–Emmm… ¿no crees que vas muy rápido? –Gabriel preguntó al ver que iban a más de 150 km por hora. –¿Qué? ¿Tienes miedo? –Lisa lo miró burlándose. –El gran alfa tiene miedo. Miedica. Y solo para molestarlo aún más subió la velocidad. Sabía que estaba sobre la velocidad permitida, por mucho, pero en esos momentos no le importaba. –¿Te gusta siempre llevar la contraria? –¿A ti? Si. –Lisa lo miró con odio. A ella no se le olvidaba que era un secuestrador de niños. –Mira al frente. ¿De verdad le estaba diciendo que tenía que hacer? ¿Quién se creía que era? Solo para demostrarle que no tenía que obedecerlo lo miró por unos segundos más antes de dirigir su vista a la carretera. Tampoco era idiota, ella sabía cómo conducir y que riesgos tomar. Iba demasiado rápido para no estar pendiente del camino. De reojo vio cómo se acomodaba y sus manos iban al cinturón de seguridad. Bien. Estaba incómodo. –Que apuesto que manejas mucho más rápido que yo y ni nervioso te pones. –Si, pero soy yo.
Lisa lentamente empezó a sentirse despierta. Sentía a su pequeño a su lado aun durmiendo. A su mente volvió todo lo que había pasado el día anterior y aunque sabía que no era así, tenía la esperanza de que nada de eso pasara de verdad y haya sido solo producto de sus sueños. Mientras más consciente estaba, era más notorio el olor que estaba sintiendo y que no podía evitar respirar más profundo para llevar más de ese delicioso olor a sus pulmones. Además, pudo sentir una mirada. Ya sabía lo que eso significaba. Compañero.–¿Acaso eres un mirón? –Habló sin abrir los ojos y en apenas un susurro para no despertar a su bello durmiente. –Nop. –Gabriel hizo sonar la “p” –Tan solo me gusta observar dormir a mi bella compañera. –Raro. –Andrea… –Suspiró antes de volver a hablar. –Comenzamos con mal pie. ¿Podemos volver a empezar? Lisa pensó en la última discusión del día anterior, en la cual ella le había gritado que prefería ir a dormir con los cerdos a meterse en su cama y solo había pa
Aun era temprano, pero en la casa del alfa la guerra había estallado. ¿Bando ganador? Ninguno hasta el momento.–¿Gana la luna? –Patrick le susurro a Mateo.–Difícil. Gabriel esta furioso. –Los dos aun escuchan los gritos desde el estudio.–¿Apostamos?–¿Qué apostamos?–El que gane hace el trabajo del otro por un mes.–Mucho. Solo por una semana.–¿Miedo de perder? –Patrick se burló.–No, pero esta no será la última pelea de esos dos.–Verdad, sirve para seguir apostando por ellos.Ambos estaban parados afuera del estudio esperando que la tormenta pasara. Patrick disfrutando de su helado, mientras que Mateo revisando su celular.–¿Qué hora es?–7:48 a.m.–Debería de llegar pronto.–¿Quién? –Preguntó Mateo.–Sorpresa.Antes de que Mateo pudiera seguir preguntando algo se escucho un portazo y pasos que corrían hacia su dirección.–¡Hermanita! –Patrick dijo con una alegría fingida. –Un gusto verte. ¿Te levantaste rápido solo para ver a tu querido hermano?Se notaba que Sandra había llega
–3, 2, 1…–¡ANDREAAA! –Y ahí estaba. Justo el grito que estaba esperando. En cuanto sintió su mirada en ella sabía que ese grito vendría. Suprimió su sonrisa de triunfo para poner un rostro sin expresión. Luego se dio vuelta para mirar hacia el campo de entrenamiento donde se acercaba un alfa furioso hacia ella.–¿Qué?–¿Qué haces aquí? ¡Y vestida así! –A Gabriel apenas se le entendía al hablar con lo enfadado que estaba.–¿Qué pasa con mi ropa? Es el uniforme que tu querias que me pusiera. –Lisa mostraba un rostro inocente en todo momento.–¡No aquí donde todos pueden verte! –¿Cómo ella no podía entender que ese era un uniforme para que solo sus ojos lo observaran? Ella no podía mostrarse vestida así delante de otros hombres.–¿Ah? Pero tu querias que te lavara tu ropa. Eso estoy haciendo.–Pero no a mano. Y menos que estes agachada mostrando todo. –Gabriel dijo entre dientes –Hay lavadora para eso.–Eso no lo sabía.Lisa hizo eso a propósito. Desde su dormitorio había visto el campo
Sin saber lo que estaba ocurriendo, Lisa al fin se había cambiado de ropa y decidió dar una vuelta por la villa con Theo. El niño ya la estaba esperando con los ojitos brillando de emoción.–¿Listo cariño?–Si mami.Tomando al niño de la mano salieron de la habitación, bajando las escaleras y abriendo la puerta principal.–¿Luna? –Lisa se detuvo y miró al hombre que estaba fuera de la mansión y se dio cuenta que era Marcus.–No me digas así. –Al mirar a su alrededor vio que no había nadie en las calles, ningún niño jugando, ningún adulto. Nada. Esto hizo que se alertara. –¿Qué sucede?–Intrusos. Por su seguridad tiene que permanecer adentro de la casa.Lisa se dio cuenta que por las calles corrían lobos vigilando a todos. ¿Podría ser esta su oportunidad para irse? Estaban todos pendientes de los intrusos, a ella no la mirarían. Una pequeña esperanza se empezó a formar en su corazón.–¿Intrusos? –La voz de Theo se hizo escuchar. – ¿Son los hombres malos?–Aun no sabemos nada cachorro.
–¿Paul?–¿Lisa?Gabriel escuchó como los dos hablaban al mismo tiempo. ¿Se conocían? ¿Por qué ese hombre lobo se dirigía por otro nombre a su compañera? ¿Qué estaba pasando ahí?Lo mejor que hizo fue volver a su forma humana. Ya era hora de tener las respuestas que necesitaba. No le importaba que estuviera desnudo.–¿Se puede saber qué está pasando aquí? –Gabriel preguntó de manera muy seria. El otro lobo no respondió, estaba atónito mirando a Andrea. Gabriel miró a sus hombres para que volvieran a su forma humana. –Arrestenlo. Sus hombres de inmediato se acercaron al invasor siguiendo las órdenes de su Alfa solo para que la Luna exclamara con fuerza un “NO”. Esto hizo que todos la miraran y ella se sonrojara dándose cuenta de su desnudez. Rápidamente busco un vestido entre sus cosas para cubrirse. Había vivido tanto tiempo entre los humanos que se sentía avergonzada de que todos la vieran desnuda. Gabriel no había parado de mirarla fijamente y una vez más hizo la misma pregunta: –
Un gimoteo de Theo hizo que los hombres dirigieran sus ojos al niño. –¿Y el cachorro? –Gabriel preguntó entre dientes. Casi desearía que su luna fuera una humana. Casi. –Eso no lo sé. –El intruso mira al niño, pero puedo ver en sus ojos que hay algo que no dice.–Habla. Gabriel no estaba para verdades a medias, necesitaba toda la información. Tenía que saber a que se estaba enfrentando, quién era en realidad su compañera y el cachorro. Solo así sabría cómo defenderlos. –Cuando Lisa se fue… lo hizo con nuestra Luna Camila... y ella estaba embarazada. –Mierda. Lisa solo abrazó más a Theo desafiandolo con la mirada para que le quitara al niño.Gabriel no era inhumano como para enviar a ese niño con uno de los hombres lobos más crueles que han existido en la tierra. Pero a la vez dejar ese niño con ellos podría generar más problemas para su manada. –Es mi hijo. –Por el tono de Lisa, Gabriel sabía que no permitiría que la separaran del cachorro. Pelearía por él con garras y dientes
–Bien– Lisa repitió la palabra favorita de Gabriel. –Te diré todo. Y eso fue lo que hizo. Le contó absolutamente todo. Como había estado feliz por su mejor amiga cuando se enteró de que había encontrado a su compañero en el Alfa Marcus, como la había visto perder su sonrisa con el paso del tiempo, el embarazo, el plan para escapar.–Espera un momento. –La interrumpió Gabriel–. ¿Cómo fue que ocultabas tu olor? –Le pagué a una bruja por una posión. Así fue como podía mezclarme con los humanos y nadie podía darse cuenta que era una mujer lobo. –Entiendo. –Y con un gesto dejó que Lisa continuara con su historia.Lisa siguió con los seis años en los que había estado criando a Theo hasta que se lo topó a él en el mall.–Y eso es todo. –Lisa terminó con un suspiro. –Mmm… ¿Al fin todo?–Sí.–Todavia no me explicas porque me sigues rechazando.Lisa le dió una mirada como si le dijera: “¿es en serio?”–Con todo lo que te conté…¿de verdad crees que tengo tiempo para un compañero? –¿De verda