Capítulo 97
Néstor seguramente me odia con todas sus fuerzas.

Aun así, no esperaba que, en el momento de la cremación de mi madre, él estuviera presente, siguiéndonos de cerca todo el tiempo.

Carlos mencionó que no era necesario molestar a Néstor con los asuntos familiares, pero él solo sacudió la cabeza y respondió: —También quiero despedirme de la tía.

Suspiré en silencio y desvié mi mirada de Néstor hacia Carlos. Tal como esperaba, noté una expresión inquisitiva en sus ojos.

Los ojos de Néstor estaban rojos y, cuando hablaba, solo me miraba a mí.

No sé si Carlos lo dejó a propósito o si Néstor realmente encontró una oportunidad, pero, cuando Carlos salió a hacer una llamada, él se acercó a mi lado.

Con voz baja, casi como si hablara para sí mismo, murmuró: —Olivia, si tienes alguna razón que te obligue a esto, recuérdame que puedes contar conmigo. No soy tan inútil como crees.

Su voz era tan baja que apenas podía oírlo. Era como si hablara para mí, y al mismo tiempo, para él mismo.

—¿Se
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