Seis años después
–Maaamiiii –La voz que cantaba esa palabra era la de un pequeño pelinegro que se acercaba riendo a su madre – te encontré.
–Mamá es pésima para jugar a las escondidas, siempre la encuentras. No es justo. –Lisa hizo un puchero mientras miraba los ojos azules que le recordaban a su mejor amiga. El pequeño Theo era lo único que tenía para recordar a su amiga. Camila había muerto en el parto.
Theo se rió cuando Lisa lo tomo en brazos y corrió había la pequeña cabaña que arrendaba. Vivía cerca del bosque lo que era un beneficio para ellos, de vez en cuando tenían que dejar al lobo salir.
–¿Podré ayudarte mami?
–No cariño, hoy no puedes. Pero te prometo que haremos la cena juntos, ¿sí?
–Sí.
Lisa dejo a Theo jugando en el comedor mientras ella lo miraba desde la cocina y sacaba todos sus utensilios para empezar a trabajar.
Temprano había tenido que recorrer las cafeterías para las que trabajaba entregando sus productos del día y ahora tenía que empezar con el encargo para el día siguiente.
Cuando se había visto con un bebé recién nacido en los brazos, en una ciudad extraña, sin conocer a nadie y sin trabajo tuvo que pensar muy bien que es lo que haría. No pensaba dejar al bebé solo para salir a trabajar, así que tendría que trabajar desde casa. ¿Y quién tomaría en serio a una joven de dieciocho años y madre? Nadie.
Buscaba y no encontraba nada. Hasta que al pasar por fuera de una cafetería y ver todo lo que ofrecía se le ocurrió la idea. Volvió a casa y preparo diferentes muestras de lo que ella sabia hacer, le encantaba la pastelería y podría cuidar a su hijo. Era el trabajo perfecto para ella.
Al mediodía dejó en el horno las galletas para preparar pasta con carne para el almuerzo. Almorzaron entre risas y ella volvió al trabajo mientras Theo se dedicaba a dibujar.
Alrededor de las cuatro sonó su celular.
–¿Aló?
–¿Señorita Anderson?
–Sí, con ella. ¿Cómo esta Sra Rojas?
–Bien. Necesito que vengas al mall para reponer todo.
–¿Ahora? Estoy preparando todo para mañana.
–Lo necesitamos ahora. Se suponía que esta situación la pasaríamos el domingo, pero a todos les dio en festejar a sus madres hoy.
–Se supone que hoy es el verdadero día de las madres.
–¿Y si sabias que iba a pasar esto porque no me avisaste? –Lisa escuchó el tono enfadado de su jefa por el celular.
–Lo siento. En media hora estaré allá. –Colgó y cargo en el furgón tortas de mil hojas, de tres leches, de merengue, pie de limón, tartaletas, galletas y queques.
–Theo, tendremos que salir.
–¡Yupi! ¿Dónde vamos?
–Al mall. –Lisa buscó en un estante un momento hasta que encontró lo que necesitaba. Se acercó a Theo y este en cuanto vio la botella se alejó.
–No, no, no. No quiero eso. Es malo.
–Lo sé cariño. Pero hay que tomar. Solo un sorbo, por favor.
Theo se quedó pensando un momento.
–¿Con eso los malos no se van a acercar a nosotros?
–No…no lo harán.
–Bien.
En cuanto llegaron al estacionamiento del mall, descargó todo en un carrito que tenía adaptado para transportar todos sus productos, aviso que estaba por llegar y entró.
*
–Odio a los humanos.
Gabriel Roberts estaba murmurando para sí, mientras veía a todas las personas que lo rodeaban. ¿Qué estaba haciendo él ahí? Se suponía que tenía que estar en esos momentos en su hotel descansando mientras era su beta el que tendría que estar en su situación.
Había sido super claro. Quién compraría el notebook que necesitaba sería su mano derecha, NO ÉL. Ese no era el trabajo de un Alfa.
Gabriel no tenía ni idea de computadores, él solo los ocupaba y ya. Pero suponía que entre más caro mejor, ¿verdad? Así que con ese pensamiento se guío y tan solo lo pagó.
En cuanto pillara al idiota de Adán lo castigaría.
–Lo convertiré en renegado… no, eso terminará siendo un alivio para él. Algo que lo haga sufrir, limpiar todas las calles de la villa, si… eso… las limpiara todas… con la lengua. –La sonrisa de su rostro mostraba que lo que estaba pensando no auguraba nada bueno para alguien.
Al encontrarse envuelto en su fantasía, se demoró un poco en darse cuenta de que a su nariz estaba llegando un olor delicioso. De manera inconsciente lo único que pudo hacer fue seguir la fuente de ese olor. Y cuando vio a una mujer saliendo del mall a su mente solo llego un pensamiento.
¡MÍA!
*
Pronto Lisa estaba afuera de Coffee Place y una de las chicas que atendía la hizo pasar a la parte trasera para descargar todo y dejar anotado lo que les había llevado.
–¿Cómo estas Andrea?
–Bien, solo que con mucho trabajo. –Lisa le respondió. No se le olvidaba que ella para los humanos era Andrea Anderson.
–¿Y el pequeño Theo? Lo veo más grande.
–Yo soy un niño grande.
–Eso es verdad. –Lucia le sonrió. –¿No tiene cinco años ya? ¿Cuándo lo mandaras al jardín? Ya debería de estar en kínder.
–Entrara directo a primero. –Esa era un tema que Lisa no quería tocar, ella aun no sabia que es lo que iba a hacer cuando Theo tuviera que asistir a clases. Si pudiera evitarlo de alguna manera…
En cuanto entró al mall Lisa se encontraba nerviosa, sentía que algo iba a pasar y Theo de alguna manera lo notó en su madre, así que cuando esta se quería retirar lo mas pronto posible del lugar no se quejó.
Estaba por subir al furgón cuando una mano se lo impidió. Sin querer su corazón empezó a latir mas rápido.
“Nos encontró”, fue su primer pensamiento.
No quería girarse por miedo, pero no ganaba nada con alargar el momento y en cuanto lo hizo vio un rostro que no conocía. Solo que al verlo parecía que su cuerpo dejo de funcionar.
“Por Dios, que hermoso”.
Y en verdad lo era, mucho mas alto que ella, un morenazo de ojos verdes y musculoso.
En cuanto llego a sus ojos era como si estuvieran hipnotizados con los ojos del otro, hasta que una pequeña voz los interrumpió.
–¿Mami?
–Ese cuerpazo de Dios Griego dejo de mirarla para mirar dentro del furgón.
–¿Mami? –repitió el Dios Griego mirándola. Luego hizo algo que hicieron sonar todas las alarmas de su cabeza. Inhalo.
Hombre lobo.
Trató de empujarlo para subir, pero no podía mover su brazo. En esos momentos ella era una simple humana, esa poción bloqueaba todos sus sentidos de lobo y era por eso por lo que no había sentido antes que tenía cerca a otro de su raza.
–¿Adonde vas con tanta prisa caperucita?
–Aléjate de mí.
–No lo creo. –Lisa trato de calmase, no iba a conseguir nada si se ponía histérica. Primer paso: alejarse.
–No te conozco.
–Gabriel Roberts. –En vez de darle la mano, prefirió apoyarse en ella y colocar su nariz en su cuello y oler. –¿Y tu nombre?
–No te importa. Aléjate, me estas incomodando.
–¿Mamá? –Esta vez la voz de Theo se notaba nerviosa.
–Tranquilo cariño, mamá solo necesita alejar al hombre malo y nos vamos.
Hombre malo, esa era la señal. Ahora Theo sabia que tenía que hacer. Al vivir alejada de los hombres lobos había llegado a una especie de código con su hijo. Si ella decía hombre malo, él tendría que entregarle un b**e de beisbol que tenía guardado en el vehículo para emergencias como esas. Esta era la primera vez que tendría que usarlo.
–Oye, no soy un hombre malo. Y ese niño no es tuyo, hueles a virgen. ¿Acaso me equivoco caperucita? –Al hablar se alejo un poco para mirarla, pero al terminar fue directo a darle un beso. Un beso delicioso.
¡Enfócate, Lisa!
Al encontrarlo desprevenido le dio un rodillazo donde mas le duele y vio como se doblaba por el dolor.
–¡Maldición! ¿Por qué fue eso?
–Me besaste sin mi consentimiento. –Lisa sintió como Theo quería pasarle algo y llevando las manos a su espalda tomo el b**e de beisbol.
–Tranquila. –Gabriel estiro la mano frente a el para tratar de calmarla. Parecía una pequeña gatita asustada. –No hay porque ponerse violenta. Calmadita te vez mas bonita.
Lisa no se quería calmar. Ella solo quería irse.
–¡Anda a calmar a tu abuela! –Y ella lo golpeó. Con todas sus fuerzas. Se subió al furgón y se fueron.
Gabriel sentía más confusión que dolor. ¿Por qué su caperucita había escapado toda asustada de él? ¿Acaso ella no sintió la conexión que tenían? ¿Y quién era ese niño? No era su hijo, de eso estaba seguro.Era humana, de algún modo la Diosa Luna había decidido que su compañera seria una humana. Nunca se habría esperado estar en ese tipo de situación. Él siempre había supuesto que cuando encontrara a la indicada esta seria de su misma especie, no una de los humanos.–Por eso no la encontraba nunca, no estaba entre los nuestros.Volvió sobre sus pasos y se dirigió había la cafetería donde esperaba que le pudieran dar información sobre su futura Luna.–Lo siento señor, pero esa información no se la puedo entregar.–¿Qué? –Él lo había pedido de manera muy amable, solo quería saber dónde vivía su compañera, pero esa idiota no quería decirle. Ya sentía que su temperamento estaba sufriendo. – ¿Se puede saber por qué NO? –El “no” lo había terminado gritando, ocasionando que varios de los clie
¿Qué hacer? ¿Qué hacer?Lisa estaba bloqueada, al ver a su pequeño convertirse les mostró a esos dos hombres lobos que era uno de ellos y estos lo estaban mirando con cara de sorpresa.–Es un Alfa. –Gabriel, solo con verlo, pudo decirlo. La manera en que estaba delante de su madre tratando de protegerla de ellos lo demostraba. –¿Qué hace una humana criando a un cachorro Alfa? –Ellos no se habían dado cuenta de nada. No olía como hombre lobo, hasta hace unos momentos tenía un olor a humano y con esto fue que le surgió otra duda –¿Acaso eres humana?Los dos la miraron y vieron cómo se sorprendió con esa pregunta.–Eres una de los nuestros. –Patrick miró a Gabriel. –Y tú sin saber que hacer porque nuestra luna era una humana.–¿Luna? –Lisa reaccionó con eso. Esto estaba cada vez peor. –Yo no seré tu luna.–¿Me estas rechazando? –Gabriel eso no se lo esperaba.–Si. –Lisa lo miró a los ojos cuando dijo esto. –No tengo ganas de tener compañero y mucho menos un Alfa.–¿Ah? ¿Te molesta que se
–Eres un maldito bastardo sin corazón. –Lisa se encontraba furiosa. Ese idiota le había quitado a su hijo. –Secuestraste a mi hijo.–Primero, no soy un bastardo, mis padres estaban emparejados cuando me tuvieron y segundo… ese cachorro no es tu hijo. –Gabriel no se iba a dar por vencido con respecto a ese tema. Él necesitaba saber de quien era ese niño. Su luna iba a estar bien ocupada atendiendo a sus cachorros para que se hiciera cargo de otro que no le pertenecía.–Es mi hijo. –Lisa quería golpearlo. Ese hombre lobo era un cabeza dura, no entendía a razones. –Yo soy la que lo cría, yo soy la que se queda despierta cuando esta enfermo. ¡ES MIO!–Esta bien, esta bien. Es tuyo Andrea.Lisa se calló un momento. Ellos solo tenían el nombre que le habían dado en el café, en realidad no tenía idea de cual era su verdadero nombre y se aseguraría de que eso siguiera así.–Bien. Tienes que devolvérmelo. ¡Ahora!–Él te va a estar esperando en la manada. Tenemos tiempo. Necesito que me cuentes
–Emmm… ¿no crees que vas muy rápido? –Gabriel preguntó al ver que iban a más de 150 km por hora. –¿Qué? ¿Tienes miedo? –Lisa lo miró burlándose. –El gran alfa tiene miedo. Miedica. Y solo para molestarlo aún más subió la velocidad. Sabía que estaba sobre la velocidad permitida, por mucho, pero en esos momentos no le importaba. –¿Te gusta siempre llevar la contraria? –¿A ti? Si. –Lisa lo miró con odio. A ella no se le olvidaba que era un secuestrador de niños. –Mira al frente. ¿De verdad le estaba diciendo que tenía que hacer? ¿Quién se creía que era? Solo para demostrarle que no tenía que obedecerlo lo miró por unos segundos más antes de dirigir su vista a la carretera. Tampoco era idiota, ella sabía cómo conducir y que riesgos tomar. Iba demasiado rápido para no estar pendiente del camino. De reojo vio cómo se acomodaba y sus manos iban al cinturón de seguridad. Bien. Estaba incómodo. –Que apuesto que manejas mucho más rápido que yo y ni nervioso te pones. –Si, pero soy yo.
Lisa lentamente empezó a sentirse despierta. Sentía a su pequeño a su lado aun durmiendo. A su mente volvió todo lo que había pasado el día anterior y aunque sabía que no era así, tenía la esperanza de que nada de eso pasara de verdad y haya sido solo producto de sus sueños. Mientras más consciente estaba, era más notorio el olor que estaba sintiendo y que no podía evitar respirar más profundo para llevar más de ese delicioso olor a sus pulmones. Además, pudo sentir una mirada. Ya sabía lo que eso significaba. Compañero.–¿Acaso eres un mirón? –Habló sin abrir los ojos y en apenas un susurro para no despertar a su bello durmiente. –Nop. –Gabriel hizo sonar la “p” –Tan solo me gusta observar dormir a mi bella compañera. –Raro. –Andrea… –Suspiró antes de volver a hablar. –Comenzamos con mal pie. ¿Podemos volver a empezar? Lisa pensó en la última discusión del día anterior, en la cual ella le había gritado que prefería ir a dormir con los cerdos a meterse en su cama y solo había pa
Aun era temprano, pero en la casa del alfa la guerra había estallado. ¿Bando ganador? Ninguno hasta el momento.–¿Gana la luna? –Patrick le susurro a Mateo.–Difícil. Gabriel esta furioso. –Los dos aun escuchan los gritos desde el estudio.–¿Apostamos?–¿Qué apostamos?–El que gane hace el trabajo del otro por un mes.–Mucho. Solo por una semana.–¿Miedo de perder? –Patrick se burló.–No, pero esta no será la última pelea de esos dos.–Verdad, sirve para seguir apostando por ellos.Ambos estaban parados afuera del estudio esperando que la tormenta pasara. Patrick disfrutando de su helado, mientras que Mateo revisando su celular.–¿Qué hora es?–7:48 a.m.–Debería de llegar pronto.–¿Quién? –Preguntó Mateo.–Sorpresa.Antes de que Mateo pudiera seguir preguntando algo se escucho un portazo y pasos que corrían hacia su dirección.–¡Hermanita! –Patrick dijo con una alegría fingida. –Un gusto verte. ¿Te levantaste rápido solo para ver a tu querido hermano?Se notaba que Sandra había llega
–3, 2, 1…–¡ANDREAAA! –Y ahí estaba. Justo el grito que estaba esperando. En cuanto sintió su mirada en ella sabía que ese grito vendría. Suprimió su sonrisa de triunfo para poner un rostro sin expresión. Luego se dio vuelta para mirar hacia el campo de entrenamiento donde se acercaba un alfa furioso hacia ella.–¿Qué?–¿Qué haces aquí? ¡Y vestida así! –A Gabriel apenas se le entendía al hablar con lo enfadado que estaba.–¿Qué pasa con mi ropa? Es el uniforme que tu querias que me pusiera. –Lisa mostraba un rostro inocente en todo momento.–¡No aquí donde todos pueden verte! –¿Cómo ella no podía entender que ese era un uniforme para que solo sus ojos lo observaran? Ella no podía mostrarse vestida así delante de otros hombres.–¿Ah? Pero tu querias que te lavara tu ropa. Eso estoy haciendo.–Pero no a mano. Y menos que estes agachada mostrando todo. –Gabriel dijo entre dientes –Hay lavadora para eso.–Eso no lo sabía.Lisa hizo eso a propósito. Desde su dormitorio había visto el campo
Sin saber lo que estaba ocurriendo, Lisa al fin se había cambiado de ropa y decidió dar una vuelta por la villa con Theo. El niño ya la estaba esperando con los ojitos brillando de emoción.–¿Listo cariño?–Si mami.Tomando al niño de la mano salieron de la habitación, bajando las escaleras y abriendo la puerta principal.–¿Luna? –Lisa se detuvo y miró al hombre que estaba fuera de la mansión y se dio cuenta que era Marcus.–No me digas así. –Al mirar a su alrededor vio que no había nadie en las calles, ningún niño jugando, ningún adulto. Nada. Esto hizo que se alertara. –¿Qué sucede?–Intrusos. Por su seguridad tiene que permanecer adentro de la casa.Lisa se dio cuenta que por las calles corrían lobos vigilando a todos. ¿Podría ser esta su oportunidad para irse? Estaban todos pendientes de los intrusos, a ella no la mirarían. Una pequeña esperanza se empezó a formar en su corazón.–¿Intrusos? –La voz de Theo se hizo escuchar. – ¿Son los hombres malos?–Aun no sabemos nada cachorro.