Selena seguía inconsciente.Se sentía raro para todos tener que decidir su destino sin poder preguntarle, pero ahora no tenían alternativa. Todo se había precipitado demasiado rápido, y ella no lograba despertar a pesar de los intentos de los que la rodeaban.Lo que la consumía era tan insondable como repentino.Era difícil para Gabriel, que había tenido la fortuna de verla vital y poderosa, imponente como una jefa inescrutable capaz de soportar las canalladas de su competencia.La devoradora de hombres era una sombra leve sobre una cama demasiado enorme para su cuerpo de luna llena.Era difícil para Erik que, a pesar de verla como su “cachorrita”, porque así la había conocido cuando se le escapó entre las garras, la había sentido sensual, dominante y fuerte entre sus brazos, capaz de soportar la pasión de su licantropía desatada y de excitar sus instintos más básicos.Ambos la miraban, pálida, apenas un fantasma de lo que era hace apenas unos días, un poco hundida entre las sábanas b
Ella estaba en una cama gigante pero todavía no podía abrir los ojos.Tampoco se sentía capaz de moverse.La sangre que corría por sus venas se percibía muy caliente y le insuflaba una extraña y mágica energía. Un deseo.De a poco su piel empezó a percibir el entorno y parecía despertarse de una agonía de muchos días.No podía saber cuánto tiempo había pasado.Era incapaz de asegurar si estaba en la realidad o en un sueño.No podía notar si era de día o de noche. ¿Seguía siendo otoño?Por fin, abrió los ojos como una pequeña ranura y sintió la luz de la luna llena entrando por la ventana, al principio borrosa, luego más definida.A pesar de que la cortina se agitaba por la brisa noctura de lo que pensó que aún sería el otoño, no sentía frío. ¿Tenía fiebre?Le pareció raro, hasta que giró su cabeza hacia la derecha y pudo vez una cabeza plateada. Aspiró el aire y su perfume le erizó la piel.Allí estaba él, desnudo, el alfa blanco que la hacía desvariar y dudar de su cordura.Luego mi
Los días siguientes transcurrieron en una paz extraña.El primer desayuno de esa familia ensamblada fue al principio muy incómodo.Había nombres nuevos, el híbrido había dejado de serlo y la mujer loba no existía. Era una licántropa alta, muy fuerte y su aura alfa se había activado.Nadie pondría en duda que era la nueva Luna.Poco a poco, la manada se habituó a su presencia, sobre todo cuando la veían en compañía de uno u otro alfa. Se hacía raro ver la relación de los tres y costaría acostumbrarse.Las semanas sucedieron a los días, y no había novedades ni de Luna de Plata ni de Elan.Nika estaba preocupada por su hijo, pero Erik no tenía tiempo para eso.Estaba seguro de que, más temprano que tarde, tendrían noticias de él.No había sido difícil para sus hombres rastrearlo, pero mantenían la distancia esperando órdenes.Con los meses, ya todos se habían acostumbrado a Luna, Altair y Erik, a respetar sus órdenes, y habían reorganizado sus fuerzas y reconstruido todas las casas.Una
"¡Corre! ¡Ve más de prisa, Maia!... Los árboles aún son demasiado altos estamos en territorio peligroso… si nos dan caza…"Ella sólo gruñó, molesta, resoplando con fuerza a cada zancada, pero perdiendo impulso sin remedio.Sé que iba al límite de sus fuerzas y que no podría hacerlo por más tiempo.Pronto debería tomar las riendas y probablemente deteneme.Aún sentía el penetrante olor de la sangre en mis fosas nasales, y en mis ojos perduraban las imágenes de lo que me encontré al regresar a la casa…Salieron de la nada, no los olimos ni oímos al llegar y las alarmas, misteriosamente, no sonaron.Todavía no logro comprender cómo, ni por qué.Esas alarmas, sumadas a los centinelas, por generaciones habían convertido al nuestro en un territorio inexpugnable. Evadieron a nuestros guardias sin mayor dificultad y un grupo de ellos entró a mi hogar… no quedó nadie. Quisiera haber podido detenerme a llorar.No dejaron absolutamente a nadie con vida, o de una pieza..Sólo el tibio líquido r
Nadie conocía su pasado, pero, de algún modo, había logrado escalar hasta la cima del mundo corporativo, ella, una mujer con la que todo era misterio.Y, para generar aún más susceptibilidad, no dirigía cualquier empresa, sino aquella más grande y competitiva del ambiente, aquella tan seductora y difícil: la del perfume.Era extranjera en ese país, pero aunque el enigma que la rodeaba era atractivo, nadie, nunca, se atrevería a preguntarle a Selena Wolf de dónde venía y cómo era su familia.Tenía un olfato único para los negocios, de eso no había ninguna duda, y parecía haber devorado, casi literalmente, a toda su competencia. Por eso mismo, no confiaba en nadie.Por eso mismo, su última asistente temblaba frente a ella como una hoja, lívida como el papel.-Susan, había una sola persona en toda la empresa que tenía acceso a la fórmula de mi fragancia en desarrollo… ¿sabes lo que eso significa?La joven no podía ni mirarla a los ojos.Selena era alta e imponente, con un cabello castañ
Toda su vida había perseguido una utopía. Una obra maestra que fuera su mejor creación.Era joven, pero ambicioso y lleno de vigor, luego de todo lo que había sufrido.No encajaba en el mundo que lo rodeaba y eso probablemente podría adjudicárselo a su orfandad.Crecer en ese orfanato horrible, sufriendo además el acoso de sus compañeros por tener un aspecto pálido y débil, lo había vuelto más reservado.Sabía que era diferente a los demás, podía sentirlo en lo más hondo de su ser.Pero, al llegar a la adolescencia, ya no le importó. Y todo cambió.Ahora era alto y bien formado de ojos y cabello profundamente negros, así que pronto dejaron de molestarlo tanto, lo suficiente como para sumergirse en sus propios intereses y aficiones, empezando por la química. Pronto se dio cuenta de que debía explotar además esas cualidades de líder nato que los deportes despertaron en él, y también estudió una carrera empresarial.Siempre curioso, siempre buscando más.Por sobre todo, anhelante de pod
Selena evaluó el cumplido, mirándolo directamente a los ojos.Intentaba descifrar si era un hipócrita buscando caerle bien, o si sus palabras eran honestas.De los falsos amigos estaba agobiada, y sin duda podía apreciar la sinceridad en un momento como éste. Decidió, mirando la oscuridad de sus ojos, que estaba siento honesto.Y eso le agradó. Necesitaba esa tranquilidad.Por supuesto, era más que consciente del peligro que representaba para ella contratar a Gabriel para un puesto en el que estarían en contacto continuamente, aunque podría encontrar el modo de disminuir esos contactos al mínimo, viéndose las caras en ocasiones estrictamente necesarias. Pero, por otro lado, ahora que lo tenía allí, frente a frente, sintiendo cómo sudaban las palmas de sus manos y el aroma potente y a la vez sutil de los cedros y las magnolias de un bosque húmedo que le hacía casi imposible no abalanzarse a él y reclamarlo, parecía titánica la tarea de renunciar a su presencia.Lo quería cerca, aunq
Gabriel estaba en su oficina concentrado en los expedientes, cuando percibió nuevamente el aroma que lo estaba enloqueciendo.Luego, escuchó su voz saludando a Carol.Esperó a que tal vez la señora Wolf golpeara la puerta para confirmar su presencia, pero la sintió detenerse un instante en su puerta, para luego continuar su camino.Pasaron incluso un par de horas más, en las que ella parecía ignorarlo."No seas ridículo, Gabriel", se dijo a sí mismo, "está trabajando. Concéntrate en lo tuyo".Si fuera un empleo común, con un jefe común, no sería raro.Cada uno en lo suyo y con el contacto limitado a lo formal. Pero no tenía sentido engañarse. Deseaba verla de nuevo, quién sabe por qué absurda razón. Selena supo que él había aceptado el trabajo apenas llegó a su piso. No necesitaba confirmarlo.Pero ya había decidido su estrategia de supervivencia: mantener la distancia.Le preocupaba más su fórmula robada, así que llamó a un detective que parecía bien calificado y habló rápidamente