo y dispuesto a mimarla de ese modo bajo las sábanas es la imagen más erótica que ha podido experimentar; tampoco es que haya visto mucho, pero es que Bastián Christopoulos es el hombre más guapo, sexy y deliciosamente tallado por los dioses que ella haya conocido. — Veo que continúas sintiéndote muy cómoda conmigo – expresa divertido mientras reparte besos a lo largo de su cuello hasta llegar al valle de sus senos — y es algo que me complace – susurra con los labios pegados a su piel. Amelia deja salir un gemido de sus labios mientras Bastián la somete a una tortura deliciosa con su gruesa y perfecta boca, paseándola alrededor de sus generosos senos y besando cada centímetro de piel que encuentra la cual se eriza con ese mínimo roce al sentir la humed