6

lvido. El sol empezaba a hacerse un simulacro en el horizonte y el fresco del otoño ayudaba a aumentar la sensación de silencio que invadía todo.

Bardo explicó las líneas de acción con detalle, para que

nadie pudiera alegar ignorancia de sus deberes.

—Quiero que ese sepa con quién se metió y por qué

le va a pasar lo que le va a pasar. No le van a dar más ganas de andar metiéndose en la Villa para afanar nada y

tampoco le van a quedar ganas de meterse con la Elizabeth.

Además, el plan empezaba con un detalle curioso, por

no decir inverosímil. El plan empezaba con una carta.

—Esta es la carta que escribí, y vos, Pelado, te vas a ir

hasta el barrio y se la vas a dejar en el kiosco del Pitu. El

Jefe para siempre ahí. Después nos dejamos caer por el barrio el sábado a la noche. En El Trópico hay joda y van a

estar todos. Yo voy a llevar el fierro. Ellos alguno van a tener. Nos vemos el sábado a las diez en la pizzería.

Pocas palabras. Las necesarias para ser dichas. Las otras,

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo