—Cuando hablaste de una reserva, asumí que te referías a la mesa de algún restaurante, no a la habitación de un hotel —comentó Sienna, mientras se dirigían en el ascensor hasta el último piso del hotel al que Kassio la había llevado.—Este es un lugar más privado.Salieron del ascensor tan pronto las puertas se abrieron en su piso. Caminaron por el pasillo hasta llegar a la puerta que tenía el número de su habitación. —Antes de abrir la puerta, quiero que te pongas esto en los ojos. —Kassio le mostró un pañuelo oscuro.Sienna entrecerró los ojos.—¿Por qué?—¿Confías en mí? —Sí —respondió sin dudar—. Adelante, pónmelo.Kassio le ató el pañuelo, cubriendo su vista.—¿Y ahora qué?—Dame un segundo.Después de eso escuchó que Kassio abría la puerta y luego sus pasos se alejaron. Los segundos transcurrieron y Sienna comenzaba a considerar retirarse el pañuelo cuando volvió a escuchar pasos.—Dame la mano.Sienna estiró la mano hacia adelante y Kassio la tomó, antes de tirar de ella par
Kassio observó su reflejo en el espejo. Todo parecía en orden, igual que la última vez que se había revisado en busca de cualquier imperfección y probablemente nada cambiaría la próxima vez que lo volviera a hacer. Sabía que debía alejarse del espejo, pero no se le ocurría nada más qué más hacer mientras esperaba que el tiempo pasara. Era como si el reloj se empeñara en no avanzar.—¿Crees que esta vez la boda llegue a su final? —preguntó Domenico, sacándolo de sus cavilaciones. Kassio dejó de ajustarse el maldito moño que le oprimía el cuello y se dio la vuelta. Le lanzó una mirada llena de promesas de muerte a su amigo, pero este solo le dio una sonrisa inocente.«Imbécil»—¿Te imaginas que Sienna también escapé con otro hombre? —preguntó su hermano desde el sofá donde estaba recostado con las piernas cruzadas—. Eso sí que sería demasiada mala suerte. Ya me imagino los titulares. El CEO millonario, Kassio Volkov, es abandonado dos veces antes de llegar al altar.Maxim y Domenico so
Sienna sonrió al sentir una suave caricia en la espalda.—Es hora de levantarnos —dijo Kassio, dejando besos a lo largo de su columna.—Un minuto más o una hora. ¿Sabes qué? Quizás necesite un par de horas más de sueño.—Últimamente has estado demasiado cansada. Una emoción desmedida la embargó al pensar en el secreto que le estaba guardando a Kassio. Se había hecho una prueba casera unos días antes y había dado positivo. Le había costado un esfuerzo enorme no contarle a Kassio, pero tenía algo especial preparado para darle la noticia. Estaba segura de que él recibiría la noticia con entusiasmo. A Kassio le encantaba ser padre y era muy bueno en ello. Cada vez que lo veía interactuar con sus hijos, su corazón se colmaba de amor.—O tú te has estado levantado demasiado temprano —dijo dándose la vuelta y abriendo los ojos. La mirada de Kassio se deslizó por su cuerpo y el deseó brilló en sus ojos—. Es cuestión de perspectiva. Además, me tuviste despierta hasta tarde.Su esposo soltó
(En un momento no especificado)Ava se inclinó y levantó el balón que acababa de golpear contra sus pies.—Aquí tienes, cariño —le dijo a Leandro, su nieto mayor.—Gracias, abuela.—Me alegra que al final decidieras unirte a nosotros.Leandro era un niño bastante inteligente y habilidoso que prefería pasar las horas frente a su computadora, aprendiendo cosas nuevas, antes que salir a jugar al aire libre.Su nieto le dio una sonrisa que la llevó hacia el pasado, cuando Fabrizio tenía la misma edad que Leandro en ese momento. Sintió algo de nostalgia al pensar en lo rápido que se había ido el tiempo, aunque la hacía feliz saber que no fue en vano. Había tenido una buena vida a lado de su esposo y toda su familia, que no hacía más que crecer.Dejó vagar su mirada por el lugar y una sonrisa se extendió por su rostro. Era uno de esos días en los que ella y sus amigos se habían ofrecido a cuidar a sus nietos mientras los padres de estos tenían un tiempo para ellos. Los mayores se habían acom
SINOPSIS: Domenico se ha mantenido lejos de Natasha, sabiendo que es la única manera de resistir el deseo que siente por ella. Aunque la anhela profundamente, Natasha es la hermana de su mejor amigo, así que está fuera de los límites. Sin embargo, evitar la atracción se vuelve imposible cuando el destino los obliga a trabajar juntos y verse todos los días. No debería desearla, y mucho menos tocarla, pero sucumbir a la tentación parece inevitable.Desde hace años, Natasha siente algo por Domenico, el mejor amigo de su hermano, aunque ha hecho un gran trabajo ocultándolo y piensa seguir haciéndolo ahora que tienen que trabajar juntos. Él siempre la ha tratado con cortesía distante y al parecer todavía la ve como a una niña. Pero ella no tardará en descubrir que tal vez él no es tan indiferente como había pensado.Una sola noche podría cambiarlo todo.
Domenico se las arregló para mantener una expresión neutra mientras escuchaba a Kassio. Le costó un enorme esfuerzo no mirar a los lados en cuanto su amigo terminó de hablar, buscando cámaras escondidas. Tenía la firme esperanza de que alguien saltara desde algún rincón y gritara: "¡Caíste!". Eso, por supuesto, no sucedió y, conociendo a Kassio tan bien como lo conocía, estaba seguro de que era imposible que se tratara de alguna broma. Su mejor amigo tenía muchas cualidades, pero un gran sentido del humor no estaba entre ellas.—¿Es en serio? —preguntó de todas formas.—Sí. —Kassio lo miró confundido. Domenico también lo estaría de estar en su lugar. Su amigo estaba acostumbrado a verlo relajado, pero seguro que en ese momento parecía cualquier cosa menos relajado. Respiró profundo e intentó actuar como si su amigo no le acabara de pedir que trabajara con la mujer que atormentaba sus pensamientos. —¿Por qué conmigo? Hay muchas personas con las que podría trabajar y ganar mucha exper
Natasha levantó la mano, pero no se atrevió a golpear la puerta. No estaba lista para enfrentarse a Domenico. Aunque había tenido todo el fin de semana para asimilar la idea de trabajar con él, el nerviosismo que la invadía dejaba claro que ese tiempo no había sido suficiente. Quizás debería haber dejado que su hermano la acompañara.Sacudió la cabeza.No, no era una chiquilla impresionable incapaz de trabajar con el hombre que le gustaba. Era una mujer y se había esforzado para estar allí, incluso si muchos pensaban que lo había logrado por la influencia de su hermano mayor.El sonido de unos pasos en la lejanía la sacaron de sus pensamientos y llamó a la puerta antes de que quien sea que pasara por allí la mirara como un bicho extraño. Esperó unos segundos y abrió la puerta.—Buenos días —dijo con seguridad.Domenico no levantó la mirada de sus documentos y su seguridad comenzó a tambalearse con cada segundo que pasaba de pie bajo el umbral de la puerta.Aprovechó el momento para ob
Domenico miró el escritorio vacío de Natasha y frunció el ceño. Había transcurrido dos semanas desde que ella había empezado a trabajar para él y Domenico se había apegado a su plan… Bueno, casi. No la había tocado, pero no había podido resistir el impulso de pasarse frente a su escritorio un par de veces al día, con cualquier excusa. Se aseguraba de no romper más su regla, haciendo algo como hablarle o quedarse por mucho tiempo. Un solo vistazo, eso era todo lo que se permitía.Se acercó a su escritorio y le preguntó a su asistente por el paradero de Natasha.—Está en el departamento de finanzas. ¿Puedo ayudarle en algo?—No, gracias.Ya sabía dónde estaba, así que era hora de regresar a su oficina y continuar con su trabajo. Tenía mucho papeleo que realizar.Dudó unos segundos y luego sus pies lo llevaron hasta el ascensor. Las puertas no tardaron en abrirse y entró. En el corto trayecto se encargó de repetirse que solo quería asegurarse de que el personal estaba tratando bien a Nat