–¡Corre Camila! ¡Corre!
El corazón de Lisa estaba a mil. La adrenalina corría por todo su cuerpo.
“Falta tan poco…”
–¡Vamos Camila! –Lisa miró hacia atrás a su mejor amiga.
–¡No puedo más! –Camila se detuvo mientras abrazaba su abultado vientre.
–¡Auuuu!
Lisa maldijo y volvió sobre sus pasos. Estaban siendo cazadas y así como estaban las cosas las iban a encontrar y ahí no sabría que sería de ellas.
Volverían a su antigua vida…no, eso no. A ella la convertirían en esclava y eso pasaría solo si es que la dejaran con vida, en cambio a Camila… ella volvería a pasar por lo mismo, siendo golpeada y violada por su propio marido, el alfa de la manada.
–Vamos, vamos. –Camila negó con la cabeza.
–Lisa sigue tú, yo no puedo más.
–¡No! Esto lo estamos haciendo por ti. No te voy a dejar. –“A situaciones desesperadas se requieren medidas desesperadas”. Después de pensar eso le entregó la pequeña mochila con todas sus pertenencias a Camila y se transformó.
Camila se subió a su lomo y empezó a correr. De esta manera sería más rápido, pero a la vez su rastro sería aun más claro para sus seguidores. Habían estado usando una poción para que los hombres del Alfa Marcus no las encontraran, solo que al transformarse la poción dejó de ser efectiva y sería mucho más fácil para ellos perseguirlas.
Escuchó como un avión pasaba mientras seguía corriendo. Ella tenía que llegar a la ciudad antes de que las encontraran.
–¡Auuu!
Encontraron su rastro. Lisa puso más fuerza en sus piernas. Tenía que correr más rápido.
“Si salgo viva de esto, voy a empezar a hacer ejercicio”.
Saltó un tronco y su preciada carga se desvío un poco, pero logró afirmarse.
Estaban tan cerca, pero tan cerca…
Ya sentía el olor del smog, escuchaba los vehículos y a los niños jugando en las cercanías del bosque.
Al ver que se aclaraba al camino unos metros más adelantes la esperanza la embargo. ¡Podrían conseguirlo!
Lisa se detuvo y volvió a transformarse en humana. Camila le pasó la poción y rápidamente bebió un poco para que su olor desapareciera. Luego buscó en el bolso un vestido, tendría que conformarse con correr sin zapatos.
Lo malo de transformarse era que perdía toda su ropa y andaban solo con lo justo.
–Vámonos. –Tomando de la mano a Camila volvieron a correr salieron del parque y pararon a un taxi.
–Al aeropuerto.
Lisa se permitió unos minutos de relajo. Estaban en la ciudad y por ley sus perseguidores tendrían que mostrarse como unos y rezaba para que ropa no anduvieron trayendo.
“Pero pueden haber otros buscándonos por la ciudad”. Calló su voz interior que en esos momentos la estaba haciendo sentir incómoda y miro a su mejor amiga. Seguía tocándose el vientre.
–¿Estás bien?
–Si. No te preocupes por mi. –Camila la miro con esos grandes ojos azules que poseía llenos de incertidumbre. –¿Estas segura que estamos haciendo lo correcto?
–Sabes que sí. –Le respondió con ternura.
Eran amigas desde que nacieron y de eso ya habían pasado diecinueve años.
Cuando Camila encontró a su compañero en el Alfa Marcus ella fue la más feliz por ella, pero pronto los problemas empezaron a aparecer. Primero fue que no sonreía, después los moretones y ese rostro llenarse de miedo cada vez que veía a su pareja.
Se suponía que la Diosa Luna tenía para cada uno de los hombres lobo una pareja, una compañera que estaría toda su vida con ellos y a esta tenían que cuidarla y tratarla con respeto.
Pero como en todas las especies había hombres que se aprovechaban y eran crueles con sus mujeres.
Llegó un momento en que Lisa ya no pudo soportar más el comportamiento de Camila y la hizo hablar. Costó pero lo consiguió.
Entre lágrimas Camila le contó todo lo que había pasado en ese año de matrimonio y que lo peor era que ahora se encontraba embarazada de su cachorro. ¿Qué sería de ellos al lado de ese hombre?
Así fue como Lisa planeó todo. Necesitarían dinero, mucho. Y tendrían que huir cuando menos se lo esperaran. Esperaron hasta las últimas semanas del embarazo y desaparecieron en mitad de la noche.
Había dejado preparado todo. Buscó a una bruja para que le hiciera la poción para ocultar su olor y otra para dormir al alfa y a los patrulleros, compro los pasajes, arregló un vehículo que estuviera cerca de la villa de la manada. Y en una noche sin luna, ellas desaparecieron.
Solo que pasó poco tiempo antes de que empezaran los problemas. Vivían en medio del bosque y mientras todos dormían ellas salieron por la puerta de atrás, corrieron fuera de la villa hasta llegar al vehículo, antes de subirse tomaron la poción y empezaron el viaje.
La ciudad más cercana estaba a treinta kilómetros y el viaje en vehículo sería en menos de una hora, pero a medio camino pincharon una rueda y tuvieron que seguir a pie.
–Llegamos Lisa.
–Vamos. –Pagaron el taxi y entraron al aeropuerto. Era la primera vez que ellas estaban ahí y entre tantas flechas que apuntaban a todos lados. –Por aquí.
Después de preguntarle a un guardia, se dirigieron al lugar correcto y mostraron sus pasajes y equipaje. Y después ya estaban esperando para abordar su avión.
–¡Ay!
–¡Camila! ¿Qué sucede?
–No es nada.
Lisa siguió dando vuelta y mirando a todos por si veía aparecer algún rostro conocido. Hasta el momento no veía a nadie.
Ella debió de haber sabido que esa poción par dormir no sería muy efectiva. Debería de haber colocado más en la comida, pero no quería que ellos se dieran cuenta y la dejó demasiado débil. Y ellas se relajaron cuando faltaba poco para llegar a la ciudad y ahí empezaron a escuchar los aullidos. Nada estaba saliendo como lo había planeado.
Pronto abordaron el avión y estaban lejos, lejos del calvario de Camila.
–Lisa…-La voz de Camila temía un tono de miedo que hizo que Lisa la mirara aterrada. –Ya viene.
No terminaban de salir de una para entrar en otra.
–Respira, calma. –La que necesitaba calmarse era Lisa, porque ella no tenía idea de qué hacer en esa situación. ¡Se suponía que aún faltaban unas semanas para ese momento! –Inhala, exhala.
Lisa le mostró como tenía que hacerlo, pero se notaba a Camila un poco más calmada que ella.
–El vuelo es corto, falta poco para llegar. Podré aguantar. Si decimos ahora que estoy en trabajo de parto puede ser que él se entere.
Camila tenía razón, ella tendría que aguantar.
El resto del viaje se hizo eterno y cuando llegaron a destino, Lisa estaba agradeciendo a cuanto santo conocía y a todos los dioses del Olimpo.
–Vamos, vamos.
Lo bueno es que no habían salido del país, así que rápidamente salieron del aeropuerto a buscar un Uber que las llevara a destino.
Tuvieron que hacer un cambio en su destino, ahora era demasiado notorio que Camila se encontraba a punto de dar a luz y por lo menos Lisa si había arreglado todo, rápidamente se dirigieron al hospital de la ciudad para hacer el ingreso.
La que salió de su ciudad natal fue Camila Lincoln y la que ingreso al hospital fue Julieta Anderson.
Seis años después –Maaamiiii –La voz que cantaba esa palabra era la de un pequeño pelinegro que se acercaba riendo a su madre – te encontré.–Mamá es pésima para jugar a las escondidas, siempre la encuentras. No es justo. –Lisa hizo un puchero mientras miraba los ojos azules que le recordaban a su mejor amiga. El pequeño Theo era lo único que tenía para recordar a su amiga. Camila había muerto en el parto.Theo se rió cuando Lisa lo tomo en brazos y corrió había la pequeña cabaña que arrendaba. Vivía cerca del bosque lo que era un beneficio para ellos, de vez en cuando tenían que dejar al lobo salir.–¿Podré ayudarte mami?–No cariño, hoy no puedes. Pero te prometo que haremos la cena juntos, ¿sí?–Sí.Lisa dejo a Theo jugando en el comedor mientras ella lo miraba desde la cocina y sacaba todos sus utensilios para empezar a trabajar.Temprano había tenido que recorrer las cafeterías para las que trabajaba entregando sus productos del día y ahora tenía que empezar con el encargo para
Gabriel sentía más confusión que dolor. ¿Por qué su caperucita había escapado toda asustada de él? ¿Acaso ella no sintió la conexión que tenían? ¿Y quién era ese niño? No era su hijo, de eso estaba seguro.Era humana, de algún modo la Diosa Luna había decidido que su compañera seria una humana. Nunca se habría esperado estar en ese tipo de situación. Él siempre había supuesto que cuando encontrara a la indicada esta seria de su misma especie, no una de los humanos.–Por eso no la encontraba nunca, no estaba entre los nuestros.Volvió sobre sus pasos y se dirigió había la cafetería donde esperaba que le pudieran dar información sobre su futura Luna.–Lo siento señor, pero esa información no se la puedo entregar.–¿Qué? –Él lo había pedido de manera muy amable, solo quería saber dónde vivía su compañera, pero esa idiota no quería decirle. Ya sentía que su temperamento estaba sufriendo. – ¿Se puede saber por qué NO? –El “no” lo había terminado gritando, ocasionando que varios de los clie
¿Qué hacer? ¿Qué hacer?Lisa estaba bloqueada, al ver a su pequeño convertirse les mostró a esos dos hombres lobos que era uno de ellos y estos lo estaban mirando con cara de sorpresa.–Es un Alfa. –Gabriel, solo con verlo, pudo decirlo. La manera en que estaba delante de su madre tratando de protegerla de ellos lo demostraba. –¿Qué hace una humana criando a un cachorro Alfa? –Ellos no se habían dado cuenta de nada. No olía como hombre lobo, hasta hace unos momentos tenía un olor a humano y con esto fue que le surgió otra duda –¿Acaso eres humana?Los dos la miraron y vieron cómo se sorprendió con esa pregunta.–Eres una de los nuestros. –Patrick miró a Gabriel. –Y tú sin saber que hacer porque nuestra luna era una humana.–¿Luna? –Lisa reaccionó con eso. Esto estaba cada vez peor. –Yo no seré tu luna.–¿Me estas rechazando? –Gabriel eso no se lo esperaba.–Si. –Lisa lo miró a los ojos cuando dijo esto. –No tengo ganas de tener compañero y mucho menos un Alfa.–¿Ah? ¿Te molesta que se
–Eres un maldito bastardo sin corazón. –Lisa se encontraba furiosa. Ese idiota le había quitado a su hijo. –Secuestraste a mi hijo.–Primero, no soy un bastardo, mis padres estaban emparejados cuando me tuvieron y segundo… ese cachorro no es tu hijo. –Gabriel no se iba a dar por vencido con respecto a ese tema. Él necesitaba saber de quien era ese niño. Su luna iba a estar bien ocupada atendiendo a sus cachorros para que se hiciera cargo de otro que no le pertenecía.–Es mi hijo. –Lisa quería golpearlo. Ese hombre lobo era un cabeza dura, no entendía a razones. –Yo soy la que lo cría, yo soy la que se queda despierta cuando esta enfermo. ¡ES MIO!–Esta bien, esta bien. Es tuyo Andrea.Lisa se calló un momento. Ellos solo tenían el nombre que le habían dado en el café, en realidad no tenía idea de cual era su verdadero nombre y se aseguraría de que eso siguiera así.–Bien. Tienes que devolvérmelo. ¡Ahora!–Él te va a estar esperando en la manada. Tenemos tiempo. Necesito que me cuentes
–Emmm… ¿no crees que vas muy rápido? –Gabriel preguntó al ver que iban a más de 150 km por hora. –¿Qué? ¿Tienes miedo? –Lisa lo miró burlándose. –El gran alfa tiene miedo. Miedica. Y solo para molestarlo aún más subió la velocidad. Sabía que estaba sobre la velocidad permitida, por mucho, pero en esos momentos no le importaba. –¿Te gusta siempre llevar la contraria? –¿A ti? Si. –Lisa lo miró con odio. A ella no se le olvidaba que era un secuestrador de niños. –Mira al frente. ¿De verdad le estaba diciendo que tenía que hacer? ¿Quién se creía que era? Solo para demostrarle que no tenía que obedecerlo lo miró por unos segundos más antes de dirigir su vista a la carretera. Tampoco era idiota, ella sabía cómo conducir y que riesgos tomar. Iba demasiado rápido para no estar pendiente del camino. De reojo vio cómo se acomodaba y sus manos iban al cinturón de seguridad. Bien. Estaba incómodo. –Que apuesto que manejas mucho más rápido que yo y ni nervioso te pones. –Si, pero soy yo.
Lisa lentamente empezó a sentirse despierta. Sentía a su pequeño a su lado aun durmiendo. A su mente volvió todo lo que había pasado el día anterior y aunque sabía que no era así, tenía la esperanza de que nada de eso pasara de verdad y haya sido solo producto de sus sueños. Mientras más consciente estaba, era más notorio el olor que estaba sintiendo y que no podía evitar respirar más profundo para llevar más de ese delicioso olor a sus pulmones. Además, pudo sentir una mirada. Ya sabía lo que eso significaba. Compañero.–¿Acaso eres un mirón? –Habló sin abrir los ojos y en apenas un susurro para no despertar a su bello durmiente. –Nop. –Gabriel hizo sonar la “p” –Tan solo me gusta observar dormir a mi bella compañera. –Raro. –Andrea… –Suspiró antes de volver a hablar. –Comenzamos con mal pie. ¿Podemos volver a empezar? Lisa pensó en la última discusión del día anterior, en la cual ella le había gritado que prefería ir a dormir con los cerdos a meterse en su cama y solo había pa
Aun era temprano, pero en la casa del alfa la guerra había estallado. ¿Bando ganador? Ninguno hasta el momento.–¿Gana la luna? –Patrick le susurro a Mateo.–Difícil. Gabriel esta furioso. –Los dos aun escuchan los gritos desde el estudio.–¿Apostamos?–¿Qué apostamos?–El que gane hace el trabajo del otro por un mes.–Mucho. Solo por una semana.–¿Miedo de perder? –Patrick se burló.–No, pero esta no será la última pelea de esos dos.–Verdad, sirve para seguir apostando por ellos.Ambos estaban parados afuera del estudio esperando que la tormenta pasara. Patrick disfrutando de su helado, mientras que Mateo revisando su celular.–¿Qué hora es?–7:48 a.m.–Debería de llegar pronto.–¿Quién? –Preguntó Mateo.–Sorpresa.Antes de que Mateo pudiera seguir preguntando algo se escucho un portazo y pasos que corrían hacia su dirección.–¡Hermanita! –Patrick dijo con una alegría fingida. –Un gusto verte. ¿Te levantaste rápido solo para ver a tu querido hermano?Se notaba que Sandra había llega
–3, 2, 1…–¡ANDREAAA! –Y ahí estaba. Justo el grito que estaba esperando. En cuanto sintió su mirada en ella sabía que ese grito vendría. Suprimió su sonrisa de triunfo para poner un rostro sin expresión. Luego se dio vuelta para mirar hacia el campo de entrenamiento donde se acercaba un alfa furioso hacia ella.–¿Qué?–¿Qué haces aquí? ¡Y vestida así! –A Gabriel apenas se le entendía al hablar con lo enfadado que estaba.–¿Qué pasa con mi ropa? Es el uniforme que tu querias que me pusiera. –Lisa mostraba un rostro inocente en todo momento.–¡No aquí donde todos pueden verte! –¿Cómo ella no podía entender que ese era un uniforme para que solo sus ojos lo observaran? Ella no podía mostrarse vestida así delante de otros hombres.–¿Ah? Pero tu querias que te lavara tu ropa. Eso estoy haciendo.–Pero no a mano. Y menos que estes agachada mostrando todo. –Gabriel dijo entre dientes –Hay lavadora para eso.–Eso no lo sabía.Lisa hizo eso a propósito. Desde su dormitorio había visto el campo