Capítulo 96
Mordí mis labios, soportando el placer que recorría mi cuerpo y susurré, —Carlos, hoy es el funeral de mi madre.

Mis manos se aferraban a sus brazos, mi cuerpo temblaba sin poder evitarlo, pero esa resistencia solo parecía volverlo más loco. Sus ojos enrojecidos me miraban con deseo, como si no hubiera hecho el amor en mucho tiempo.

No podía hacer ni un ruido, temía que, si hablaba, saliera un gemido vergonzoso de mis labios. Cerré los ojos, mordí mi brazo, soportando cada ola de placer.

—¡Olivia! —gritó de repente, sin intentar ocultar el placer en su voz.

Abrí los ojos de golpe, sorprendida por su grito. Eso provocó un movimiento involuntario que lo lastimó.

En el fondo, él quería que alguien supiera lo que estábamos haciendo; no le molestaba en absoluto.

Su mirada burlona se tornó en molestia, y se detuvo antes de terminar.

Sabía que estaba enojado.

Si hoy no lograba satisfacerlo, ¿qué oportunidad tendría de reparar nuestra relación?

Apoyándome contra la pared, me deslicé l
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