Sienna sonrió al sentir una suave caricia en la espalda.—Es hora de levantarnos —dijo Kassio, dejando besos a lo largo de su columna.—Un minuto más o una hora. ¿Sabes qué? Quizás necesite un par de horas más de sueño.—Últimamente has estado demasiado cansada. Una emoción desmedida la embargó al pensar en el secreto que le estaba guardando a Kassio. Se había hecho una prueba casera unos días antes y había dado positivo. Le había costado un esfuerzo enorme no contarle a Kassio, pero tenía algo especial preparado para darle la noticia. Estaba segura de que él recibiría la noticia con entusiasmo. A Kassio le encantaba ser padre y era muy bueno en ello. Cada vez que lo veía interactuar con sus hijos, su corazón se colmaba de amor.—O tú te has estado levantado demasiado temprano —dijo dándose la vuelta y abriendo los ojos. La mirada de Kassio se deslizó por su cuerpo y el deseó brilló en sus ojos—. Es cuestión de perspectiva. Además, me tuviste despierta hasta tarde.Su esposo soltó
(En un momento no especificado)Ava se inclinó y levantó el balón que acababa de golpear contra sus pies.—Aquí tienes, cariño —le dijo a Leandro, su nieto mayor.—Gracias, abuela.—Me alegra que al final decidieras unirte a nosotros.Leandro era un niño bastante inteligente y habilidoso que prefería pasar las horas frente a su computadora, aprendiendo cosas nuevas, antes que salir a jugar al aire libre.Su nieto le dio una sonrisa que la llevó hacia el pasado, cuando Fabrizio tenía la misma edad que Leandro en ese momento. Sintió algo de nostalgia al pensar en lo rápido que se había ido el tiempo, aunque la hacía feliz saber que no fue en vano. Había tenido una buena vida a lado de su esposo y toda su familia, que no hacía más que crecer.Dejó vagar su mirada por el lugar y una sonrisa se extendió por su rostro. Era uno de esos días en los que ella y sus amigos se habían ofrecido a cuidar a sus nietos mientras los padres de estos tenían un tiempo para ellos. Los mayores se habían acom
SINOPSIS: Domenico se ha mantenido lejos de Natasha, sabiendo que es la única manera de resistir el deseo que siente por ella. Aunque la anhela profundamente, Natasha es la hermana de su mejor amigo, así que está fuera de los límites. Sin embargo, evitar la atracción se vuelve imposible cuando el destino los obliga a trabajar juntos y verse todos los días. No debería desearla, y mucho menos tocarla, pero sucumbir a la tentación parece inevitable.Desde hace años, Natasha siente algo por Domenico, el mejor amigo de su hermano, aunque ha hecho un gran trabajo ocultándolo y piensa seguir haciéndolo ahora que tienen que trabajar juntos. Él siempre la ha tratado con cortesía distante y al parecer todavía la ve como a una niña. Pero ella no tardará en descubrir que tal vez él no es tan indiferente como había pensado.Una sola noche podría cambiarlo todo.
Domenico se las arregló para mantener una expresión neutra mientras escuchaba a Kassio. Le costó un enorme esfuerzo no mirar a los lados en cuanto su amigo terminó de hablar, buscando cámaras escondidas. Tenía la firme esperanza de que alguien saltara desde algún rincón y gritara: "¡Caíste!". Eso, por supuesto, no sucedió y, conociendo a Kassio tan bien como lo conocía, estaba seguro de que era imposible que se tratara de alguna broma. Su mejor amigo tenía muchas cualidades, pero un gran sentido del humor no estaba entre ellas.—¿Es en serio? —preguntó de todas formas.—Sí. —Kassio lo miró confundido. Domenico también lo estaría de estar en su lugar. Su amigo estaba acostumbrado a verlo relajado, pero seguro que en ese momento parecía cualquier cosa menos relajado. Respiró profundo e intentó actuar como si su amigo no le acabara de pedir que trabajara con la mujer que atormentaba sus pensamientos. —¿Por qué conmigo? Hay muchas personas con las que podría trabajar y ganar mucha exper
Natasha levantó la mano, pero no se atrevió a golpear la puerta. No estaba lista para enfrentarse a Domenico. Aunque había tenido todo el fin de semana para asimilar la idea de trabajar con él, el nerviosismo que la invadía dejaba claro que ese tiempo no había sido suficiente. Quizás debería haber dejado que su hermano la acompañara.Sacudió la cabeza.No, no era una chiquilla impresionable incapaz de trabajar con el hombre que le gustaba. Era una mujer y se había esforzado para estar allí, incluso si muchos pensaban que lo había logrado por la influencia de su hermano mayor.El sonido de unos pasos en la lejanía la sacaron de sus pensamientos y llamó a la puerta antes de que quien sea que pasara por allí la mirara como un bicho extraño. Esperó unos segundos y abrió la puerta.—Buenos días —dijo con seguridad.Domenico no levantó la mirada de sus documentos y su seguridad comenzó a tambalearse con cada segundo que pasaba de pie bajo el umbral de la puerta.Aprovechó el momento para ob
Domenico miró el escritorio vacío de Natasha y frunció el ceño. Había transcurrido dos semanas desde que ella había empezado a trabajar para él y Domenico se había apegado a su plan… Bueno, casi. No la había tocado, pero no había podido resistir el impulso de pasarse frente a su escritorio un par de veces al día, con cualquier excusa. Se aseguraba de no romper más su regla, haciendo algo como hablarle o quedarse por mucho tiempo. Un solo vistazo, eso era todo lo que se permitía.Se acercó a su escritorio y le preguntó a su asistente por el paradero de Natasha.—Está en el departamento de finanzas. ¿Puedo ayudarle en algo?—No, gracias.Ya sabía dónde estaba, así que era hora de regresar a su oficina y continuar con su trabajo. Tenía mucho papeleo que realizar.Dudó unos segundos y luego sus pies lo llevaron hasta el ascensor. Las puertas no tardaron en abrirse y entró. En el corto trayecto se encargó de repetirse que solo quería asegurarse de que el personal estaba tratando bien a Nat
Ver trabajar a Natasha era la cosa más fascinante, y sexy, que Domenico había presenciado. Durante la última hora no se había perdido ninguno de sus gestos o movimientos. La forma en que mordía la punta de su lapicero cuando estaba concentrada, su entrecejo fruncido cuando tenía una duda, y la sonrisa emocionada al entender algo.En más de una ocasión había tenido que tomarse un tiempo para concentrarse en lo que estaba diciendo. Sentía que el poco control que poseía se deslizaba entre sus dedos cuanto más tiempo pasaba con Natasha. Ese era el motivo por el cual quedarse encerrado a solas con ella había sido una mala idea desde el principio.—No. Todo me ha quedado claro —dijo Natasha y Domenico se tomó unos segundos para recordar que es lo que le había preguntado. Dejó de ver los labios de Natasha como si quisiera devorarlos, y levantó la mirada.—Si tienes alguna otra consulta…—Ya lo sé, lo consultaré con el personal de finanzas. —Natasha le dio una sonrisa que lo dejó embobado—. G
Natasha se tambaleó ligeramente al sentir a su pequeño sobrino impactar contra sus piernas. —¡Nasha! —chilló Andrei mirándola con una sonrisa encantadora. Su sobrino aun tenía problemas para decir su nombre completo, así que la llamaba como mejor podía.—Hola, pequeño travieso. —Se puso en cuclillas para darle un beso en sus mejillas regordetas, mientras su sobrino reía encantado, hasta que vio a Kassio y se movió inquieto para que lo dejara ir.—¡Papochka! —Andrei corrió hacia Kassio, quien se inclinó para atraparlo y levantarlo en el aire.—Moy dorogoy syn. (Mi hijo querido)Andrei rio encantado.Sienna apareció en ese momento y miró a su esposo e hijo con los ojos llenos de amor. Luego se giró hacia ella y le regaló una sonrisa. Su cuñada tenía a la pequeña Bela en sus brazos.—Hola, Natasha.—Sienna —dijo y se acercó a darle un abrazo—. ¿Cómo está mi preciosa sobrina? —preguntó, recibiendo en brazos a la pequeña.—Acaba de despertar. A veces parece que tiene un cronómetro integr