Natasha despertó desorientada, parpadeando mientras sus ojos se ajustaban a la tenue luz de la habitación. Le tomó unos segundos recordar donde estaba, pero pronto las imágenes de lo sucedido las últimas horas inundaron su mente. El dolor, los gritos, la felicidad. Una sonrisa se extendió por su rostro al pensar en sus bebés. Eran tan pequeños y perfectos.Giró la cabeza lentamente y vio a Domenico descansando en la pequeña cama que estaba a unos metros de distancia de la suya. Su pobre esposo debía estar completamente agotado. Cuando Natasha había entrado en trabajo de parto, Domenico estaba en la oficina, trabajando. Él había corrido directo al hospital, sin perder un minuto, y desde entonces no había abandonado su lado ni un solo instante. Le había sujetado la mano, limpiado el sudor de su frente y soportado sin réplicas las maldiciones que ella lanzó en su contra durante cada contracción. El trabajo de parto había durado más de diez horas, dejándolos agotados a ambos, pero había v
Domenico buscó a su esposa entre la multitud y sonrió al encontrarla, pero su expresión se tensó al darse cuenta de quién estaba con ella. No recordaba muy bien el nombre del tipo, ni le importaba saberlo. Lo único que le importaba era que dejara de mirar a Natasha con deseo. El descarado ni siquiera se molestaba en disimularlo. No parecía importarle el gran anillo de bodas que Natasha llevaba en su mano.Recorrió la distancia que lo separaba de Natasha, con determinación. Ignoró deliberadamente a los padres que intentaban acercarse a él. En cuanto llegó junto a su esposa, pasó una mano por su cintura y le dio un beso en la mejilla.—Hola, rubia —susurró cerca de su oído. Natasha giró el rostro para verlo y le regaló una sonrisa.—Hola, mi amor.Domenico se olvidó del hombre frente a ellos y del resto de padres de familia en cuanto sus ojos se encontraron con los de su esposa. Aun después de los años que llevaban casados, ella tenía el poder de afectarlo como nadie más podía hacerlo. Y
SINOPSISValeria Danti vio cómo su hermana Nydia, siempre llena de vida y alegría, sucumbió a la desesperación después de que Maxim Volkov le rompiera el corazón. Para Valeria, no hay duda de que él es el responsable de la tragedia que la ha dejado sin su hermana. Consumida por el dolor y la ira, Valeria jura vengarse de Maxim. Después de años esperando, su momento ha llegado y está lista para jugar con él. Pero mientras Valeria se sumerge en su venganza, se enfrenta a emociones inesperadas y nuevas revelaciones que pondrán a prueba su determinación.Maxim Volkov ha aprendido a no confiar en nadie, una lección que aprendió de manera dolorosa cuando su madre casi destruyó a su familia por ambición. Su regla es clara: no involucrarse con nadie. Si no dejas entrar a nadie en tu vida, entonces no pueden lastimarte. Sin embargo, cuando conoce a Valeria, algo en ella amenaza con derribar todas sus barreras. Justo cuando cree que puede confiar en ella, la verdad se encargará de demostrarle lo
Valeria se llevó una mano al rostro para secarse las lágrimas antes de tomar las cenizas de su hermana. Le era difícil aceptar que no le quedaba nada más de su hermana que esa urna de madera. Su mente se llenó de recuerdos, de su sonrisa radiante, su ingenio, su capacidad para ver lo mejor en los demás… siempre tan confiada.Un suspiro salió de sus labios.—Te acompañaré a casa —dijo Pia, su mejor amiga, interrumpiendo sus pensamientos. Valeria le dio una sonrisa de agradecimiento y asintió.Las dos abandonaron el lugar. No tenían nada más que hacer allí. No había más personas presentes, nadie que hubiera venido a despedirse de Nydia. Valeria lo decidió así, y, aunque hubiera optado por invitar a los amigos de su hermana, no habría sabido a quién contactar.Nydia siempre había sido una mariposa social, pero jamás le presentó a ninguno de sus amigos. Sabía que la mayoría eran jóvenes que había conocido en la universidad, fuera de su círculo social. Tal vez, después de todo, ninguno fue
Valeria se detuvo a contemplar el edificio de Secure Line Insurance por un momento. Había tomado tiempo y mucho esfuerzo, pero por fin estaba allí. Respiró profundo y avanzó hacia las puertas con paso seguro, sintiendo que estaba cada vez más cerca de cumplir la promesa que le había hecho a su hermana. Sus tacos repiquetearon contra el impecable piso del recibidor mientras se acercaba a la recepcionista.—Buenos días —saludó a la mujer con una sonrisa—. Mi nombre es Valeria Danti, tengo una cita con Recursos Humanos.La mujer le devolvió una sonrisa amable.—Déjame revisar —dijo ella antes de levantar su teléfono y hablar con alguien.Valeria aprovechó el momento para observar el lugar. Aunque había estado allí el día de su entrevista, los nervios la habían mantenido demasiado distraída para prestar atención a los detalles. En ese momento, con una mente más clara, pudo apreciar el espacio amplio y la decoración minimalista, bastante elegante. Las personas que iban y venían combinaban
El silencio recibió a Maxim cuando llegó a su casa después de un largo día en la oficina. Desde que había asumido la propiedad de la casa que antes fue de sus padres, había hecho muchos cambios; uno de ellos era que nadie, excepto el personal de seguridad, se quedaba por las noches. Prefería el silencio y su espacio, incluso si a veces se sentía demasiado solo.Su casa era enorme, demasiado para una sola persona. A menudo se preguntaba por qué no se había deshecho de ella. Albergaba demasiados malos recuerdos, pero parecía que simplemente no podía desprenderse de ella.Se aflojó la corbata mientras avanzaba hacia la cocina. Al llegar, encendió el microondas y se acercó a la nevera para servirse algo de beber. La cocinera siempre le dejaba la comida preparada, lista para que él solo tuviera que calentarla al llegar. Tenía suerte de al menos saber usar un microondas, aunque, si su madre aún viviera, habría pegado el grito al cielo solo de verlo acercarse a la cocina. Siempre lo había co
Valeria alzó la vista, consciente de que se había quedado a solas con Maxim, ese había sido su plan. Se encontró con sus ojos fijos sobre ella y una sonrisa amable en el rostro. Le devolvió una sonrisa educada, disimulando los nervios que sentía.—No, no lo han hecho —dijo sin titubear—. Soy la nueva empleada del departamento de Marketing.El primer pensamiento que cruzó la mente de Maxim al examinar a Valeria con más detenimiento fue que era una mujer hermosa. Su cabello castaño estaba sujeto en una cola alta, pero algunos mechones caían alrededor de su rostro acentuando una apariencia casi angelical. Sus labios estaban curvados en una sonrisa que oscilaba entre lo cautivador y lo inocenteMaxim se puso de pie y se acercó a Valeria.—Bienvenida a Secure Line Insurance —dijo, asegurándose de sonar profesional y extendió la mano.Valeria también se levantó y tomó su mano. Su piel se sentía suave y cálida al contacto. Un pensamiento inapropiado cruzó por la mente de Maxim momentáneamen
Era oficial. Valeria se había convertido en una acosadora, si es que no lo había sido ya antes. La vergüenza la carcomía, pero no la detuvo. Desde su último encuentro con Maxim —hace más de una semana—, no había tenido la oportunidad de volver a estar en la misma habitación con él, ni mucho menos encontrase a solas. El que sus oficinas quedaran en pisos diferentes, hacía que cualquier encuentro casual fuera casi imposible. No es como si pudiera ir a la oficina de Maxim y fingir que se había perdido.Así que, la tarde anterior, cuando lo vio en uno de los pasillos conversando con su secretario, se había acercado lo suficiente para poder escucharlos, sin que ellos la notaran. Y eso la había llevado hasta el bar que estaba frente a ella.—Lo haces por Nydia —se recordó en voz baja, para armarse de valor.Entró en el bar, intentando aparentar seguridad. El ambiente era cálido en contraste con el frío que comenzaba a hacer en el exterior. Una suave melodía la envolvió, así como el sonido