Alison
Ya estamos de camino a la nueva casa. Adiós a California, a todos mis amigos, mi casa, los recuerdos,...todo. Y lo cierto es que todavía no entiendo por qué nos tenemos que mudar, todo iba muy bien donde estábamos.
-Ya casi estamos llegando chicos, esta será una gran aventura y ya veréis como os va a gustar la nueva casa- anunció mi madre con ilusión. Se ata el pelo en una coleta baja y tamborilea con los dedos sobre el salpicadero del coche. Es evidente que esto le pone un poco nerviosa.
-¿Una aventura? ¿A eso es a lo que hemos venido?. Si lo que queríais era una aventura podríamos habernos ido una semana a la casa de la tía Anne. Nos habéis sacado de casa con dos semanas de antelación, no nos ha dado tiempo a despedirnos de nuestros amigos- este tema me frustra mucho, no es justo.
-Cuando lleguemos os explicaremos todo lo que queráis saber- respondió mi padre.
-Papá, por muy bonita que sea la casa, no va a quitar el hecho de que me he ido sin poder despedirme bien. Ya teníamos planeado mi cumpleaños y el baile del instituto y algo me dice que no les vamos a volver a ver jamás-
-Cielo, míralo por el lado bueno-
-¿Qué tiene de bueno esta situacion?-
-Vas a hacer nuevos amigos, cambiar la rutina. Haremos algo especial por tu cumpleaños, no te preocupes por nada, todo saldrá bien- suspiro cansada y ruedo los ojos.
-Vale- enchufo los auriculares al móvil y me pongo la música todo lo alto que puedo mientras me quedo mirando por la ventana. Yo no sé qué es lo que le ven de bueno a esta situación.
A medida que avanzamos por el camino, el paisaje cada vez es más denso, está lleno de árboles. Pasamos por un camino que parece dar a un bosque, pero me sorprendo al ver la entrada a un pueblo, bastante bonito a mi parecer.
-Al fin hemos llegado chicos- dice mi madre tras 5 largas horas de viaje. Despierto a mis hermanos y bajamos del coche un poco aturdidos. No hemos hecho descansos para estirar las piernas, así que nos sentimos encogidos.
-¡Wow!- exclama James. Termino de sacar mi mochila del coche y miro en la misma dirección que lo hace él.
-¿Esta va a ser nuestra nueva casa?-
-Sí-
Todos nos quedamos mirando la casa fijamente, es preciosa. Es como esos hoteles tan elegantes que te aparecen en los anuncios y que te dan muchas ganas de visitar, me encanta.
Rápidamente entramos en la casa y nos ponemos a examinar cada esquina. En mitad del patio hay una enorme piscina de azulejos blancos y azules y a su alrededor todo está cubierto de un césped verde intenso con pequeñas margaritas que emergen a su lado. La casa tiene dos plantas y todas las habitaciones se encuentran en la parte superior. Revisamos con detenimiento el salón y planeamos todas las actividades que podríamos realizar allí, finalmente nos dirigimos a la escalera para ver la parte de arriba.
-¡Me pido la habitación más grande! - gritó Jack y comenzó a subir las escaleras de dos en dos. James y yo nos miramos durante un instante y finalmente salimos corriendo detrás de él. Pero nos paramos en seco al escuchar la voz de nuestro padre.
-¡Chicos!, he puesto un cartel con vuestro nombre en la puerta de cada habitación- nos grita desde el recibidor. Todos nos miramos y volvimos a correr escaleras arriba.
Cuando llegamos a las puertas, nos paramos mirándonos unos a otros, para luego abrirlas a la vez y entrar.
-No puede ser- dije con la boca abierta. En un lado de la habitación hay una cama circular con sábanas azules y a su lado un pequeño sofá del mismo color. Al otro lado hay un baño, decorado con azulejos rosas y blancos con una bañera enorme que me llama a cada segundo que la miro. El armario, que ocupa gran parte de la pared, es lo suficientemente grande como para meter toda mi ropa y de paso a mi misma. Por último, me llama la atención un gran ventanal que da lugar a un balcón con vistas a todo el pueblo, es sencillamente perfecto y acogedor, me encanta.
Me tiré de espaldas en la cama y disfruté del increíble olor de las sábanas y la comodidad del colchón. En esta cama voy a dormir como una reina. Más tarde, salí para ver las habitaciones de mis hermanos. Ellos tenían una habitación parecida a la mía, solo que sin el balcón.
La llamada de mi madre nos anunció que el camión había llegado con todas nuestras cosas y teníamos que sacarlas lo antes posible para no perder mucho tiempo.
-Chicos ayudarnos a entrar todas las cosas a la casa, id cogiendo una caja cada uno y dejarla en el salón- nos ordenó. Poco a poco fuimos desalojando el camión y la casa se llenaba de más y más cajas. Agarré todas las cajas que ponían mi nombre y las subí a mi habitación para colocarlas más tarde, tengo mucho trabajo por delante. Aunque es lo que hay cuando te obligan a meter toda tu vida en cajas.
En total somos 5 en la familia, nuestros padres y nosotros tres. Nos llevamos un año mis hermanos y yo, nos queremos mucho pero nadie lo diría con certeza teniendo en cuenta las bromas que nos gastamos. Son un par de bobos que a veces me sacan de mis casillas, pero en el fondo son un amor y súper inocentes. Son muy sobreprotectores y en equipo con mi padre, han conseguido ahuyentar a todos mis novios.
-Venga chicos tenemos que sacar las motos del camión o llegaremos tarde a nuestro primer día- exacto, hoy es nuestro primer día en el nuevo instituto. Los primeros días nunca se me han dado nada bien, todos te miran intentando averiguar quién eres y de dónde vienes. Te observan como si te estuvieran juzgando y decidiendo tu futuro en aquel lugar y a mi no me gusta llamar mucho la atención. Solo espero que todo salga bien y se acabe lo antes posible.
Con mucho cuidado, sacamos las motos y las metemos en el garaje. Comprobamos que las motos han llegado en buenas condiciones y las preparamos para utilizarlas más tarde. Una vez que lo tengo todo, subo a mi habitación para comenzar a prepararme. Me pongo unos vaqueros negros ajustados con una camiseta blanca y una chupa negra. El maquillaje no me entusiasma demasiado, así que no suelo ponerme nada, a veces un poco de rímel y ya.
-Ali, llegaremos tarde- grita Jack desde el otro lado de la puerta.
-Ya voy, estoy lista- bajo de prisa las escaleras, agarro la mochila y me pongo el casco.
-¿Estáis preparados?- pregunta nuestra madre.
-Si- contestamos a la vez.
-Volved directamente a casa en cuanto se acaben las clases, tenemos que hablar con vosotros-
-Vale- nos subimos en las motos y nos ponemos en marcha. Recemos para que todo salga a la perfección y que nadie se fije demasiado en mi. Lo último que quiero es tropezar nada más bajarme de la moto o hacerlo en medio de el pasillo. Solo quiero llegar y ser invisible para el resto de las personas.
Alison Al llegar al instituto, aparcamos las motos y en cuanto nos quitamos los cascos todos los que estaban fuera se nos quedaron mirando, tengo la sensación de que ya se han dado cuenta de que somos nuevos. Miro a mi alrededor y solo hay coches aparcados, a lo mejor es porque no hay nadie más que venga en moto a clase. -Esto es un poco raro- dijo James. -Ahora seremos como la nueva atracción del circo, seremos el centro de atención- contestó Jack -Venga chicos, quizás no sea así todo el tiempo. Puede que sean solo estos que están aquí, pasaremos desapercibido en cuanto entremos por esa puerta- ni siquiera yo estoy segura de mis palabras, pero de nada me sirve que ellos también estén nerviosos. Mientras caminamos
Alison
Alison No sé de qué está hablando mi padre, pero por su tono de voz y su cara, sé que se trata de un asunto bastante serio. -No os lo contamos antes porque queríamos protegeros de todos los peligros que habían, pero como ya todo a pasado, hemos vuelto a casa. Queremos que lo sepáis todo a cerca de nuestras costumbre, lo que somos y todo lo que nos rodea. Llega un momento en nuestra adolescencia, donde comenzamos a notar ciertos cambios en nuestro cuerpo. No son cambios comunes, suele darnos mucha fiebre de un momento a otro y todos nuestros sentidos se disparan. Eso nos indica que pronto llegará nuestra transformación, la que que nos convierte en hombre o mujer lobo. Suele ocurrir alrededor de los 16 años, esto se debe a que a los 16 es cuando más nos solemos desarrollar y todos nuestros sentidos mejoran. Pasada vuest
Alison
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Último capítulo