Esta noche Imi está muy cansado, pero ha empezado de todas formas a leerse el manual que ladirectora de la cafetería le ha entregado hace un rato. Quiere mejorar en todo, y ganarse la estimade sus superiores.El manual presenta un aspecto de lo más ordenado: está dividido en tres partes y cuenta connumerosos capítulos. Algunas frases han sido escritas en negrita; otras, en cambio, en unaelegante cursiva.Imi empieza por la introducción:Bienvenido al prestigioso mundo de Proper Coffee: la más célebre cadena de cafeterías del ReinoUnido. Este manual informativo te ayudará a conocer mejor nuestra empresa. Un consejo:empieza por el principio y no te saltes ningún pasaje, toda la información recogida en las páginasque siguen serán fundamentales para una correcta comprensión de tu trabajo.Imi está emocionado, las palabras del manual, desde el principio, suscitan en él la sensación deser muy amables y consideradas hacia él. Toma una decisión: no se irá a dormir hasta que no se loh
Ya es de día. Imi se ha puesto el despertador a las seis y media porque se ha leído a la perfecciónel manual del café y lo último que quiere es llegar tarde. Fuera todavía es de noche. Imi se viste,apura mucho el corte de las uñas de las manos y saca de la hucha un billete de veinte librasesterlinas: la fianza para su uniforme de asistente general.Anoche, el director de filial le explicó que los uniformes de Proper Coffee se confeccionan conlos mejores materiales y, en consecuencia, son muy costosos. La fianza, por lo demás, le seráretenida tan solo si llega a perder el uniforme o lo estropea; y, considerando lo cuidadoso que es,no hay motivo por el que preocuparse.Se le exigirán además otras fianzas para la llave de la taquilla y para la tarjeta magnética deidentificación: nada menos que cuarenta libras esterlinas que Imi tendrá que desembolsar aProper Coffee antes incluso de recibir su primer sueldo. Una cifra desorbitada para él, pero queel director de filial, con una so
Imi vive en Londres desde hace ya varias semanas y, sin embargo, apenas conoce nada de laciudad. El problema es que si las metrópolis son demasiado grandes para nuestra mente,imaginémonos Londres. Imaginémonos una ciudad tan vasta y heterogénea, millonificada enhilos de lo más enmarañados. Tupida y pululante como las ramas de un seto, ordenados enapariencia, pero monstruosos después, al contemplarlos de cerca, y llenos de miles de nudos.En este lugar tan incomprensible, destinado a la más completa impenetrabilidad por los siglosde los siglos, Imi ha experimentado desde el principio una sensación de impotencia, y se hasentido pequeño, como un gusanillo, uno de los muchos que se mueven por Londres siempre deprisa, y sin pausa.¿Cómo podrá apañárselas él, acostumbrado a los bosques y a los ciervos de una pequeña aldeahúngara, para entender esta ciudad? ¿Para interpretar un lugar que en sus sueños le parecíasencillo, pero que ahora, en la realidad, se le mostraba gigantesco, osc
Hoy una oronda clienta americana le ha pedido a Imi algo con su marcado acento tejano. Él noha entendido nada, como es lógico. Sabe bastante bien inglés, pero con los americanos tienesiempre dificultades, especialmente cuando hablan demasiado deprisa y unen todas las palabrasen una especie de trabalenguas.Después de haber repetido su pedido hasta tres veces, la clienta estadounidense ha perdido lapaciencia: IWannaTalkToYourSupervisor!, ha estallado. Andrew ha acudido al instante paraintentar apaciguarla:–¡Señora, tiene usted toda la razón! ¡Lo que ha ocurrido es realmente imperdonable! Es que elchico es nuevo, extranjero, sabe usted; se ha puesto nervioso, y ya no ha sido capaz decomprenderle. ¡Le garantizo que no volverá a suceder nunca más!La típica estrategia de dar coba, siempre acertada con los clientes difíciles. Hasta el punto deque, al final, la mujer se ha excusado por todo el jaleo y ha dejado incluso una libra esterlina en elcestillo de las propinas.Andrew odia
Imi ha telefoneado hace un momento al orfanato de Landor. Ha pedido que le pasen a Árpád yle ha dicho que acaba de comprar para él un gigantesco póster de Barbra Streisand.El póster le será enviado hoy mismo y llegará a Landor en menos de una semana. Árpád sesiente feliz. Siente dentro de sí una alegría sin límites. Deambula por las salas del orfanato yabraza a todos. Pero no explica a nadie el motivo de tanta felicidad, tiene miedo de que le tomenel pelo por esa pasión suya.7Andrew y Victoria han finalizado hace poco su turno de trabajo y están volviendo a casa en elmetro. Durante el largo trayecto, en vez de leer un libro o un periódico, se conforman con mirarfijamente un punto en el vacío, con la mirada perdida. Casi parece como si estuvieran muertos. Asus treinta y dos años no han aprendido todavía a observar el mundo. Sus vidas, pese a serdistintas, son parecidas, exactamente igual que las casas en las que viven: estudios anónimos,decorados con muebles impersonales y
Hoy la madre de Imi ha muerto. Pero de eso él no sabe nada.La mujer ha sido hallada asesinada en un aparcamiento cerca del estadio de Sopron.Le han cortado la garganta con un cuchillo de cocina.Mientras su madre era agredida, Imi se sentía feliz, porque un cliente le había dejado una librade propina en la barra. Él ha cogido esa moneda entre sus dedos y estaba mirando la silueta enrelieve de la reina Isabel, cuando, a causa de la emoción, se le ha resbalado de la mano.Al caer al suelo, la moneda ha hecho ruido. El ruido sordo y oscuro de la libra esterlina.Fue en ese momento cuando su madre murió.No haber conocido nunca a tus propios padres tiene una única ventaja: la de no tener queafrontar su desaparición. Y, todo lo contrario, el mismo día de su muerte, poder ser feliz comonunca; y pensar que la vida está realmente llena de encanto y de maravilla.(...)La frontera con Austria está a apenas dos kilómetros del orfanato en el que Imi se ha criado. Aél siempre le gustó cami
La señora Haines acaba de abrir la puerta. Va vestida de negro y lleva una falda muy larga. Sucasa está tan impoluta como las vitrinas de los museos. Por esa razón también se dirige a ella Imicon deferencia:–Señora Haines, lamento muchísimo molestarla, pero esta noche damos una fiesta y nos hemosquedado sin sal...–¿Una fiesta? ¡Dios mío! ¿Otra? Y ¿a qué ahora acabaréis? ¿No será como la última vez? ¡A lasdos de la madrugada seguían oyéndose unas carcajadas de lo más grosero!–¡No, señora Haines, esta noche los huéspedes serán más disciplinados y no la molestaremos! –improvisa Imi.–Hummm... tengo mis dudas; en todo caso, si puede saberse, ¿qué celebráis esta vez?–Nada de particular.–¡Pues sí que estamos bien! Ya hemos llegado a celebrar fiestas sin motivo, como el Sombrereroloco. ¡Feliz no-cumpleaños a todos!–Pero las fiestas son bonitas, señora Haines.–Muchachito, las fiestas no son más que una ocasión de alboroto y de cotilleo. No te dejesengañar por las apariencias. To
¿Por qué se corta Fábián? ¿Por qué esta noche lo ha hecho de nuevo pese a haber entendido quees una equivocación?La verdad es que cortarse se ha vuelto para él algo necesario, porque lo libera de un peso, de unsentimiento de culpa que siente crecer dentro de él, pero que es incapaz de interpretar. Losreproches de Ada neni, esta mañana, solo han empeorado las cosas, agravando su malestar. Y noimporta que ella, después, lo haya abrazado como una madre. Fábián acaba de terminar decortarse de nuevo, y mañana lo hará otra vez.Si fuera hijo de padres acomodados, sería sometido a las sesiones de una eminencia de lapsiquiatría y este psiquiatra, a fuerza de excavar en su mente y de horadar su inconsciente,descubriría la verdad. Una verdad pagada a un alto precio, que, tal vez, le permitiría curarse de sucompulsión.Pero él vive en un orfanato. Y dinero, desde luego, no tiene.De modo que no le queda otra que luchar como un ciego, desafiando cada día la parte oscura desu voluntad, a