—Bien hecho —la felicitó Cristina mientras salían de la sala de juntas.Finalmente, tenían el proyecto de publicidad del año siguiente listo. Esa última reunión había sido para presentarle el plan acabado a la jefa del departamento de Marketing, quien le había dado el visto bueno y les había informado que se lo remitiría a los directivos de la empresa.—Tú también hiciste un gran trabajo.—Sí, la verdad es que sí. —Ella le guiño un ojo—. ¿Ya tienes tu vestido para la fiesta de Navidad?Valeria había olvidado por completo la fiesta de Navidad. Aunque no entendía cómo había sucedido, considerando los adornos navideños que habían aparecido mágicamente en la oficina para esa mañana. Además, su departamento había ayudado a Recursos Humanos con la elaboración de las invitaciones y algunos otros detalles.La única explicación era que había estado demasiado ocupada con el trabajo, y tal vez, también, distraída pensando en cierto hombre de ojos azules.—Aún no sé si iré —dijo, recordando que C
Valeria salió del probador, sujetando la parte inferior de su vestido. Al instante, las sonrisas de Cristina y Pia iluminaron sus rostros. Ella dejó caer el vestido y dio una vuelta para que sus amigas pudieran apreciar cada detalle de la prenda. Se detuvo frente a ellas, esperando con emoción y nerviosismo el veredicto final. Era, quizás, la primera vez que salía de compras con un par de amigas y debía reconocer que era bastante divertido, incluso si le dolían los pies después de tanto caminar.Había estado demasiado ocupada y algo sola en los últimos años. No se había permitido disfrutar demasiado de la vida después de la muerte de Nydia, sintiendo que la traicionaba cada vez que era demasiado feliz, incluso su emoción en aquel momento no se sentía del todo correcto. —¿Qué creen?—Es hermoso —exclamó Cristina.—Lo sé —respondió Valeria, sonriendo.Desde que sus ojos se habían posado en el vestido rojo vino, supo que se lo llevaría. Era perfecto. Elegante y sensual. El escote en for
Valeria tomó la mano del valet y bajó con cuidado del taxi. Avanzó unos pasos y se detuvo a admirar el hotel con asombro. La imponente edificación de seis pisos se erguía frente a ella, irradiando elegancia y exclusividad. Era el tipo de lugar al que nunca habría considerado ir de no ser porque la fiesta de Navidad de la empresa se celebraba allí. No quería ni imaginar cuánto costaría pasar una noche en una de sus lujosas habitaciones.—Es magnífico, ¿verdad? —preguntó Cristina, deteniéndose a su lado. Ella pasó un brazo por el suyo—. Y espera a que veas el interior.Cristina la guio hacia la entrada. Al cruzar la puerta del vestíbulo, intentó no dejar que su asombro se reflejara demasiado en su rostro. El lugar era aún más elegante por dentro. Se alegraba de haber sido cuidadosa con la elección de su vestido o habría desentonado con el ambiente o con los demás invitados.Un hombre se acercó a ellas y tomó sus abrigos, luego les hizo un gesto con la mano para indicarles la ruta que deb
Valeria tomó un sorbo de champán mientras sus ojos recorrían la pista de baile. Después de la cena y algunos discursos, varias parejas se habían unido, animadas por la música y el ambiente festivo.Su atención se centró en Kassio y su esposa, quienes parecían completamente absortos el uno en el otro, envueltos en una burbuja de felicidad, como si solo fueran conscientes de la existencia del otro. Antes, al verlos interactuar con Maxim, se había dado cuenta de evidente relación estrecha que tenían. La perfecta familia feliz.Un ardor comenzó a crecer en su pecho al pensar en su hermana. Valeria no debería haber perdido a la única familia que le quedaba. Ver a Maxim tener lo que ella ya no, había sido como echarle sal a la herida. Alejó su mirada de la pareja, intentando localizar a Maxim. Lo había perdido entre la multitud en algún momento después de su discurso navideño.—¿Me concedes esta pieza? —una voz masculina la sacó de sus pensamientos.Valeria alzó la mirada y encontró a Hug
Maxim la besó como si le perteneciera, como si tratara de reclamar su dominio sobre cada parte de ella. Una de sus manos se aferró a su cadera, atrayéndola aún más hacia él, como si quisiera fundirla con su propio cuerpo. Valeria no pudo ignorar la presión de la erección de Maxim contra ella. Un gemido se formó en lo profundo de su garganta, pero fue sofocado en los labios de él.Cuando se separaron, ambos jadeaban. Valeria sintió cómo la excitación viajaba por todo su cuerpo, quemándola desde dentro.—Ven conmigo a casa —pidió Maxim, aunque parecía más una orden que una petición.—Creí que no tendríamos ese tipo de amistad —respondió ella, su voz no fue más que un susurro.Maxim sonrió. Un simple gesto que le erizó la piel. Debía tener cuidado. La atracción que sentía por él era demasiado peligrosa, una amenaza a sus planes. No podía permitirse sentir nada por él o estaría perdida.—Podríamos romper las reglas solo por esta noche —insinuó él en un susurro, mientras su pulgar rozaba l
Maxim levantó a Valeria con ambas manos y ella envolvió las piernas en torno su cintura. Un rugido grave se escapó de su garganta cuando el núcleo caliente de Valeria rozó su miembro a través de la ropa.Comenzó a caminar hacia su habitación, aunque se detuvo más de una vez en el camino porque era incapaz de dejar de besarla. Valeria lo estaba enloqueciendo con sus pequeños gemidos, las sutiles caricias que deslizaba sobre su espalda por debajo de la camisa, y su cálido aliento que le rozaba el cuello.Al llegar a su habitación, Maxim recostó a Valeria sobre la cama y retrocedió. Sin quitarle la vista de encima, se fue desvistiendo. Una sonrisa se formó en sus labios al darse cuenta cómo Valeria lo devoraba con la mirada.—Espero cumplir tus expectativas —comentó.Valeria levantó la mirada y él le dio un guiño cuando sus ojos se encontraron con los de él.—Ya veremos.Maxim soltó una carcajada. Incluso en un momento como aquel ella encontraba la manera de sorprenderlo.Subió a la cam
Valeria despertó con un cálido brazo envolviéndola por la cintura. Abrió los ojos y se encontró cara a cara con Maxim. Los recuerdos de la noche y la madrugada se arremolinaron en su mente, provocando que sus mejillas se calentaran mientras el deseo volvía a despertar en su interior. Su cuerpo estaba adolorido y aun así lo deseaba una vez más.Se quedó allí, observándolo. Su cabello rubio brillaba con la luz de la mañana, y un ligero rastro de barba le cubría el mentón. Instintivamente, levantó la mano para acariciar su rostro, pero se detuvo al darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Debía aprovechar que Maxim estaba dormido para indagar en la casa en lugar de mirarlo como una boba.Con cuidado, se sentó al borde de la cama y se tomó un tiempo para mirar alrededor. La noche anterior, con las manos de Maxim recorriendo su cuerpo, apenas había prestado atención a los detalles. La habitación era tan grande y elegante. Los detalles sutiles de la decoración iban perfectamente con
Valeria se puso algo nerviosa al ver a Maxim sonreír antes de llevarse el tenedor a la boca y comer como si ella no hubiera dicho nada. Necesitaba saber qué pasaba por su mente, si caería en su trampa o si, por el contrario, estaría de acuerdo con ella y dejar las cosas justo como estaban.—Come, encanto, tu desayuno se enfría —dijo él, continuando su comida.Valeria se sintió extraña al escuchar aquel apodo otra vez. La noche anterior no le había dado demasiada importancia, inmersa en el frenesí de la pasión, pero ahora se escuchaba más íntimo.—¿Hay algo de malo con el desayuno? Puedo pedir que te preparen otra cosa, si así lo deseas.Sacudió la cabeza y empezó a comer. Ninguno de los dos dijo nada durante un tiempo hasta que Maxim rompió el silencio.—¿Por qué?Valeria lo miró con el ceño fruncido, sin entender muy bien la pregunta de Maxim. —Lo que quiero preguntar es ¿por qué no deberíamos volver a acostarnos? —aclaró él—. Ambos la pasamos muy bien anoche, ni siquiera intentes