Alison
Al llegar al instituto, aparcamos las motos y en cuanto nos quitamos los cascos todos los que estaban fuera se nos quedaron mirando, tengo la sensación de que ya se han dado cuenta de que somos nuevos. Miro a mi alrededor y solo hay coches aparcados, a lo mejor es porque no hay nadie más que venga en moto a clase.
-Esto es un poco raro- dijo James.
-Ahora seremos como la nueva atracción del circo, seremos el centro de atención- contestó Jack
-Venga chicos, quizás no sea así todo el tiempo. Puede que sean solo estos que están aquí, pasaremos desapercibido en cuanto entremos por esa puerta- ni siquiera yo estoy segura de mis palabras, pero de nada me sirve que ellos también estén nerviosos. Mientras caminamos hacia la puerta, unos chicos que estaban en la entrada se me quedaron mirando de arriba a abajo, pero mis hermanos les fulminaron con la mirada y siguieron haciendo sus cosas.
-Tranquilos, no vayáis a crear problemas el primer día- les advierto.
-La culpa no es nuestra sino de los que tienen la mirada muy suelta- me río por el comentario y ruedo los ojos. No tienen arreglo.
-Chicos esta es mi taquilla- anuncié en cuanto llegamos a ella.
-Estamos bastante separados de la tuya, tenemos que ir a buscar las nuestras- dice James mirando un papel con los números de sus taquillas.
-¿Nos vemos más tarde a la hora del almuerzo?-
-Claro hermanita, hasta luego- dijeron a la vez y se marcharon. Guardo el casco en la taquilla e intento descifrar el horario que me han dado para poder llegar a clase.
Ya me había entretenido un poco en los pasillos y llegaba cinco minutos tarde a clase. A pesar de estar en un sitio nuevo creo que eso jamás cambiará, llego tarde a todos los sitios. Por suerte la puerta de la clase aún estaba abierta y tras comprobar disimuladamente que habían abierto los libros de historia, entré en la clase. En cuanto puse un pie dentro, todas las miradas se posaron en mi.
-¿Se puede saber quién es usted como para interrumpir mi clase?¿Le parecen horas para llegar a clase?- preguntó el profesor con tono de enfado y cara de pocos amigos.
-Lo siento mucho, es que me he perdido al intentar encontrar la clase, soy nueva y el mapa que me han dado no me ha ayudado mucho-
-No recuerdo que viniese alguien nuevo hoy. Me comunicaron que la siguiente semana se incorporaría una nueva alumna. Si no me equivoco, eran tres alumnos nuevos en el centro-
-Lo sé, nos hemos adelantado un poco-
-¿Cuál es su nombre?-
-Me llamo Alison Black- en ese mismo instante, toda la clase comenzó a cuchichear y mirarme de una manera extraña. El profesor manda a callar a toda la clase y carraspea un poco para que le salga la voz.
-Lamento las molestias señorita Black, no sabía que era usted. Puede sentarse junto a la señorita Collins para poder empezar la clase, ella podrá decirle todo lo que necesita sobre el curso- dijo nervioso y señalando a una chica pelirroja que está en la tercera fila. ¿Por qué se habrá puesto tan nervioso?, es muy raro.
Asentí y me fuí a donde me dijo.
-Hola, no sé si se me ha escuchado desde ahí, me llamo Alison, aunque mis amigos me dicen Ali- me presenté amablemente, pero ella solo miraba a su mesa sin levantar la mirada.
-Yo soy Madelaine, pero puedes decirme Maddy- dijo al fin, pero sin levantar la mirada aún.
-Oye, puedes mirarme, no te voy a hacer nada. Suficientemente rara está ya la situación, no quiero darte miedo o incomodarte- y en ese momento me miró y le sonreí.
-Encantada de conocerte- me dice sonriente.
-Igualmente. Perdona que te lo pregunte, pero estoy un poco perdida. ¿Sabes qué es lo que les pasa a todos?, ¿He dicho algo que no debía?-
-No, no has hecho nada mal. Lo que pasa es que te imaginaban de otra manera-
-¿Cómo?-
-No sé, puede que un poco más mayor y con una mirada terrorífica. Es a lo que están acostumbrados todos-se encoje de hombros.
-¿Y por qué iban a pensar eso?, no me conocen de nada-
-Ya, pero es lo que se imaginaban, no sé. Nadie se esperaba que parecieses tan...normal-
-Me tomaré eso como un cumplido, creo- me río un poco por la situación y ella hace lo mismo.
El resto de las clases transcurrieron igual de raras, pero esta vez estuve con mi nueva amiga. Pasadas las tres primeras clases, nos acercamos a mi taquilla antes de irnos al comedor para poder dejar unas cuantas cosas. Por el camino noté que la gente comenzaba a pegarse a las paredes y a bajar la cabeza sin ningún motivo aparente. Miro a Maddy, que estaba haciendo lo mismo, sin poder comprender la situación. Realmente este instituto es raro, no termino de entender nada.
-¿Qué haces?, ponte en la pared antes de que sea demasiado tarde. ¿No te avisaron antes de venir?- me dijo un poco alterada y al ver la expresión de su cara decidí hacerle caso.
De un momento a otro, por las puertas, apareció un grupo de tres chicos. Me quedo mirándoles de reojo a medida que avanzan, parecen sacados de una película. Alcé la mirada al frente y luego al suelo. A un chico se le han caído los libros, parece nervioso. Se apresura en recogerlos, pero el trío de chicos que entró hace unos segundos se le quedan mirando. El que los encabeza le agarró del cuello de la camiseta y le levantó del suelo, pegándole contra la pared. Estuvo a punto de pegarle un puñetazo hasta que me acerqué y le paré el brazo para que no le hiciera nada.
Él me miró furioso, pero tras unos segundos de analizarme, pareció calmarse.
-No le pegues-
-No puedes decidir lo que puedo y no puedo hacer- me contesta seco.
-No sé qué es lo que habrá pasado entre ustedes, pero la solución no es pegarle-
-Él no se apartó de nuestro camino-
-¿Y esa es razón para una paliza?- lo miro incrédula.
-Yo creo que es suficiente, me merezco un respeto y él no me lo ha dado-
-El respeto no consiste en apartarse de tu camino cuando pasas, lo que haces es atemorizarlos. Además, se le han caído los libros. ¿Qué debía hacer?, ¿Dejar que les pasárais por ecima como si nada?. ¡Suéltalo de una vez!-
-¿Y por qué razón debería hacerte caso?-
-No apartarse de tu camino no es motivo de una pelea. Mira, no sé quién eres ni qué papel ocupas en este lugar, pero te puedo asegurar que nadie respetable haría lo estáshaciendo ahora-
-Está bien, le soltaré- se aparta del chico y este se marcha corriendo, una reacción normal ante esta situación.
-Gracias- le agradezco aún flipando por todo lo que acaba de pasar.
-¿Quién eres? Nadie aquí se atreve a hablarme así, directamente ni me dirigen la palabra-
-Si te comportas así con todo el mundo, no me extraña que no te dirijan la palabra. Pareces un dictador en el instituto, deberías calmarte un poco y respetar tú a los demás. Les tienes atemorizados sin motivo, deberías replantearte bien lo que haces-
-Sigues sin decirme tu nombre-
-¿Es en serio?,¿No has prestado atención a nada de lo que te he dicho?-
-Tu nombre- me cruzo de brazos y le miro incrédula.
-Alison-
-Apellido-
-¿Qué clase de interrogatorio es este?-
-Responde cuando te hablo- dice en tono amenazante. No tengo ganas de contestarle, pero quiero dejar esta situación de una vez por todas.
-No merece la pena discutir contigo. Sí de esta manera puedo alimentar tu pequeño ego narcisista, mi nombre es Alison Black- observo cómo se le tensan los músculos al escuchar mi nombre. Me mira fijamente durante un par de segundos y finalmente abre los ojos, como si acabase de recordar algo muy importante.
-Eres tú-
-¿Te encuentras bien?, no tienes muy buena cara-
-Tú vas a ser mía-
-Perdona, ¿Cómo dices?- ¡Wow!, esto supera los límites completamente. En definitiva, me han metido en un manicomio en lugar de un instituto y tengo que encontrar la salida.
-Digo que tú vas a ser mía, toda mía- baja el tono poco a poco y se acerca un poco más a mí.
-Tiene que ser una broma- susurro para mí misma. Las demás personas que hay en el pasillo todavía siguen con la cabeza agachada y parados como estatuas, ¿Es que no van a moverse de ahí?. Por lo menos los dos chicos que venían con este ya se han marchado.
Alison
Alison No sé de qué está hablando mi padre, pero por su tono de voz y su cara, sé que se trata de un asunto bastante serio. -No os lo contamos antes porque queríamos protegeros de todos los peligros que habían, pero como ya todo a pasado, hemos vuelto a casa. Queremos que lo sepáis todo a cerca de nuestras costumbre, lo que somos y todo lo que nos rodea. Llega un momento en nuestra adolescencia, donde comenzamos a notar ciertos cambios en nuestro cuerpo. No son cambios comunes, suele darnos mucha fiebre de un momento a otro y todos nuestros sentidos se disparan. Eso nos indica que pronto llegará nuestra transformación, la que que nos convierte en hombre o mujer lobo. Suele ocurrir alrededor de los 16 años, esto se debe a que a los 16 es cuando más nos solemos desarrollar y todos nuestros sentidos mejoran. Pasada vuest
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Último capítulo