En realidad, no tengo ningún derecho a darle lecciones a Carlos.

Sé mejor que él lo que significa entregar todo sin pensar en las consecuencias.

Cuando lo amaba tanto, nunca imaginé que llegaría el día en que no lo amaría.

Cuando me puse una navaja en el cuello, no pensé que mi mano temblara y cortara mi arteria principal.

Cuando acepté estar con Néstor, nunca imaginé que, antes de estar verdaderamente juntos, ya estaríamos separados.

Cada decisión que tomamos tiene una razón que nos obliga, solo que tenemos que ser capaces de cargar con las consecuencias.

—Sí, tienes razón.

Respondí de manera indiferente mientras le aplicaba el yodo en la herida, con movimientos rápidos y concentración en mi rostro.

—Solo en lo que se refiere a ti, soy impulsiva.

Me detuve por un momento al escuchar sus palabras.

De repente, sentí que su herida no era lo suficientemente profunda.

Si realmente le doliera, no podría estar diciendo eso.

Su herida podría ser cubierta con una gasa, pero la heri