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"Ah, ah, ah, ah, ah, dale nena, dale, como te enseñaron

en el curso, puja, puja un poco más para terminar de acomodarlo, después va a salir como escupida de músico."

I "Ah, ah, ah, ah, ah, ¿estás aquí, mi amor?" "Sí, acá estoy,

Sandra, no te asustes, que va todo bien eso." "Habíale a tu

marido, reinita, pero no dejes de pujar y no tengas miedo

porque a las primerizas siempre les cuesta." "Ah, ah, ah,

ah, ah." "Eso es, chiquita, eso es, ya casi lo terminaste de acomodar, te estás portando como una diosa, pucha que elegiste un día para parir, ¿eh?"

Hace un calor de locos. Sí, la máquina está en su lugar.

Pronto llegará a la puerta del destacamento para decirles

lo que tiene que decirles. ¿Cómo era? Sí, ya se acuerda:

"Cuándo querrá el Dios del cielo/que la tortilla se vuelva..."

"fe, van a pensar que vengo de una casa de comidas,

pero nada de morfi, no señor, nada de morfi. Vengo a gritarles que está mal, que está todo mal, pero mal en serio,

y que tengo un límite que no voy a pasar nun
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