Gabriel sentía más confusión que dolor. ¿Por qué su caperucita había escapado toda asustada de él? ¿Acaso ella no sintió la conexión que tenían? ¿Y quién era ese niño? No era su hijo, de eso estaba seguro.
Era humana, de algún modo la Diosa Luna había decidido que su compañera seria una humana. Nunca se habría esperado estar en ese tipo de situación. Él siempre había supuesto que cuando encontrara a la indicada esta seria de su misma especie, no una de los humanos.
–Por eso no la encontraba nunca, no estaba entre los nuestros.
Volvió sobre sus pasos y se dirigió había la cafetería donde esperaba que le pudieran dar información sobre su futura Luna.
–Lo siento señor, pero esa información no se la puedo entregar.
–¿Qué? –Él lo había pedido de manera muy amable, solo quería saber dónde vivía su compañera, pero esa idiota no quería decirle. Ya sentía que su temperamento estaba sufriendo. – ¿Se puede saber por qué NO? –El “no” lo había terminado gritando, ocasionando que varios de los clientes lo miraran.
–Señor…entienda. Esa es información confidencial. No tengo autorizado entregarla.
–Pues entonces trae a alguien que sí pueda dármela, ¡y deja de ser una inútil!
–Gabriel, hombre… estas asustando a la chica. ¿Se puede saber que está pasando?
–Patrick… –el nombre salió de sus labios casi como un gruñido– ¿Se puede saber donde estabas metido? Tú eras quien tenía que estar aquí comprando. ¡NO YO!
–Ummm, mira… es una historia bastante interesante la verdad –se notaba que no tenía una excusa preparada, – pero mejor… ¿que está pasando aquí?
–Si… no hay tiempo que perder. ¿Todavía no vas a hacer lo que te pedí? ¡Ve a buscar a tu jefe!
–Señor… si me soltara… –Gabriel, en su furia por no conseguir la dirección de su compañera había tomado a la mesera del cuello de su blusa. Rápidamente la soltó y corrió a buscar a su jefa.
–Antes que vuelva, ¿me explicas por qué el Alfa esta así de trastornado? –Patrick, el beta de la manada y que tendría que haber estado haciendo las compras, preguntó.
–Mi luna… estaba aquí. Y se escapó.
–¿Aquí?
–Es humana.
–0h.
–Y si tu hubieses estado aquí, ella no se habría escapado. ¡Todo esto es tu culpa!
–Claro... si las cosas no le funcionan al gran lobo, yo soy el culpable. –Patrick murmuró queriendo que su amigo lo escuchara. – Todos culpen a Patrick.
Pronto venia otra mujer y esperaba que esta si fuera más accesible.
–Disculpe, me informaron que está buscando a Andrea Anderson, pero por políticas de la empresa no podemos darle su dirección.
Antes de que el lobo furioso hiciera una pataleta, Patrick se adelantó.
–Señora, por favor. Mi amigo aquí está desesperado por encontrarla y ahora esta reaccionando mal, porque ella se fue antes de que pudiera verla. Ya ve, habían tenido una relación y ella de repente desapareció. Él solo quiere tener respuestas. –Inventó en el momento.
Las dos mujeres se miraron como si eso respondiera algunas preguntas.
–¿El padre de Theo? –Murmuró la mesera que había sido maltratada por su Alfa y que ahora lo miraba como buscando similitudes con ese tal Theo. Sin saber quien era Theo, pero intuyendo que se tenían que referir a algún hijo de la futura Luna siguió hablando.
–Exacto. Mi amigo está desesperado por saber sobre su hijo. –“Diosa Luna, perdóname por tantas mentiras” pensó para sí. –Quiere saber que fue lo que sucedió para que Andrea se alejara y dejara a un niño sin su padre. Mírenlo. –Hizo un gesto a Gabriel, aunque mejor no lo hubiera hecho. Seguía con cara de pocos amigos. – ¿No crees que merece alguna explicación?
*
Lisa apretó el acelerador y se dirigió como si la persiguiera un vampiro hasta su cabaña. Tendrían que irse. Antes de que ese lobo los encontrara. Por la manera en que había reaccionado a ella suponía que tenía que ser su compañero y ella no tenía tiempo para el romance.
Agradecía aun estar en los efectos de la poción y que este no se diera cuenta de que era de su misma especie, habría hecho muchas preguntas y lo que sería peor para ella: la haría dejar a Theo.
Se sabía que los hombres lobos eran territoriales con su compañera y no dejarían que esta criara al cachorro de otro hombre.
–No todos son así, no todos… –pensó, a su mente llegando la imagen de un lobo al que odiaba y que esperaba no volvérselo a encontrar en lo que quedaba de vida.
–Mami… ¿el hombre malo se fue?
–Sí mi vida, pero tendremos que viajar. Así que llegando nos llevaremos solo lo más importante ¿bueno?
–Bueno.
En cuanto llegaron a su casa, Lisa empezó a llenar un bolso con ropa y pociones. Buscó todos sus ahorros y pronto estuvieron listos para salir de ahí. Terminaron de cargar todo en el furgón, se subió y empezó a retroceder para salir de la propiedad cuando ingreso un vehículo que le cerró el paso.
–No, no, no, no, no… –Miró a Theo y al vehículo atrás de ellos.
¿Ahora que hacía? Tendría que enfrentarlos. No le quedaba de otra.
–Quédate aquí cariño. Mamá se ocupa de esto.
Se bajó del furgón, pero sin apagar el motor. En cuanto pudieran ellos saldrían de ahí. En sus manos tenía una vez más el mismo b**e de béisbol. Del otro vehículo vio bajarse al mismo hombre lobo del mall.
–¿Vas a alguna parte caperucita? –Le dijo con una sonrisa arrogante, sabiendo que no tenía salida. –Y ten cuidado con eso, no te vayas a lastimar.
Lobo arrogante.
–Estas en propiedad privada. Retírate. –Prefirió decirle sin responder a su pregunta. –Y esto, –respondió mientras le mostraba el b**e, –quiere volver a saludarte.
–Mami no es caperucita. –La voz de Theo se escuchó. Lisa por estar con la atención en su supuesto compañero no se dio cuenta que Theo no la había obedecido y estaba delante de ella como si quisiera protegerla. –Ella no tiene una capa roja.
–Verdad, verdad, mi error. Theo, ¿verdad? –El hombre, Gabriel, por lo que recordaba del estacionamiento, le pregunto.
–Sí. Aléjate de mí mami hombre malo.
–Así que ese es Theo. –Otro hombre se bajó del vehículo. Ahora tenía menos posibilidades de escapar. – Y no somos hombres malos cachorro.
–Si mami dice que lo son es que lo son. –Respondió sin tener dudas de que su madre estaba en lo correcto. Y en su mente así lo era y él tenía que protegerla, ya era un niño grande y ese era su deber. Esos eran dos hombres malos que estaban asustando a su mamá. Tenía que protegerla.
Proteger.
Proteger.
PROTEGER.
–¡NO THEO! –Lisa gritó. Fue demasiado tarde, Theo ya había saltado y se había transformado en un pequeño cachorro que mostraba los colmillos a dos hombres lobos adultos.
¿Qué hacer? ¿Qué hacer?Lisa estaba bloqueada, al ver a su pequeño convertirse les mostró a esos dos hombres lobos que era uno de ellos y estos lo estaban mirando con cara de sorpresa.–Es un Alfa. –Gabriel, solo con verlo, pudo decirlo. La manera en que estaba delante de su madre tratando de protegerla de ellos lo demostraba. –¿Qué hace una humana criando a un cachorro Alfa? –Ellos no se habían dado cuenta de nada. No olía como hombre lobo, hasta hace unos momentos tenía un olor a humano y con esto fue que le surgió otra duda –¿Acaso eres humana?Los dos la miraron y vieron cómo se sorprendió con esa pregunta.–Eres una de los nuestros. –Patrick miró a Gabriel. –Y tú sin saber que hacer porque nuestra luna era una humana.–¿Luna? –Lisa reaccionó con eso. Esto estaba cada vez peor. –Yo no seré tu luna.–¿Me estas rechazando? –Gabriel eso no se lo esperaba.–Si. –Lisa lo miró a los ojos cuando dijo esto. –No tengo ganas de tener compañero y mucho menos un Alfa.–¿Ah? ¿Te molesta que se
–Eres un maldito bastardo sin corazón. –Lisa se encontraba furiosa. Ese idiota le había quitado a su hijo. –Secuestraste a mi hijo.–Primero, no soy un bastardo, mis padres estaban emparejados cuando me tuvieron y segundo… ese cachorro no es tu hijo. –Gabriel no se iba a dar por vencido con respecto a ese tema. Él necesitaba saber de quien era ese niño. Su luna iba a estar bien ocupada atendiendo a sus cachorros para que se hiciera cargo de otro que no le pertenecía.–Es mi hijo. –Lisa quería golpearlo. Ese hombre lobo era un cabeza dura, no entendía a razones. –Yo soy la que lo cría, yo soy la que se queda despierta cuando esta enfermo. ¡ES MIO!–Esta bien, esta bien. Es tuyo Andrea.Lisa se calló un momento. Ellos solo tenían el nombre que le habían dado en el café, en realidad no tenía idea de cual era su verdadero nombre y se aseguraría de que eso siguiera así.–Bien. Tienes que devolvérmelo. ¡Ahora!–Él te va a estar esperando en la manada. Tenemos tiempo. Necesito que me cuentes
–Emmm… ¿no crees que vas muy rápido? –Gabriel preguntó al ver que iban a más de 150 km por hora. –¿Qué? ¿Tienes miedo? –Lisa lo miró burlándose. –El gran alfa tiene miedo. Miedica. Y solo para molestarlo aún más subió la velocidad. Sabía que estaba sobre la velocidad permitida, por mucho, pero en esos momentos no le importaba. –¿Te gusta siempre llevar la contraria? –¿A ti? Si. –Lisa lo miró con odio. A ella no se le olvidaba que era un secuestrador de niños. –Mira al frente. ¿De verdad le estaba diciendo que tenía que hacer? ¿Quién se creía que era? Solo para demostrarle que no tenía que obedecerlo lo miró por unos segundos más antes de dirigir su vista a la carretera. Tampoco era idiota, ella sabía cómo conducir y que riesgos tomar. Iba demasiado rápido para no estar pendiente del camino. De reojo vio cómo se acomodaba y sus manos iban al cinturón de seguridad. Bien. Estaba incómodo. –Que apuesto que manejas mucho más rápido que yo y ni nervioso te pones. –Si, pero soy yo.
Lisa lentamente empezó a sentirse despierta. Sentía a su pequeño a su lado aun durmiendo. A su mente volvió todo lo que había pasado el día anterior y aunque sabía que no era así, tenía la esperanza de que nada de eso pasara de verdad y haya sido solo producto de sus sueños. Mientras más consciente estaba, era más notorio el olor que estaba sintiendo y que no podía evitar respirar más profundo para llevar más de ese delicioso olor a sus pulmones. Además, pudo sentir una mirada. Ya sabía lo que eso significaba. Compañero.–¿Acaso eres un mirón? –Habló sin abrir los ojos y en apenas un susurro para no despertar a su bello durmiente. –Nop. –Gabriel hizo sonar la “p” –Tan solo me gusta observar dormir a mi bella compañera. –Raro. –Andrea… –Suspiró antes de volver a hablar. –Comenzamos con mal pie. ¿Podemos volver a empezar? Lisa pensó en la última discusión del día anterior, en la cual ella le había gritado que prefería ir a dormir con los cerdos a meterse en su cama y solo había pa
Aun era temprano, pero en la casa del alfa la guerra había estallado. ¿Bando ganador? Ninguno hasta el momento.–¿Gana la luna? –Patrick le susurro a Mateo.–Difícil. Gabriel esta furioso. –Los dos aun escuchan los gritos desde el estudio.–¿Apostamos?–¿Qué apostamos?–El que gane hace el trabajo del otro por un mes.–Mucho. Solo por una semana.–¿Miedo de perder? –Patrick se burló.–No, pero esta no será la última pelea de esos dos.–Verdad, sirve para seguir apostando por ellos.Ambos estaban parados afuera del estudio esperando que la tormenta pasara. Patrick disfrutando de su helado, mientras que Mateo revisando su celular.–¿Qué hora es?–7:48 a.m.–Debería de llegar pronto.–¿Quién? –Preguntó Mateo.–Sorpresa.Antes de que Mateo pudiera seguir preguntando algo se escucho un portazo y pasos que corrían hacia su dirección.–¡Hermanita! –Patrick dijo con una alegría fingida. –Un gusto verte. ¿Te levantaste rápido solo para ver a tu querido hermano?Se notaba que Sandra había llega
–3, 2, 1…–¡ANDREAAA! –Y ahí estaba. Justo el grito que estaba esperando. En cuanto sintió su mirada en ella sabía que ese grito vendría. Suprimió su sonrisa de triunfo para poner un rostro sin expresión. Luego se dio vuelta para mirar hacia el campo de entrenamiento donde se acercaba un alfa furioso hacia ella.–¿Qué?–¿Qué haces aquí? ¡Y vestida así! –A Gabriel apenas se le entendía al hablar con lo enfadado que estaba.–¿Qué pasa con mi ropa? Es el uniforme que tu querias que me pusiera. –Lisa mostraba un rostro inocente en todo momento.–¡No aquí donde todos pueden verte! –¿Cómo ella no podía entender que ese era un uniforme para que solo sus ojos lo observaran? Ella no podía mostrarse vestida así delante de otros hombres.–¿Ah? Pero tu querias que te lavara tu ropa. Eso estoy haciendo.–Pero no a mano. Y menos que estes agachada mostrando todo. –Gabriel dijo entre dientes –Hay lavadora para eso.–Eso no lo sabía.Lisa hizo eso a propósito. Desde su dormitorio había visto el campo
Sin saber lo que estaba ocurriendo, Lisa al fin se había cambiado de ropa y decidió dar una vuelta por la villa con Theo. El niño ya la estaba esperando con los ojitos brillando de emoción.–¿Listo cariño?–Si mami.Tomando al niño de la mano salieron de la habitación, bajando las escaleras y abriendo la puerta principal.–¿Luna? –Lisa se detuvo y miró al hombre que estaba fuera de la mansión y se dio cuenta que era Marcus.–No me digas así. –Al mirar a su alrededor vio que no había nadie en las calles, ningún niño jugando, ningún adulto. Nada. Esto hizo que se alertara. –¿Qué sucede?–Intrusos. Por su seguridad tiene que permanecer adentro de la casa.Lisa se dio cuenta que por las calles corrían lobos vigilando a todos. ¿Podría ser esta su oportunidad para irse? Estaban todos pendientes de los intrusos, a ella no la mirarían. Una pequeña esperanza se empezó a formar en su corazón.–¿Intrusos? –La voz de Theo se hizo escuchar. – ¿Son los hombres malos?–Aun no sabemos nada cachorro.
–¿Paul?–¿Lisa?Gabriel escuchó como los dos hablaban al mismo tiempo. ¿Se conocían? ¿Por qué ese hombre lobo se dirigía por otro nombre a su compañera? ¿Qué estaba pasando ahí?Lo mejor que hizo fue volver a su forma humana. Ya era hora de tener las respuestas que necesitaba. No le importaba que estuviera desnudo.–¿Se puede saber qué está pasando aquí? –Gabriel preguntó de manera muy seria. El otro lobo no respondió, estaba atónito mirando a Andrea. Gabriel miró a sus hombres para que volvieran a su forma humana. –Arrestenlo. Sus hombres de inmediato se acercaron al invasor siguiendo las órdenes de su Alfa solo para que la Luna exclamara con fuerza un “NO”. Esto hizo que todos la miraran y ella se sonrojara dándose cuenta de su desnudez. Rápidamente busco un vestido entre sus cosas para cubrirse. Había vivido tanto tiempo entre los humanos que se sentía avergonzada de que todos la vieran desnuda. Gabriel no había parado de mirarla fijamente y una vez más hizo la misma pregunta: –